Los importantes diálogos entre China y Estados Unidos que tendrán lugar la próxima semana serán ocasión fundamental para que las dos potencias mundiales superen obstáculos e impulsen sus relaciones bilaterales con paso firme.
Funcionarios de alto nivel de China y Estados Unidos se reunirán el martes y miércoles en Washington D.C. para los séptimos Diálogos Estratégicos y Económicos China-Estados Unidos (DEE) y las sextas Consultas de Alto Nivel China-Estados Unidos sobre Intercambio entre Personas (CIP), para discutir asuntos que van desde seguridad hasta economía e intercambios entre personas.
Las dos plataformas ayudarán a crear condiciones favorables para la visita de Estado del presidente de China, Xi Jinping a Estados Unidos en septiembre.
Aunque ha habido progreso en las relaciones entre China y Estados Unidos desde que Xi y Barack Obama acordaron desarrollar un nuevo modelo de relaciones entre grandes potencias en su primera cumbre en junio de 2013, aún hay asuntos espinosos entre las dos partes.
Estados Unidos ha intervenido en el asunto del Mar Meridional de China en repetidas ocasiones recientemente. China se opone con firmeza a ello y reitera que Estados Unidos no es parte en las disputas del Mar Meridional de China, las cuales son entre China y otros reclamantes y deben ser manejadas por los directamente involucrados.
China y Estados Unidos deben darse cuenta que el objetivo de sus nuevas relaciones es una estratégica elección para ambas partes y requiere inquebrantables esfuerzos a pesar de los retos. Las partes tienen más incentivos para impulsar la comunicación y la cooperación que las diferencias que tienen.
En 2014, el comercio bilateral superó los 550.000 millones de dólares. China y Estados Unidos son mutuamente el segundo mayor socio comercial.
El número de chinos que viaja a Estados Unidos y de estadounidenses que viaja a China es superior a 10.000 cada día.
Los más de 90 mecanismos de diálogo existentes entre China y Estados Unidos, incluidos lo DEE y las CIP, han garantizado buenos canales de comunicación, y para la solución de disputas en cierta medida.
Los jefes de los dos Estados han tenido fructíferas reuniones. Además de su primera cumbre en 2013, Obama visitó China en noviembre de 2014. Los dos lideres también se han reunido al margen de varias reuniones multilaterales. Sus conversaciones abordaron una amplia serie de asuntos y las reuniones directas ayudaron a impulsar el entendimiento y la confianza.
Los dos países han hecho contribuciones conjuntas para la recuperación económica mundial y han cooperado estrechamente para enfrentar retos globales como el terrorismo y la epidemia de ébola.
Además, tienen muchas similitudes: ambos son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y fueron vencedores en la Guerra Antifascista hace 70 años. Actualmente asumen la responsabilidad compartida de mantener la paz mundial y la estabilidad. Hay muchos asuntos internacionales o regionales que no se pueden resolver sin la participación conjunta de estos dos gigantes.
En resumen, China y Estados Unidos deben y pueden dejar que la cooperación prevalezca sobre la confrontación, y construir un nuevo modelo sin precedente de relaciones entre grandes potencias, que beneficien a los dos pueblos y al mundo en general.