Los esfuerzos de China para participar en la gobernanza mundial han incluido la posibilidad de formar parte de distintos mecanismos de cooperación y, a la vez, proponer nuevos espacios de concertación. Entre estas “nuevas” ideas o estrategias sobresale “La Franja y La Ruta” definida como «una comunidad de futuro compartido para la humanidad». Cuando la Unión Europea (UE) es el mayor socio comercial de China, con los efectos de la crisis económica mundial iniciada en 2007, y tras la decisión británica de abandonar el proyecto comunitario europeo (Brexit), el vínculo entre China y Alemania apunta a la posible conformación de un eje euroasiático Beijing-Moscú-Berlín como nuevo polo hegemónico mundial, aunque la alianza chino-europea amenaza también a la UE con tendencias que ya se traducen en déficit comercial y debilitamiento industrial, mediante el proyecto de «la Franja y la Ruta de la Seda». La dimensión cultural de la Nueva Ruta de la Seda puede ser utilizada para atraer más seguidores hacia el proyecto, ya que existe una fuerte conexión del pueblo chino con su historia y sus culturas tradicionales, un hecho que ha sido y continúa siendo uno de los pilares de la identidad de esta milenaria civilización.
(El texto completo es accesible en el PDF adjunto. Esta ponencia fue presentada a la décima edición del Simposio Electrónico Internacional sobre Política China).