Con el argumento de estar bajo control chino, el Canal de Panamá fue blanco de las primeras insinuaciones imperialistas de Donald Trump: «Recuperaremos el canal. No se lo dimos a China. Lo entregamos a Panamá y lo recuperaremos». Sorprendentemente, en pocas semanas, el conglomerado fundado por el multimillonario hongkonés de 96 años Li Ka-shing anunció la liquidación de la mayor parte de su negocio portuario mundial en favor de un consorcio liderado por BlackRock Inc, el gigante estadounidense de gestión de activos. Esa venta incluyó una participación en los puertos cercanos al Canal de Panamá. Trump celebró un acuerdo que despejaba la posibilidad de una intervención militar, que también estaba sobre la mesa.
Con esta operación, CK Hutchison vendería 43 puertos y 200 muelles de transbordo en 23 países, manteniendo instalaciones en China continental y Hong Kong, una pequeña parte de su negocio global.
Además, tras una reunión con el secretario de Estado, Marco Rubio, el presidente panameño Mulino informó a Beijing su decisión de retirarse del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, ocho años después de convertirse en el primer país sudamericano en unirse a él en 2017.
Cabe recordar que Hutchison obtuvo la concesión de los puertos de Balboa y Cristóbal en agosto de 1996, cuando todavía era una corporación británica y faltaba casi un año para que Hong Kong fuera devuelto a China. En ese momento, Panamá, al igual que otros estados vecinos, no tenía relaciones con Beijing y sí con Taipéi. La concesión se renovó en 2021, otorgando derechos de gestión hasta 2047.
Contrariamente a las simplificaciones de Trump, el canal no está controlado por China, y mucho menos por el ejército chino. De hecho, hay otras tres concesiones: una de PSA International, con sede en Singapur, otra del grupo taiwanés Evergreen, y una joint venture entre la estadounidense Carrix y las familias panameñas Motta y Heilbron.
Rivalidad sino-estadounidense
La presión estadounidense está directamente asociada a la preocupación por la huella china en el «extranjero próximo» de Washington en América del Sur, principalmente a través de las Nuevas Rutas de la Seda. No es sólo el Canal. En un claro mensaje a toda la región, los emisarios de Trump exigieron el cese de las relaciones con China con el abierto propósito de retener su menguante poder.
China ha calificado como un acto hegemónico la actuación de Estados Unidos, que utiliza descaradamente su poder para usurpar los derechos e intereses legítimos de otros países mediante la coerción. Según fuentes de Hong Kong, Hutchison temía terminar siendo víctima de las sanciones estadounidenses o enredarse en litigios y acabar en manos de jueces de ese país.
Preocupación en China: Li Ka-shing no es Ren Zhengfei
¿Por qué se transfirieron con tanta facilidad tantos puertos importantes? ¿Hay cálculos políticos detrás de este comportamiento comercial supuestamente neutral? El Canal de Panamá es una arteria vital para el transporte marítimo mundial (6% del comercio global) y sirve como una ruta crucial para el comercio entre China y las Américas.
China ocultó pobremente su descontento con la transacción. De hecho, la venta podría plantear riesgos a sus intereses relacionados con el comercio multilateral, ya que Estados Unidos podría intensificar sus acciones contra las industrias de construcción naval y transporte marítimo de China, así como contra la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Al obtener el control de varios puertos extranjeros podrían imponer impuestos significativamente más altos a los barcos chinos.
La noticia de la venta, en un contexto de agravamiento de las tensiones comerciales, supuso una llamada de atención para que las empresas tengan cuidado de qué lado se posicionan. No es casualidad que el «heroísmo» de Ren Zhengfei, fundador de Huawei, haya sido elogiado y durante mucho tiempo haya sido blanco de ataques por parte de Washington. O también ByteDance.
No es el caso del multimillonario Li Ka-shing. Nacido en el continente, huyó a Hong Kong durante la Segunda Guerra Mundial cuando era niño y siempre tuvo una relación complicada con el Partido Comunista aunque mantuvo relaciones cordiales con los dirigentes chinos, especialmente cuando la política de reforma y apertura requirió de muchos paños con Hong Kong. Estos vínculos se han deteriorado desde que el presidente Xi Jinping asumió el liderazgo del Partido en el otoño de 2012. Aunque Li se ha reunido personalmente con Deng Xiaoping, Jiang Zemin o Hu Jintao, nunca ha sido recibido por Xi. Alrededor de 2015, Li, ahora de nacionalidad canadiense, enfrentó críticas públicas por desinvertir en activos chinos. Muchos lo acusaron de ser un «empresario sin escrúpulos» y no comprometido con los intereses del país. La desconfianza en el poder financiero de CK Hutchinson se vio exacerbada por la postura pro-estudiantil del multimillonario durante las protestas de Hong Kong de 2019.
En este contexto, la decisión de vender activos portuarios sensibles a una empresa estadounidense no es una simple transacción comercial y todo apunta a un fortalecimiento de la estrategia de apoyo a los esfuerzos del gobierno estadounidense para obstaculizar el comercio con China. Se entiende por tanto que la operación sea analizada con lupa por los reguladores orientales y que la intenten hacer fracasar.
(Originalmente en gallego, en Nós Diario)