¿En qué consiste exactamente la relación sino-estadounidense? Tal parece que la respuesta a esta pregunta dirigirá en gran parte los destinos del siglo XXI. Pero la política global no tiene la sabiduría para contestar esta interrogante. En el orden del día de la visita dl presidente chino, Hu Jintao, sobresale el compromiso de redefinir la relación bilateral.
Todo indica que la ambigüedad de esta relación influyente tiene sobre ascuas al planeta en pleno, a punto de secuestrar las políticas de otros países. En ciertas cuestiones, tales como la península coreana, los dos se han mantenido atados a las demandas de otros.
En su condición de los dos países más influyentes del mundo, China y EEUU deben aclarar su relación, y dejar a un lado las especulaciones.
No es fácil dar a esta relación bilateral una definición clara, pero quizás se podría empezar por definir qué no es. El principio de la navaja de Occam, o de la parsimonia, nos enseña que a mayor exclusión de definiciones erróneas, más claras resultarán las acertadas.
EEUU ha estado procurando por todos los medios ubicar las relaciones con China, a las que el ex presidente Bill Clinton clasificó de sociedad estratégica constructiva.
Pero ha habido retrocesos en ese concepto desde aquellos días iluminados. La palabra “asociación” todavía se menciona, pero no se incluye ya en los documentos oficiales, en los cuales ha sido substituido por términos tales como “cooperación constructiva” o “partes interesadas.” Todo ello demuestra las dudas de EEUU para asumir a China como amigo.
¿Pero es China un enemigo de EEUU? El secretario de Defensa estadounidense Robert Gates indicó sin ambages que China no es un enemigo potencial de su país. Las tentativas de sembrar conflictos entre los dos países no han prosperado ni en EEUU ni en Occidente en general.
La visita de presidente Hu estará bajo escrutinio global. Sería una buena oportunidad de que Washington declare que China y EEUU no son enemigos hoy, y no lo serán en el futuro. Esta aclaración neutralizará muchas incertidumbres que puedan comprometer la estabilidad global.
Cualquier confrontación entre los dos países generará problemas difíciles de solucionar. Hacen falta acciones, no pura jerga diplomática, para demostrar que China y EEUU no son enemigos.
Pero las actividades recientes de EEUU, incluido el reforzamiento de alianzas militares con países vecinos de China, su apoyo a los exiliados políticos contrarios a China, sus ventas de armas a Taiwán, tienen a confundir al mundo en cuanto a sus intenciones verdaderas.
A menudo se dice que EEUU necesita a un enemigo estratégico para estimular su crecimiento. Preferimos pensar que eso es una broma. Y queda por parte de EEUU reírse con nosotros.(Pueblo en línea)
18/01/2011