La política exterior china en tiempos de la reforma y apertura que se inician en China a finales de los años setenta del siglo pasado, ha estado marcada por los dictados de modestia y prudencia enunciados por Deng Xiaoping a finales de los ochenta, aconsejando darse un tiempo para reforzar el poder, huyendo de la precipitación. Deng resumía su pensamiento en cuatro ideas principales: evitar ponerse a la cabeza o participar en cualquier tipo de alianza apostando por la neutralidad; evitar las fricciones y controversias en los asuntos políticos mundiales, permaneciendo al margen aunque sin dejarse nunca humillar, incluso, de ser necesario, soportando pequeñas vejaciones y aceptando compromisos en asuntos menores; concentrarse en el desarrollo económico; desarrollar relaciones amistosas con todos los países, evitando la obediencia o adscripción a una ideología.