El interés estratégico hará que China se aproxime a América Latina, como parte de la búsqueda común del desarrollo bajo un nuevo orden global.
Las relaciones entre China y América Latina han atestiguado un “notable salto adelante” desde principios de siglo, factor que ha codyuvado a la consolidación de una política internacional multilateral. La visita de presidente Hu Jintao al Brasil indica que el Gobierno chino tiene entre sus prioridades promover las relaciones con esa región geográfica, considerándolas importantes desde el punto de vista estratégico.
A la par que prospera su economía y crece su influencia en la arena internacional, se amplían los intereses económicos de China. En consecuencia, sus intereses estratégicos se trasladan de áreas adyacentes a otras latitudes más lejanas. América Latina, como mercado emergente crucial, también tiene intereses cada vez mayores en China.
A pesar de las fricciones comerciales que se han producido entre ellas, China y América Latina, en medio de una dramática realineación de potencias internacionales en la era de la post crisis financiera, se pueden apoyar mutuamente en el plano estratégico. Apegadas a un objetivo de desarrollo económico común, ambas pueden explotar más a fondo el potencial derivado del comercio complementario y las relaciones comerciales.
Desde un punto de vista geopolítico tradicional, China y América Latina están alejadas por una distancia geografía que en apariencia les impide ser socios naturales. De ahí que la importancia estratégica mutua se haya pasado por alto durante mucho tiempo.
Pero en estos últimos años se han estrechado las relaciones económicas y los efectos del expansivo desarrollo económico de China se han extendido a América Latina, lo que ha redundado en una gran aproximación mutua de intereses. Desde la perspectiva de la política internacional, América Latina es una potencia emergente que puede propulsar el mundo hacia la multipolarización.
América Latina también se ha convertido en un pilar de crecimiento cuyo centro se ubica en Brasil y posee el potencial para cambiar la estructura internacional en el hemisferio occidental. Además, Venezuela, Argentina y Chile son potencias que pueden influir sobre los asuntos regionales e internacionales.
China ha establecido sociedades estratégicas o sociedades cooperativas completas con las potencias regionales, ha incrementado la capacidad para manejar las relaciones bilaterales y fomentado la institucionalización de relaciones. China también está desarrollando relaciones bilaterales más equilibradas y maduras con los países latinoamericanos.
Cuando los terremotos devastadores estremecieron a Haití y Chile, China se mostró imparcial en el ofrecimiento de ayuda humanitaria, aunque Haití no mantiene relación diplomática alguna con China, mientras que Chile fue el primer país en Suramérica que estableció lazos diplomáticos con el país asiático.
China necesita asumir sus intereses en América Latina a un nivel estratégico. Los cambios en la estructura internacional, impulsados por la crisis financiera global, han generado nuevos intereses estratégicos para China en América Latina. Estos intereses no son simplemente las necesidades de recursos naturales de un país en acelerado crecimiento, sino la influencia cada vez mayor de la economía china en esta región. Las condiciones están maduras ya para que China desarrolle “puntos estratégicos” en la región, lo que traería aperejadas numerosas ventajas.
Primero, los países latinoamericanos, especialmente las potencias regionales con capacidades nacionales en despunte, están ansisosas por diversificar sus relaciones exteriores. En segundo lugar, el acelerado desarrollo de China la hace más atractiva a los ojos latinaomericanos. Tercero, dada la cada vez más acentuada impopularidad de la hegemonía de EEUU en el hemisferio occidental, América Latina está reajustando sus relaciones con el coloso del norte.
Cuarto, las potencias emergentes en la región, con Brasil a la cabeza, se muestran activas en la arena internacional y equilibran el poder de atracción inserto en la hegemonía tradicional. En fin, los intereses estratégicos de China en América Latina son estimulados por el cambiente orden internacional.
Es menester admitir que la ayuda de China a América Latina y las importaciones desde la región son asimétricas. A la hora de consolidar y ampliar los lazos diplomáticos de China en la región, se percibe un desequilibrio en la disponibilidad de recursos diplomáticos y en las ganancias derivadas de los intereses económicos del país asiático.
Por ejemplo, los países caribeños que tienen relaciones diplomáticas con China son importantes destinos de ayuda. En contraposición, la asistencia china a Perú, Ecuador, Venezuela y Chile, desde los cuales China importa cada vez mayores cantidades de recursos naturales, resulta escasa.
Para los sectores en los cuales China y América Latina son complementarias, las ventajas del comercio y la inversión son evidentes y podrían extenderse a otras partes de la sociedad. Pero en los sectores donde China y América Latina están compitiendo entre sí, las exportaciones chinas han representado presión para varios países en la región. La ayuda puede ser un medio de compensar a esos países.
No obstante, las relaciones culturales han marchado a la zaga del desarrollo de los lazos comerciales. Debido a la distancia geográfica y las diferencias culturales, la población de China y América Latina no han logragdo un profundo conocimiento mutuo.
La perpeción que de China se tiene en América Latina es un dilema: Por una parte, los latinoamericanos piensan que la inversión y el comercio con China pueden beneficiar su desarrollo. Por otra parte, hay dudas, e incluso miedo, al crecimiento de China. Es por lo tanto urgente promover la comunicación entre los pueblos.(Pueblo en Línea)
19/04/2010