"La amistad íntima acorta las distancias." Este viejo refrán chino fue citado repetidas veces por los líderes y expertos chinos al referirse a las relaciones bilaterales entre China y América Latina.
«La amistad íntima acorta las distancias.» Este viejo refrán chino fue citado repetidas veces por los líderes y expertos chinos al referirse a las relaciones bilaterales entre China y América Latina.
Gracias a la globalización y a la libre circulación de mercancías, el volumen del comercio bilateral entre estos dos mercados ha experimentado un constante crecimiento durante las últimas décadas, de tal manera que China y América Latina se ven cada vez más cercanas tanto materialmente como psicológicamente.
Los números lo dicen todo. En el año 2000, el comercio bilateral sino-latinoamericano rebasó por primera vez el umbral de los 10.000 millones de dólares, y desde entonces, el crecimiento se ha mantenido en más de un 30 por ciento. En 2012, el comercio bilateral alcanzó un nuevo récord, situándose en 261.200 millones de dólares.
China se ha convertido en el segundo mayor socio comercial de América Latina, con la cual ha desarrollado una cooperación integral, amplia y a múltiples niveles.
Sin embargo, el imparable acercamiento de América Latina a China y la creciente influencia china en América Latina y en otras regiones del mundo, suscitan gran preocupación entre algunas potencias occidentales.
En este contexto, el llamado «neocolonialismo chino» y la «amenaza china» se han utilizado con el objetivo de calumniar a China, tachándola de ejercer el colonialismo económico y saquear los recursos naturales de América Latina.
Tales críticas son inadecuadas e infundadas. La composición del comercio entre China y América Latina es el resultado de la selección del mercado, además de reflejar la ventaja comparativa de mercancías de distintos países en el comercio internacional.
En esta disposición no existe obligación alguna ni motivos políticos. Algunos países imaginan y analizan los comportamientos chinos de acuerdo con su propia lógica de acción, causa por la cual extraen conclusiones equivocadas.
En el libro «China, América Latina y el Caribe: Hacia una relación económica y comercial estratégica», la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas indica que la vigorosa demanda de materias primas por parte de China ha sido una fuerza crucial para que las naciones latinoamericanas lograran resistir la crisis financiera internacional.
«La demanda china ha salido al rescate de las exportaciones latinoamericanas», resalta la institución regional del sistema de la Organización de Naciones Unidas.
La alta complementariedad comercial entre China y América Latina es el resultado de las características económicas de cada parte en un período concreto. Sin embargo, la falta de sostenibilidad de este modelo ha empezado a llamar la atención de China y de América Latina. Los productos chinos han sido siempre blanco de medidas proteccionistas en América Latina.
En la época posterior a la crisis, tanto China como los principales países latinoamericanos, tales como Brasil, México y Chile, están viviendo una desaceleración de su crecimiento económico de distintas magnitudes. La rehabilitación de la estructura industrial e incluso la reestructuración económica, que depende de las situaciones particulares de cada país, están a la vuelta de la esquina.
El primer ministro chino, Li Keqiang, ha afirmado repetidamente que la economía china ha llegado a una etapa crucial, en la que solamente la transformación y la modernización pueden garantizar el desarrollo sostenible.
La recién clausurada Tercera Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del Partido Comunista de China ha perfilado un mapa de ruta hacia la transformación y la modernización.
En concreto, el comunicado emitido a la clausura del cónclave apunta que la reforma en los sistemas económicos constituye el punto clave de la profundización integral de las reformas, mientras que hay que garantizar un papel «decisivo» del mercado en la asignación de recursos.
Anteriormente, el mercado había sido definido como un rol «básico» desde que el país decidiera construir una economía de mercado socialista en 1992. El cambio de términos, de «básico» a «decisivo», muestra la determinación del gobierno chino de transformar las funciones del gobierno, y de dejar que el mercado ejerza un mejor papel de autorregulación.
Bajo tal orientación, cabe prestar especial atención a tres puntos que menciona el comunicado, aplicables al futuro de la cooperación comercial entre China y América Latina: la transformación del modelo del desarrollo económico, el impulso de la sostenibilidad del desarrollo económico, y la mejor combinación de las estrategias de «atraer» y «volverse global» dirigidas a las inversiones.
En primer lugar, China desea transformar el modelo impulsado por la inversión y la exportación hacia un modelo impulsado por el consumo. El rápido crecimiento de la clase media, que alcanzará los 600 millones de habitantes a finales de 2020, y su alta demanda de productos de mejor calidad coincide con los esfuerzos de países latinoamericanos de diversificar sus exportaciones.
En segundo lugar, China aspira a modernizar los sectores económicos con apoyo de innovaciones tecnológicas y desarrollar vigorosamente la industria de servicios. Con el éxito de este proceso y un aumento de la exportación de mercancías de alto valor añadido, el comercio bilateral sino-latinoamericano dejará de ser interindustrial y se tornará en un comercio intraindustrial, disminuyendo la competencia de productos homogéneos, de tal manera que ambos llegarán a formar parte de una cadena industrial interregional que beneficiará a todos.
En tercer lugar, el gobierno chino alienta a las empresas chinas a invertir más fuera del país. América Latina es uno de los principales destinos de las inversiones chinas, lo cual podrá aprovechar para mejorar sus infraestructuras y avanzar sus reformas económicas en marcha.
Sin duda, la nueva oleada de reformas económicas consolidará los fundamentos del desarrollo comercial entre China y América Latina hacia una mayor inversión y una mejor composición del comercio.
Unas relaciones sino-latinoamericanas sanas, sostenibles y eficientes serán la mejor refutación contra el llamado «neocolonialismo chino» y se convertirán en un brillante ejemplo de la Cooperación Sur-Sur.