BEIJING, 25 nov (Xinhua) -- ¡No debe restringir las exportaciones que nos envía! Para China, éste es un raro llamado del Occidente y el país estaría feliz de responder positivamente si los productos fueran neumáticos, calzado, tubos de petróleo o textiles. Pero no lo son.
Son materias primas. Las restricciones de China a las exportaciones de materias primas provocaron que Estados Unidos, junto con la Unión Europea y México, solicitaran a principios de noviembre a la Organización Mundial de Comercio (OMC) que estableciera un grupo de solución de disputas para que emita un fallo sobre la medida.
Los países y la UE sostuvieron que las restricciones distorsionaron la competencia e incrementaron los precios mundiales, lo que dio a las compañías chinas una ventaja injusta sobre los competidores extranjeros.
Entre las materias primas se encuentran bauxita, coque, espato flúor, magnesio, manganeso, metal de silicio, carburo de silicio, fósforo amarillo y zinc, que son usados en las industrias de acero, aluminio y químicos, y su producción generalmente causa una gran contaminación.
El gobierno chino rechazó la solicitud de establecer el grupo la semana pasada, al insistir en que las limitaciones están destinadas a proteger el medio ambiente y a conservar los recursos naturales no renovables.
Aquí planteamos dos preguntas, entre muchas otras: ¿Cómo puede ser que el Occidente pida a China que reduzca las emisiones de gases, por un lado, y por otro la culpa de restringir la exportación de productos altamente contaminantes? China no tiene abundancia de reservas subterráneas, ¿qué pasa cuando cierran sus propias minas pero piden a China que produzca?
China ha estado tratando de frenar la sobreproducción de materias primas y la contaminación durante años para crear una sociedad amigable con el medio ambiente y eficiente en recursos. De acuerdo con el Decimoprimer Programa Quinquenal (2006-2010), el gobierno ordenó controlar las exportaciones de algunos materiales que se caracterizan por el «elevado consumo de energía y alta contaminación».
Por ejemplo, China es el mayor exportador de coque del mundo y el volumen de exportaciones constituye 60 por ciento del comercio mundial de coque.
Al percatarse del precio que había tenido que pagar durante años de producción y exportaciones masivas de coque, el gobierno decidió imponer un arancel de 5 por ciento a las exportaciones de coque en 2006 y lo elevó a 40 por ciento en 2008 para reducir la contaminación.
Zhang Junsheng, un experto en comercio internacional de la Universidad de Negocios y Economía Internacionales, dijo que la contaminación en China se volvería más grave si el gobierno no hubiera toma medidas firmes para frenar la explotación de materias primas. También reducirá el avance mundial para las reducciones de emisiones.
El presidente chino, Hu Jintao, dijo en septiembre a los líderes del mundo en la cumbre de cambio climático de la ONU que China intensificaría los esfuerzos para desarrollar una economía ecológica, una economía baja en carbono y una economía circular. El prometió que el país emprendería acciones para reducir para 2020 las emisiones de dióxido de carbono por unidad de producto interno bruto en un «margen notable» con respecto a los niveles de 2005.
El gobierno también es presionado para que ofrezca metas de emisiones de gases productores del efecto invernadero en la próxima cumbre de calentamiento mundial en Copenhague en diciembre.
Al tiempo que piden más esfuerzos de China sobre las reducciones de emisiones, Estados Unidos y la UE están presentando quejas sobre la política de exportaciones de China.
La comisionada de Comercio de la UE, Catherine Ashton, dijo a principios de este mes que las restricciones de China a las materias primas dificultaron más las condiciones para las compañías en la UE en este clima económico.
Estados Unidos y la UE han estado tratando durante años de convencer a China de que elimine los aranceles impuestos a las materias primas o de que amplíe las cuotas de exportación para incrementar materiales más baratos a sus propios intereses.
Actualmente, China está profundamente preocupada sobre la cuestión del medio ambiente. Sin embargo, el Occidente desempeñó un papel de impulso a las emisiones de China al usar al país como una fuente barata de productos.
China no es el único país que limita la producción y exportaciones de materiales contaminantes.
Para propósitos medioambientales y para conservar sus propios materiales, los países desarrollados mantienen sus reservas de recursos naturales prácticamente intactas o cancelan la producción de materias primas al mismo tiempo que se basan en las exportaciones de los países en desarrollo para satisfacer sus crecientes necesidades.
Casi la mitad del consumo de petróleo en Estados Unidos, el mayor consumidor de petróleo del mundo, proviene de las exportaciones de otros países porque el país ha limitado la producción doméstica del hidrocarburo por razones estratégicas y medioambientales.
Estados Unidos también pidió un alto a la exploración minera en uno de los depósitos de tierras raras más grandes y abundantes del mundo en la instalación de Molycorp Minerals en Mountain Pass, California, en 2001, mientras que anhelaba exportaciones de tierras raras de China.
Japón depende de las exportaciones de carbón porque el país cerró todas sus minas de carbón para proteger el medio ambiente desde la década de los 60 del Siglo XX, a excepción de una que está en operación en Hokkaido para preservar las tecnologías. La producción doméstica de carbón llegó a apenas 600.000 toneladas en 2007, mucho menos que el récord de 50 millones de toneladas en la década de los 50 del Siglo XX.
La disputa sobre la exportación de materias primas de China aún no termina. Pero antes de plantear la cuestión ante la OMC por segunda ocasión, Estados Unidos, la UE y México necesitan presentar demandas más razonables y justificarlas mejor.