China está de vuelta en el escenario internacional y no solo como productora de mercancías que hace llegar a todos los rincones del planeta sino con el abanderamiento de un discurso y una estrategia singular y diferenciada. La emergencia de China como nuevo actor global plantea importantes disyuntivas y la resolución de los retos que plantea definirá el tono principal de las relaciones internacionales en el siglo XXI. La gestión de las tensiones en su vecindario inmediato y la consolidación de los acrónimos de diverso signo a los que ha dado vida en los últimos años y en los que se adivina su presencia dinamizadora indicarán la trascendencia efectiva de su emergencia.