Japón debe explicar al mundo reserva de plutonio de grado para armas

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BEIJING, 18 feb (Xinhua) -- Si un país sostiene que se adhiere a los tres principios no nucleares, pero al mismo tiempo hace acopio de muchos más materiales nucleares de los que necesita, incluida una enorme cantidad de plutonio de grado para armas, el mundo tiene una muy buena razón para preguntar por qué.


BEIJING, 18 feb (Xinhua) — Si un país sostiene que se adhiere a los tres principios no nucleares, pero al mismo tiempo hace acopio de muchos más materiales nucleares de los que necesita, incluida una enorme cantidad de plutonio de grado para armas, el mundo tiene una muy buena razón para preguntar por qué.

Definidos por el primer ministro Eisaku Sato en un discurso ante la Cámara de Representantes en 1967, los tres pincipios no nucleares, parte importante del desarrollo pacífico de posguerra de Japón, establecen que Japón no producirá, poseerá ni permitirá la entrada de armas nucleares a su territorio.

No obstante, desde que el primer ministro Shinzo Abe asumió el cargo hace un año, se ha escuchado en diversas ocasiones el clamor de los conservadores de ala derecha de Japón en favor del desarrollo de armas nucleares.

Como firmante del Tratado de No Proliferación, Japón debe adherirse a sus obligaciones internacionales. Como la única víctima de ataques nucleares en la etapa final de la Segunda Guerra Mundial, debe entender claramente las terribles consecuencias de la proliferación nuclear.

No obstante, cinco décadas no han sido suficentes para que el país insular –donde algunos políticos desean, de manera abierta o privada, armas nucleares– devuelva 331 kilogramos de plutonio de grado para armas –suficiente para producir entre 40 y 50 bombas nucleares– que recibió de Estados Unidos durante la Guerra Fría.

Algunos expertos japoneses han señalado que, con la cantidad necesaria de materiales nucleares de grado para armas, su país sería capaz de desarrollar bombas nucleares dentro de un año.

Para incrementar la preocupación mundial, se dice que Japón también acumula más de 1,2 toneladas de uranio enriquecido y otras 44 toneladas de plutonio que evidentemente superan sus necesidades civiles.

La catástrofe ecológica y ambiental por el desastre nuclear de Daiichi en Fukushima en 2011, ha demostrado claramente que la superabundancia de materiales nucleares en realidad son bombas de tiempo para un país con actividad sísmica como Japón.

Además, almacenar más materiales nucleares de los necesarios también contraviene las regulaciones de la agencia nuclear, la Agencia Internacional de la Energía Atómica, que pide a los países mantener un equilibrio entre la demanda y el oferta de materiales nucleares.

La posesión en cierta forma obsesiva de materiales nucleares no es la conducta de un país responsable y confiable, como Japón se retrata a sí mismo entre la comunidad internacional.

No provoca otra cosa sino duda y sospecha a la ya de por sí volátil Asia del Este.

Si el gobierno japonés de verdad desea desempeñar un papel constructivo en pro de la estabilidad regional, debe explicar honestamente su renuencia al mundo y devolver los materiales nucleares almacenados lo más pronto posible. Después de todo, Abe y su gabinete ya han causado demasiados problemas a la paz y estabilidad regionales.