Xi Jinping: acortando distancias gracias al «sueño chino»

In Análisis, Política exterior by PSTBS12378sxedeOPCH

Xi Jinping, el nuevo líder de la política china, quien subió al poder el 14 de marzo de 2013, convirtiéndose en el nuevo Presidente de la República Popular China, ha querido cambiar el modelo geopolítico de su antecesor Hu Jintao.  Quiere transmitir una sensación de la sabiduría y la visión más allá de lo normal en una nueva frase  corta, de fácil recordación: «sueño chino», lema del Sr. Xi. Cambiando completamente la noción de gobierno, dando un importante giro en las frases de gobierno que mostraron sus antecesores,  desde el «concepto científico de desarrollo »  de Hu Jintao, y  la «triple representatividad» de  Jiang Zemin. En consecuencia, desde este nuevo juego de palabras, cabe explorar la nueva relación que tendrá Xi Jinping con su pueblo y con las demás naciones.

Como Secretario General del Partido, Xi Jinping es el líder de la política china, la cual está fundamentada en tres ejes principales: que son el partido, el ejército y el Estado. En consecuencia, Xi es el “hombre fuerte”,  que funge también como Secretario General del Partido Comunista y Presidente de la Comisión Militar Central.[1] El Sr. Xi, que lidera la segunda potencia mundial, fue Vicepresidente durante el Gobierno de su antecesor, Hu Jintao, y desde hace cinco años, en los círculos más cerrados del poder, se sabía que se convertiría en el nuevo heredero.

Las nuevas dinámicas del gobierno de Xi, donde el  “sueño chino” como lema busca ganarse la simpatía de la población, que aún se encuentra escéptica sobre el carisma del nuevo líder, y  busca hacerle frente al despilfarro del gobierno y la alta corrupción que afecta al país.  Ahora, es importante preguntarse de donde viene la frase “sueño chino”. Curiosamente, la primera vez que se habló de la posible nueva política de China fue en el diario New York Times, en octubre del 2012, cuando el columnista Thomas Friedman, se refirió a que el gobierno de Xi Jinping, buscaría que “China encontrara su propio sueño”, ya que la nueva clase media emergente, busca una prosperidad similar a la de los años 50 en Estados Unidos con el famoso “sueño americano”, y en este caso, en China, todos los ciudadanos tengan  «un gran coche, una casa grande y Big Macs para todos», entonces se necesitaría «otro planeta». En su lugar, instó al Sr. Xi para llegar a «un nuevo sueño chino que case con las expectativas de la prosperidad de las personas en concordancia con una China más sostenible.

Según Xinhua, la agencia de noticias del gobierno, el sueño chino «se convirtió pronto en un tema candente entre los comentaristas en el hogar y en el extranjero». Cuando el Sr. Xi comenzó a utilizar la frase, Globe, una revista publicada por Xinhua,  en una columna escrita por Zhang Ming, de la Universidad Renmin, manifestó que el Sr. Xi “puede haber usado deliberadamente el término como una forma de mejorar el diálogo con los Estados Unidos, donde sería fácilmente comprensible. Sr. Xi había visto el sueño americano de cerca, después de haber pasado un par de semanas en el año 1985 en una familia rural en Iowa”.

Este gran reto de la nueva visión de la política del nuevo gobierno, busca acercar a los nacionalistas, que conforman un importante número de potenciales votantes y que establecerían una esperanza de una China con cierta apertura democrática y donde el discurso se ha visto alineado a mejorar los indicadores ambientales en un país que quiere dejar de ser conocido como la “fábrica del mundo” y desea pasar a un nuevo estado de desarrollo donde la innovación y el consumo interno sean fuertes motores de su continuo desarrollo.  En su primer viaje al extranjero como presidente, cuya visita fue a Rusia, Xi estableció que el cumplimiento del sueño de China beneficiaría a todos los países. Sin embargo, en la geopolítica asiática este sueño se ve empañado por las tensiones con Japón, Vietnam y Filipinas sobre las reivindicaciones territoriales marítimas.

Tangencialmente, cuando el presidente Xi  evoca el sueño americano con su lenguaje, puede estar tratando de tranquilizar a una nueva clase media del país, un electorado que podría presentar un desafío poderoso al gobierno del partido si agudiza su descontento.  El actual gobierno  enfrentará  dificultades para vender la idea de que China puede ser «rico y fuerte» sin dejar de ser un Estado de partido único. De acuerdo con Zhang Qianfan, un jurista liberal en la Universidad de Pekín, «más de tres cuartas partes de la población, busca asociar el sueño chino con un sueño del constitucionalismo». Como respuesta, Jinping habla de la importancia de la constitución, pero no ha mencionado la figura del  «constitucionalismo», y ha evitado el uso de la palabra «libre» cuando  habla del “sueño chino”. Pero hablar del sueño del Sr. Xi siempre correrá el riesgo de agudizar el apetito para el cambio. Hace un par de semanas, más de 150 personas, muchos de ellos académicos prominentes, han firmado una petición para la plena aplicación de la Constitución que se lanzó en diciembre pasado.

Un nuevo horizonte: estrechando las relaciones con el continente americano

Con una importante gira por América, el presidente Xi Jinping dejó claro el cambio de estrategia en su política, estrechando vínculos a nivel mundial, en este caso, se desarrolló la visita desde el 31 de3 mayo, hasta el 8 de junio, visitando tres países de América Latina y terminando su recorrido en Estados Unidos. La presencia de Xi Jinping en Latinoamérica, es una jugada maestra. Latinoamérica ha sido llamada por varias décadas como el “patio trasero de los Estados Unidos”, por lo tanto, su aterrizaje en la región, hace parte del “sueño chino” de integrar la geopolítica China con otros continentes, para acercarse como verdaderos hermanos.

 El primer país visitado por el mandatario fue Trinidad y Tobago, donde al ritmo de calypso, ritmo tropical autóctono,  China mejoró aún más el estado de ánimo con la gran promesa de otorgar más de $ 3 mil millones de dólares en créditos blandos a los ocho jefes caribeños de gobierno que pedían reunirse con el Sr. Xi. Por su parte, Joe Biden, Vicepresidente de Estados Unidos, se fue con el oído lleno de quejas de que Estados Unidos ya no se preocupaba por la región.

Antes de su reunión prevista con Obama en el sur de California, la elección de los destinos del Sr. Xi, hizo que muchos analistas internacionales vieran como una «potencial advertencia» intrigante a Estados Unidos, posiblemente en respuesta a que el presidente  Obama ha cortejado a países de la órbita de China, como Myanmar. En este viaje, el primero en América Latina como presidente, el Sr. Xi no visitó Brasil, su mayor socio comercial de la región, ni a sus aliados ideológicos Cuba y Venezuela. En su lugar, optó por dos socios de libre comercio de América, uno de los cuales, México, está tan estrechamente ligado a su vecino del norte que vende a los Estados Unidos en ocho días, lo que vende a China en un año.

Sin embargo, Costa Rica y México no son los exportadores de materias primas que China ha privilegiado en sus relaciones con Latinoamérica. México, en particular, es un rival en la fabricación de bajo coste, aumentando la posibilidad de que China, con sus salarios crecientes y su distancia de los Estados Unidos, perjudique su competitividad, pero en este momento, China está buscando plataformas de exportación que se dirigen a Estados Unidos.

Hay grandes obstáculos que superar, sin embargo. La primera es que los dos países no se ponen de acuerdo en el tamaño del desequilibrio comercial. Muchas de las exportaciones chinas a México, se mueven indirectamente a través de América, por lo que China no cuenta con ellos, dice Sergio Ley, ex embajador de México en Beijing.

Un segundo problema es el sector privado mexicano que cree que el comercio se encuentra injustamente a favor de China, por lo que mantiene sus ojos fijos en el mercado americano. Aunque el presidente de China, Xi Jinping, regresó a casa el domingo 9 de junio, los expertos políticos de todo el mundo todavía están tratando de descifrar el significado de su cumbre informal sin precedentes con el presidente de EE.UU. Barack Obama durante el fin de semana.

Finalmente, durante la cumbre de dos días, que tuvo lugar en la pintoresca finca Sunnylands en California, los dos líderes pasaron más de ocho horas juntos, hablando con la profundidad y amplitud extraordinaria sobre cuestiones bilaterales, regionales y globales de interés común.

El encuentro, sin precedentes en China y Estados Unidos, da una luz de esperanza ante la incógnita global de los tiempos que corren en materia política y económica. El mundo ha sufrido mucho dolor en los enfrentamientos aparentemente condenados y guerras entre las potencias existentes y emergentes. Ya es hora de que el círculo vicioso se rompa. En consecuencia,  Pekín y Washington comparten una visión de un nuevo modelo de las grandes relaciones de poder, que servirá como un faro para guiar el desarrollo de las relaciones bilaterales, beneficiando indirectamente a un número importante de naciones.

En conclusión, el gobierno chino ha prometido una reestructuración a gran escala del gobierno en el futuro cercano, en un esfuerzo para crear una versión más pequeña, más barata y más eficiente de la enorme burocracia que ha cosechado tantas quejas de los ciudadanos promedio en los últimos años. En consecuencia, aunque apenas comienza la implementación del nuevo gobierno de Xi Jinping, si desea realmente que su “sueño chino” no se convierta en una amarga pesadilla, debe actuar con mucha cautela y tacto, para evitar fenómenos de descontento que puedan agudizar traumáticos cambios que inciten una potencial “primavera china”. Por otra parte, la confianza ya no es una barrera. Dado el rápido ritmo de la globalización económica y la creciente necesidad de los actores mundiales, China y Estados Unidos deben y pueden evitar la denominada tragedia de la política fracturada entre las dos grandes superpotencias y pueden abrir un nuevo camino en las relaciones internacionales.


[1] El analista chino Zhang Lifan, afirma que  Xi Jinping conoce mejor el sistema que su antecesor. En: http://www.prensalibre.cr/lpl/nacional/83955-xi-jinping-heredero-del-poder-tripartito-chino.html