La Iniciativa de la Franja y la Ruta, anunciada por el presidente chino Xi Jinping en 2013, es uno de los proyectos de mayor envergadura del gigante asiático y de mayor trascendencia en el plano global. Abarcando a más de 60 países, ambiciona establecer una densa red de infraestructuras de comunicación y transporte que fortalecerá las relaciones entre China y Europa, así como con el resto de Asia, Oriente Medio, África, y otras regiones del mundo mediante el desarrollo de varios corredores económicos, tanto terrestres como marítimos. El macroproyecto, que contempla la ampliación de las relaciones económicas y comerciales pero también políticas y culturales, ofrece oportunidades a quienes las sepan aprovechar.
España es un referente importante del trazado. El tren Yiwu-Madrid y los puertos del Mediterráneo constituyen manifestaciones de la presencia española en esta iniciativa que en apenas un lustro ha multiplicado su significación en la agenda global. Su implementación tendrá un impacto importante en las economías en vías de desarrollo pero también en las desarrolladas afectando de lleno a variables como la reducción de los costes de transporte. Recientemente, Puertos del Estado ha destacado que la Ruta de la Seda más rápida y económica pasa por España, por la localización estratégica del país, la competitiva oferta de los puertos y el desarrollo de infraestructuras terrestres como el Corredor Mediterráneo. Ello sin perjuicio de las inexploradas oportunidades que ofrece la fachada atlántica.
La propuesta china ofrece un marco complementario y de alcance para la internacionalización de la economía española amparada en una progresión sistemática y duradera de proyectos que sumarán varias décadas. No estamos ante una iniciativa efímera o de escaso recorrido sino que su sostenibilidad reforzará las oportunidades en una amplia área que acumulará en los próximos años los mayores niveles de crecimiento del PIB mundial.
La idea alentará los procesos de integración en Eurasia beneficiando de modo plausible al sector industrial y de producción de bienes de equipo. Por otra parte, acentuará la transformación interna del modelo productivo de China con gran impacto en los niveles de consumo de su pujante clase media. Toda una transformación en curso que obliga a incorporar de modo especialmente activo a China en la estrategia comercial de los países europeos y, muy especialmente, de España.
Socio relevante
China es el principal socio comercial y económico de España en Asia así como el primer destino de exportación en la región. En 2017, las exportaciones sumaron 6.257 millones de euros, con un incremento del 24,4 por ciento, si bien persiste el déficit comercial crónico y los volúmenes de exportación se hallan todavía lejos de otros países de nuestro entorno.
China es la segunda mayor economía del mundo, el primer exportador global de mercancías y el segundo importador. La importancia de este mercado para la economía española es indudable. Casi 15.000 empresas exportan a China y unas 600 más están implantadas en sectores como energía, automoción, servicios financieros, agroalimentario, etc.
España goza de buen crédito en China y es vista como un destino inversor atractivo. El turismo crece a ritmos anuales del 30 o 40 por ciento, favorecido por el aumento de las conexiones aéreas, en gran medida auspiciado por las aerolíneas chinas. Las relaciones culturales y educativas también crecen y se advierte una importante reciprocidad. Beijing optó por Madrid en 2012 para instalar uno de sus contados Centros Culturales en el exterior. En España residen más de 200.000 chinos.
Un Alto Comisionado
En Mayo de 2017, el entonces presidente Mariano Rajoy participó en Beijing junto a otros líderes internacionales en la puesta de largo de la iniciativa. Xi ofreció su discurso y Rajoy alabó la iniciativa. Pocos pasos explícitos se han dado desde entonces. La disposición proactiva escasea.
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez anunció la creación de Altos Comisionados para la Pobreza Infantil o para la Agenda 2030 de Naciones Unidas. La fórmula del Alto Comisionado brinda un mecanismo para planificar, impulsar, coordinar y acompañar las acciones diseñadas por los diferentes actores que pudieran contextualizarse en el marco de este proyecto. Una herramienta institucional así permitiría promover una mayor sinergia, cohesión, concertación y perspectiva, además de dotar de impulso y orientación a las políticas que pudieran adoptarse con este cometido.
A finales de este año, Xi Jinping visitará España. Las limitaciones derivadas del aumento de las tensiones comerciales e inversoras con EEUU aumentará el atractivo del mercado europeo. La creación de un Alto Comisionado para la Iniciativa de la Franja y la Ruta supondría un gesto político de gran alcance que granjearía simpatía pero sobre todo sería indicativo del nivel de interiorización de la oportunidad que representa dicha propuesta y de la firme voluntad de aprovecharla pasando de las anodinas declaraciones a las acciones.