La necesidad urgente de reequilibrar la relación económica entre China y EEUU resulta más que obvia, según expresó el pasado jueves el Secretario de Comercio de EEUU, Gary Locke, al dirigirse a varios senadores de su país.
Con todo, el ahínco de Locke al solicitar mayor acceso al mercado chino y una nueva y más rápida evaluación del yuan, como panacea para los males económicos de EEUU, va por el camino errado.
Dado el actual clima político en EEUU, las posturas endurecidas contra China podrían servirle a Locke para convertirse en el primer chino-estadounidense en servir como embajador en China, pero si de lo que se trata es de mejorar la relación comercial entre las dos mayores economías del mundo, echar las culpas al otro será un recurso fallido.
El informe semestral sobre las políticas internacionales y tasas de cambio monetario que el Departamento de Hacienda de EEUU publicó el viernes, confirmó que China no está manipulando su moneda. Realmente hacía falta una conclusión tan realista. Pero por sí sola no despertará a los que en Washington han confundido la tasa de cambio de la moneda china con la varita mágica que impulsará las exportaciones de EEUU, ayudando así a reducir su actual déficit comercial y tasa de desempleo.
Como principal funcionario comercial de EEUU, Locke está en una posición privilegiada para admitir que los lazos económicos entre los dos países no pueden seguir caracterizándose por las concesiones de China a favor de EEUU.
Sin embargo, si el posible embajador estadounidense en China desea desempeñar un papel productivo en los esfuerzos de ambos gobiernos por reequilibrar sus economías para alcanzar el crecimiento sostenible, debe dejar, y cuanto antes mejor, de hacerse eco del pensamiento politizado, que suele culpar a otros por los problemas de EEUU.
Como mayor economía del mundo, EEUU está experimentando una recuperación de la crisis de desempleo que no resulta lo bastante robusta como para evitar que se abra un agujero enorme en sus finanzas públicas. Aunque parece seguro que el país tendrá, más tarde o más temprano, que dejar de decansar en el consumo, la vivienda y la deuda, para trasnitar hacia las exportaciones, la inversión y el ahorro, sus políticos siguen aún divididos, desafortunadamente, en el diseño de una hoja de ruta creíble para restaurar la sostenibilidad fiscal, así como el desarrollo económico sustentado por la creación de empleos.
La coincidencia del reequilibrio macroeconómico en China y EEUU no apunta necesariamente a una relación de causa y efecto, que hace de uno el requisito previo para el otro.
Pero lo que sí sería enormemente prometedor para los dos países, así como para el mundo, es que ambos puedan centrarse en apresurar un proceso de reformas domésticas dolorosas pero necesarias.(Pueblo en Línea)
30/05/2011