El pasado martes 22 tuvo lugar en Beijing la presentación de SinoLatin Capital, la primera empresa de capital riesgo especialista en inversiones, tanto privadas como institucionales, de China hacia los países latinoamericanos.
Al acto de presentación acudieron numerosos empresarios, tanto de China como de Sudamérica. La empresa, que tiene su sede en el distrito financiero de Shanghái, ofrece servicios de asesoría financiera y manejo de capital privado (private equity).
SinoLatin busca aprovechar las excelentes oportunidades que se han abierto desde que el Gobierno Chino anunciara su voluntad de hacer uso de sus reservas en divisas, las mayores del mundo, para apoyar y acelerar la expansión hacia el exterior de las compañías chinas.
De un tiempo a esta parte, las relaciones económicas entre el país asiático y Latinoamérica han ido creciendo, en especial durante los últimos años, en los que han despegado de forma espectacular.
Desde 2003, el comercio entre las dos regiones creció un 40 por ciento y en 2008 el volumen del comercio entre ambos alcanzó los 140 mil millones. Por su parte, la inversión extranjera directa acumulativa china en América Latina sobrepasó los 24 mil millones de dólares.
Y las previsiones de futuro apuntan alto. En febrero de 2009, China se convirtió en el segundo socio comercial más grande de Latinoamérica; es el principal mercado para las exportaciones de Brasil y Chile y el segundo para las del Perú.
Existen temores a que la creciente influencia china sobre la economía de la región pueda tener un impacto negativo en la industria manufacturera de los países de América Latina. Sin embargo, empresas del país asiático ya han invertido en el sector manufacturero latinoamericano, aportando beneficios a la economía local.
La mencionada Lenovo, el cuarto productor mundial de ordenadores personales, tiene negocios en México, mientras que las empresa automovilística Chery tiene una planta de producción en Uruguay que ha creado numerosos empleos.
Aparte del sector manufacturero, la empresas chinas también tienen intereses en otros sectores, como el petrolero, la minería o las infraestructuras.