BRASILIA, 15 may (Xinhua) -- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, visitará China la semana próxima para reforzar y consolidar la asociación de cooperación estratégica entre los dos países, centrada según su visión en tres pilares: la intensa relación comercial, la cooperación tecnológica y la actuación coordinada en foros internacionales.
En una entrevista por escrito a Xinhua, días antes de la visita que hará a Beijing entre el 18 y el 20 de mayo, el líder brasileño subrayó el importante papel que la asociación bilateral puede jugar en la búsqueda de salidas a la crisis financiera internacional.
Da Silva se mostró receptivo a la propuesta del Banco Central de China de crear una nueva moneda de reserva internacional.
Brasil cree que la propuesta de una moneda de reserva internacional alternativa puede ayudar a la mejora de la liquidez de los mercados, disminuyendo la volatilidad futura de los mercados así como la dependencia con relación al dólar. Se hace necesaria, entretanto, una mayor coordinación internacional en lo que toca a las tasas de cambio, apuntó.
Para enfrentar la retracción del comercio, el líder brasileño aboga por la reanudación de las negociaciones de la ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El mandatario también adelantó que propondrá a su homólogo chino, Hu Jintao, mecanismos para diversificar el intercambio e incluir más productos con valor agregado en las exportaciones brasileñas, estimular las inversiones chinas en Brasil, y profundizar la cooperación en alta tecnología.
En este último aspecto, se debe reforzar el programa Satélite Chino Brasileño de Recursos Terrestres (CBERS, por la sigla en inglés) e iniciar nuevos proyectos conjuntos en biocombustibles y biotecnología, añadió.
Ambos países reforzarán, subrayó, la coordinación que mostraron durante la Cumbre del G-20, en Washington (noviembre de 2008) y Londres (abril de 2009), para acelerar la reforma de las instituciones financieras internacionales.
«En el momento actual de quiebra de los paradigmas económicos clásicos, la fuerza de nuestras economías nos habilita a contribuir de forma decisiva para la construcción de un sistema de gobernanza global más equitativo y sustentable», enfatizó.
Para el líder brasileño, la asociación de cooperación estratégica con China iniciada en 1993 puede servir para impulsar cooperaciones más amplias con otros países emergentes.
Nuestra asociación en el campo tecnológico y a favor de la reforma de las instituciones de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), en particular, apunta para el papel que la asociación Brasil-China puede jugar en la conformación de una nueva geografía económica, tecnológica y comercial en el siglo XXI, señaló.
Sobre las relaciones económicas con China, hoy el principal socio comercial de su país, Da Silva reiteró el interés de Brasil de complementar las exportaciones de materias primas con productos manufacturados.
Brasil cree que más espacio para la exportación de productos brasileños de mayor valor agregado traería mayor equilibrio y sustentabilidad al comercio bilateral. Por otro lado, queremos que China compita en el mercado brasileño con base en la calidad y en agregar valor tecnológico y no simplemente con base en el precio bajo, explicó.
Contribuirían para ello, puntualizó, inversiones chinas en Brasil para la producción de bienes de alta tecnología, como es el caso de inversiones brasileñas en China, por ejemplo, la fábrica de aviones Embraer en Harbin.
Brasil considera que el principal efecto de la crisis financiera internacional ha sido en el comercio, por lo que es necesario que los gobiernos de todo el mundo tomen medidas para regular las finanzas y sustentar la demanda, agregó.
Lo prioritario es procurar mantener los flujos comerciales, apoyando financieramente a los socios y utilizando al FMI como instrumento de apoyo a los países deficitarios. Eso requiere preservar la demanda doméstica y coordinar internacionalmente la regulación financiera, para impedir un nuevo agravamiento de la crisis, afirmó.
Tenemos motivos para un optimismo prudente. Las distancias son pequeñas y tenemos señales de la nueva administración de los Estados Unidos, uno de los principales ejes de resistencia, de que podrán estar preparados a retomar las tratativas en un plazo relativamente corto, explicó.
Acerca de la nueva etapa abierta por la llegada del presidente Barack Obama a la Casa Blanca, consideró que su disposición de ampliar la agenda en la relación con América Latina más allá de los temas tradicionales -comercio, drogas y seguridad- es motivo de optimismo.
El acuerdo para ampliar los recursos a disposición del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), resaltó, es una señal positiva en esa dirección.
Recordando la vocación integracionista de Brasil en América del Sur, donde juega un papel central en el fortalecimiento y desarrollo institucional de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), Da Silva evaluó que China puede ser una influencia favorable en ese proceso.
Destacó que la fuerte presencia económica y comercial china en la región constituye un factor de aceleración de la integración del continente a la economía mundial.
Por otro lado, la experiencia que China ya tiene en sus esfuerzos de integración y coordinación regional y subregional en el sudeste asiático ciertamente podrá aportar valiosas lecciones para el ejercicio en curso en América del Sur, consideró.