Intransigencia en historia, veneno para el futuro

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La intransigencia en la historia no sólo le cuesta al futuro de Japón, sino también al de la región e incluso al del mundo. Un país que no reflexiona profundamente en su pasado, en particular en los períodos manchados por las atrocidades y la sangre, difícilmente ganará el respeto de las demás naciones.


La intransigencia en la historia no sólo le cuesta al futuro de Japón, sino también al de la región e incluso al del mundo.

Un país que no reflexiona profundamente en su pasado, en particular en los períodos manchados por las atrocidades y la sangre, difícilmente ganará el respeto de las demás naciones.

La imagen de un país debe construirse no sólo a partir de su propia percepción, sino también por el juicio realizado por los demás. ¿Porqué han criticado varios países a Japón por su reflexión de la historia de la Segunda Guerra Mundial? ¿Por qué algunas economías están dispuestas incluso a sacrificar oportunidades de negocios antes de recibir una disculpa sincera por parte de Japón?

Las repetitivas visitas de importantes políticos japoneses el Santuario Yasukuni, el cual rinde honor a criminales de guerra, entre otras personas, ha amargado de forma constante las relaciones entre Japón y sus vecinos asiáticos, incluyendo a China.

China planea conmemorar en septiembre su victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa, una parte vital de la guerra mundial contra el fascismo.

Además de utilizar las conmemoraciones para recordar a los 35 millones de chinos que fueron asesinados o heridos por los invasores japoneses, China simpatiza con el pueblo japonés que también sufrió mucho la expansión militarista y sus graves consecuencias.

Las enormes pérdidas y las numerosas víctimas normalmente hacen que la gente aprecie la paz.

Entre más consciente esté el responsable de su culpa, la víctima puede sentirse más aliviada de su sufrimiento.

Eliminar el sentimiento antagonista desde adentro sería mucho más eficaz que simplemente enviar pacificadores al resto del mundo.

China no tiene la intención de derribar el orden internacional existente, establecido desde fines de la Segunda Guerra Mundial, o de crear uno nuevo.

Más bien, China defiende la actualización del orden vigente. El mundo ya no es monopolizado o manipulado por una o dos superpotencias. Un mayor espacio de existencia y desarrollo requiere el respeto y sinceridad mutuos en el mantenimiento de la paz.

Con la creación de una comunidad de destino común, China sigue reforzando los lazos con República de Corea y con los países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático, muchos de las cuales también fueron invadidos por Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, dijo que su gobierno invitará a China a los líderes de todos los países y organizaciones regionales pertinentes para las conmemoraciones de septiembre.

Con la puerta siempre abierta, China acoge la participación de «cualquiera que venga con sinceridad».