Aunque existe cierto dinamismo en las relaciones políticas sino-polacas, lo cierto es que el intercambio económico entre ambos estados todavía evoluciona lentamente. Es verdad que surgen más iniciativas de cooperación que hace una década, pero sus resultados aun no se reflejan en los indicadores económicos.
China es el primer exportador y el segundo importador en el mundo. Su saldo en materia de comercio exterior es positivo. Presenta una media de crecimiento anual del PIB en torno al 8%, siendo el cuarto país en el ranking global en esta categoría. Y mientras China mantiene una posición económica muy robusta, Polonia se sitúa en torno a la posición 21-25 en el ranking global respecto al crecimiento del PIB (2-4%), o en términos de participación en la exportación e importación global. En gran parte justamente gracias a China, Polonia experimenta un saldo negativo en su comercio exterior.
El socio económico más importante de China es la Unión Europea. Entre sus miembros, en 2012, Alemania, Holanda, la Gran Bretaña, Francia e Italia ocupaban las primeras posiciones. La participación de Polonia en su comercio exterior es casi imperceptible: representa el 0,60% en el ámbito exportador y el 0,11% en el importador.
Una cuarta parte de los productos exportados por Polonia se dirigen a Alemania. Otros destinos importantes de las exportaciones polacas son Gran Bretaña y la República Checa. Sin embargo, ya cuando se analizan las importaciones de Polonia, China ocupa la tercera posición, por detrás de Alemania y Rusia. Las estadísticas muestran que la participación de China en las exportaciones polacas es inferior al 1 por ciento, pero la participación en las importaciones ronda el 8-9%. Es una relación muy poco favorable para Polonia, profundizando su déficit en el intercambio con los mercados extranjeros.
Asimismo, esa irregularidad en la proporción se advierte al analizar la situación de otros países europeos. Por ejemplo, la República Checa importa de China el 11-12% del total de su importación y exporta sólo el 1%. Por su parte, Ucrania importa el 11% y exporta el 4%. Esta situación no deviene solamente del buen estado de la economía china, sino también de su política, por lo general muy prudente: es muy difícil entrar en el mercado chino. Existen muchas barreras para las compañías extranjeras con el objeto de proteger a la sociedad china de la amenaza de la pérdida del empleo. Posiblemente, esa política es una de las razones por las que China tiene una tasa de desempleo bastante baja, alrededor del 6%, cuando en Polonia, siendo uno de los países más abiertos a las inversiones extranjeras, es dos veces más alta.
Mientras Polonia se abrió poco después de iniciarse su proceso de transformación, que a menudo derivó en la eliminación de las propias marcas polacas del mercado nacional, China se prepara concienzudamente para afrontar la competencia que espera de las compañías extranjeras con más experiencia. Cuando las empresas chinas estén listas, abrirá su mercado. No obstante, por ahora no hay muchas posibilidades para incrementar el tamaño de las exportaciones a China. A partir de las evidentes barreras lingüístico-culturales, los empresarios polacos tienen que hacer frente a la falta de transparencia en la normativa legal, los procedimientos proteccionistas y anti-dumping, las reglas de estandarización y certificación, los requisitos financieros para los inversores extranjeros o el alto coste de la publicidad.
Por ejemplo, en la industria del automóvil, el inversor extranjero no puede poseer la mayoría del capital. En el sector de la construcción tiene que demostrar una larga experiencia para poder solicitar proyectos. Al fundar una empresa comercial con capital extranjero se debe tener en cuenta que los procedimientos de autorización son de larga duración. Esas barreras, junto con una oferta de productos más barata por parte de China, explica que actualmente existan 21 mil importadores desde China y sólo 2 mil exportadores polacos a ese país.
Sin embargo, recientemente se observa una mejora en la estructura de las exportaciones polacas a China. La participación de productos altamente procesados como máquinas o vehículos se incrementó en 6 puntos porcentuales. Entre las mercancías más exportadas a China se encuentran el cobre, productos químicos, aviones, caucho y los coches de bomberos. Entre los productos más importados a Polonia se puede enumerar ordenadores y piezas de ordenadores, teléfonos móviles, módems o dispositivos de memoria.
Respecto a la recíproca cooperación en materia de inversiones, últimamente se han incrementado las inversiones polacas en China en el sector minero, farmacéutico y químico para la construcción. El valor total de las inversiones polacas llegó a 150 millones de euros y las inversiones chinas en Polonia alcanzaron casi 250 millones de euros. La diferencia entre el capital invertido otra vez se puede explicar por las dificultades para entrar en el mercado chino. No obstante, lo revelador es que las inversiones chinas (realizadas principalmente en el sector de la electrónica) todavía están muy alejadas de las europeas y estadounidenses en el ranking de las inversiones extranjeras en Polonia.
Al referirnos a las inversiones chinas en Polonia no se puede pasar por alto el famoso caso de la autopista A2, que en teoría debería estar lista antes del Euro2012. Una empresa china, COVEC, ganó el concurso público en 2009 para la construcción de 50 kilómetros de la autopista entre Lódz y Varsovia, ofreciendo un precio a la baja. La colaboración sino-polaca fue un fiasco total. Los chinos no examinaron la documentación del proyecto y después se sorprendieron de la necesidad de construcción de pasos subterráneos para los animales (una de las exigencias de la Unión Europea). Se supone que desde el principio todo el proyecto estaba mal calculado, por lo que la insuficiencia de los recursos comprometidos era solo una cuestión de tiempo. En 2011 se rompió el contrato.
Los chinos ni sabían como se organizan los concursos públicos en Polonia ni como realizar proyectos, mientras que la parte polaca no tuvo en cuenta que debería ayudar a los chinos a profundizar en los estándares europeos de trabajo. Además, las negociaciones sobre la autopista estaban ´fuera del contexto´, porque cuando se hace un negocio con un socio como China, se debe ofrecer y ponerse de acuerdo sobre un paquete entero de emprendimientos compartidos. Quizá si los chinos tuvieran en perspectiva una colaboración de larga duración, la construcción de la autopista A2 no terminaría de esta manera. No obstante, habrá otras ocasiones para mejorar el modo de cooperación económica sino-polaca, especialmente en el sector energético y tal vez en las energías renovables.
Al examinar el futuro de las relaciones económicas sino-polacas, cabría apostar por una mejora y profundización progresiva. En marzo 2012, el Ministerio de Economía polaco puso en marcha una página web, Go China, en la cual se acumula información útil para las empresas que desean hacer negocios con China, para exportadores, importadores e inversores. En sólo un año, fue visitada por más de 320 mil usuarios de Internet. Lo que es más, existe una larga retahíla de áreas potenciales para la cooperación: la protección medioambiental, el intercambio turístico, la participación de las empresas chinas en proyectos de infraestructura en Polonia y la colaboración científica y técnica, en particular la investigación sobre el cambio climático, la biotecnología y la producción de alimentos sanos.