¿Qué pasa entre China y África? César de Prado (凯撒·德·普拉多), investigador del Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad de Valladolid

In Análisis, Política exterior by Director OPCh

https://orcid.org/0000-0002-2210-1510

A finales de los años cincuenta la República Popular China (RPC) de Mao Zedong comenzó una notable proyección en África. La diplomacia era agasajadora. La radio y los libros rojos eran la principal fuente de propaganda ideológica. La ayuda al desarrollo incluía el envío de médicos y técnicos agrícolas y la recepción de estudiantes becados. Ya invertía y otorgaba enormes préstamos para infraestructuras (la principal fue un ferrocarril para que Zambia se conectara con Tanzania, otro país afín). Incluso ayudó a instruir en academias militares en Pekín y Nankín a líderes de insurgencias y movimientos revolucionarios de liberación colonial. A pesar de sus grandes necesidades de desarrollo doméstico, Mao consideraba que toda esa proyección era necesaria para hacerse ver como una mejor alternativa que la Unión Soviética, con la que había roto tras unos años de dependencia.

Con las nuevas generaciones de líderes chinos, las relaciones se encauzaron en la diplomacia, el comercio y la cooperación al desarrollo. Pero en los últimos años ha promovido también el ámbito de la cultura y algunos aspectos de seguridad. El contexto global es otra vez clave para explicar toda esa actividad.

La RPC ha desarrollado relaciones diplomáticas con los gobiernos de casi todos los países de África. Actualmente solo reconocen a Taiwán el pequeño reino de Eswatini (antigua Suazilandia) y Somalilandia (en Somalia). Las relaciones diplomáticas multilaterales dieron un gran salto con el primer Foro para la Cooperación entre China y África celebrado en Pekín en el año 2000.

Como es costumbre desde hace años, en el apacible mes de enero el ministro de asuntos exteriores de la RPC viaja a África. Qin Gang está estos días visitando Etiopía, Gabón, Angola, Benín y Egipto.  Comenzó su viaje en Etiopía, importante por su gran población, historia, crecimiento económico, posición geográfica y rol diplomático. En Addis Abeba prometió que la RPC apoyaría la reconstrucción de Etiopía, país devastado por conflictos que también afectaron a las grandes inversiones de la RPC, y desdeñado por muchos otros países. Además, mostró un apoyo estratégico a la Unión Africana, inaugurando un centro de prevención de enfermedades, y apoyando su ingreso en el G-20 ya que el continente cuenta desde 2020 con un acuerdo de libro comercio de gran potencial.

El crecimiento de la proyección económica de la RPC en África es contundente. La RPC es ahora el mayor socio comercial y de inversión de África. Para equilibrar un poco la balanza, en el último Foro de Cooperación China-África celebrado en noviembre 2022 la RPC prometió que el valor de las importaciones de África a China alcanzaría los 300 millardos de dólares para 2025.

La RPC financia competitivamente millardos de dólares en infraestructuras.  Algunas dan problemas para los países receptores (por ejemplo, en Kenia), pero no parece que la RPC esté avanzando una estrategia generalizada de atrapar África con deuda.  De hecho, a veces ‘regala’ sedes políticas emblemáticas. Además del edificio del centro de prevención de enfermedades antes mencionado, la RPC construyó gratis la sede del secretariado-comisión de la Unión Africana, inaugurado en 2012 y valorada en unos 200 millones de dólares. Otra millonada similar implicó la donación de la sede del parlamento de Zimbabue terminada en mayo 2022. Y en diciembre 2022 la RPC anunció la construcción ex gratia del secretariado de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Ecowas) en Nigeria, aunque solo desembolsará unos 30 millones de dólares.

Naturalmente la RPC busca rendimientos económicos, por lo que promueve el transporte intercontinental de sus productos por vías de ferrocarril y puertos. Unos ejemplos deberían de bastar para concienciarnos de lo que está pasando a nuestro alrededor. En enero del 2022 Marruecos se convirtió en el primer país del norte de África en firmar un acuerdo con China para la implementación conjunta de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.  En octubre del 2022 se inauguró la línea de transporte ferroviario-marítimo Chengdu-Europa-África para transportar carga en tren hasta Hamburgo y luego en barco hasta Casablanca, es decir, obviando la península ibérica.

No obstante, el creciente papel de la RPC en el ámbito de la seguridad en África no es desdeñable. La RPC ha aportado desde hace muchos años cascos azules a operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en varios países africanos.  Pero recientemente también está sentando bases militares propias. La primera se inauguró en Yibuti en 2017, y la prensa norteamericana anunció en diciembre 2021 que la RPC planeaba construir una base naval en Guinea Ecuatorial, lo que si llegara a producirse sería su primera base militar en el Atlántico, aunque parece que los Estados Unidos no dejará que eso pase. Mientras, en su primer esfuerzo de mediación, la RPC convocó en junio del 2022 en Addis Ababa una conferencia de paz, buena gobernanza y desarrollo en la comisión-secretariado de la Unión Africana para intentar resolver conflictos en el Cuerno de África con un enfoque alternativo a occidente, lo que denota un cambio lento pero significativo de su tradicional política de no injerencia en los asuntos internos de otros países.

La proyección cultural de la RPC también merece una mención. Docenas de Institutos y aulas Confucio están operan por todo el continente. ¿Cuántos africanos que pensaban en estudiar lenguas europeas han acabado eligiendo estudiar chino mandarín?

Como en la época de Mao, todo eso ocurre en un complejo contexto global. La creciente y variada proyección de la RPC en África está potenciando un amplio interés por África de otras potencias.  Montpellier fue en noviembre 2021 escenario de una novedosa cumbre Francia-África con participación de gobiernos y sociedad civil.  Un mes después, Turquía celebró en Estambul su tercera cumbre con muchos líderes africanos para tratar temas de desarrollo y seguridad.  En febrero del 2022 la Unión Europea celebró su sexta cumbre con la Unión Africana anunciado más apoyo y cooperación.  En agosto Túnez fue la sede de la octava conferencia internacional de Tokyo-Japón de desarrollo africano que reunió a muchos representantes de países y organismos internacionales para acrecentar lazos económicos y sociales.  Tras años de desinterés por parte de los Estados Unidos, en diciembre del 2022 el presidente Biden reunió en Washington a 49 líderes africanos y se comprometió a apoyar la democratización del continente y la visión de desarrollo de la Unión Africana.  San Petersburgo se prepara a albergar en julio la segunda cumbre Rusia-África.

Muchos países de Iberoamérica que podrían prestar más atención al pujante continente africano tienen ahora oportunidades de sopesar los beneficios de las proyecciones de las RPC y de otras potencias para buscar sinergias y ayudar a desarrollar África de una manera más sostenible. Por ejemplo, en abril de 2020 la RPC lanzó una agenda de ayuda e inversión de la ‘Nueva Ruta de la Seda de la Salud’ que buscaba extender la Iniciativa de la Franja y la Ruta euroasiática-africana a una serie de proyectos en los trópicos latinoamericanos.  ¿Son este tipo de proyectos factibles y relevantes para Iberoamérica, o esta debería de potenciar otros tipos de acciones con otros socios?