En un reciente comentario publicado en The New York Times, el ex asesor estadounidense para la Seguridad Nacionale Zbigniew Brzezinski calificó la próxima visita en enero del presidente chino, Hu Jintao, a EEUU como “el encuentro sino-estadounindense de alto nivel más importante desde el viaje histórico de Deng Xiaoping, hace más de 30 años”.
Las intenciones de Brzezinski de mostrarse amistoso hacia China podrían resultar del agrado de muchos chinos, pero sus comentarios pronto fueron refutados como “rayanos en lo banal” por Stephen Yates, ex funcionario de la Casa Blanca bajo la presidencia de George W. Bush.
Para China, resulta poco menos que agotador mantener una amistad con su gran vecino del otro lado del Pacífico hoy en día. Las dos potencias están atestiguando un colosal volumen de intercambios comerciales, pero a pesar de ello, no logran esconder su desconfianza mutua.
Los medios informativos de EEUU no pierden oportunidad de calificar a China de “arrogante.” La primera potencia mundial insiste de continuo en su percepción de que China está preparándose en plan de revancha. Su despliegue de portaaviones cerca de China también genera una sensación de inseguridad entre los chinos.
La consabida argucia de “conmigo o contra mí” es frecuente apelativo para describir las relaciones globales entre las potencias. Sin embargo, es difícil aplicar tales estereotipos a la relación entre China y EEUU.
Este último no es obviamente un enemigo de China, sino un gran socio en el proceso de reforma y apertura de China, que lo asume además como referencia respetada para alimentar su progreso social.
Sin embargo, ¿puede China ver realmente a EEUU como amigo confiable y sincero? La respuesta parece escaparse entre los dedos cuando se evocan los recientes pasos estadounidenses en Asia.
Es importante mantener amistad con EEUU, pero es también necesario tener cuidado de los riesgos potenciales.
La comparación de fuerzas entre China y EEUU no ha cambiado: China sigue siendo la más débil. China necesita ganar más control, a la vez que pugna porque la relación bilateral no colapse. Para los políticos chinos esta no es tarea nada fácil.
La relación entre China y EEUU es más compleja que los lazos existentes entre muchos otros países a través de la historia, como en los casos del Reino Unido y Alemania, o entre EEUU y la ex Unión Soviética.
Con el fin de mejorar su relación con EEUU, es absolutamente importante que China mejore el nivel de vida de su población, a la vez que impulsa su proceso de reforma y apertura.(Pueblo en Línea)
07/01/2011