La prensa extranjera ha estado dedicando amplios y continuados espacios al exitoso vuelo de prueba del primer avión a reacción invisible de China. Aun cuando puede pasar largo tiempo antes de que este avión prototipo quede oficialmente listo para el despliegue, su entrada en funcionamiento será un paso positivo, que pondrá al país asiático al día en ese terreno. La aparición de algunas fotografías y videos no significa que China domina ya los cielos del Pacífico Occidental.
Como potencia en ciernes, China necesita de armas estratégicas como el referido aparato, el J-20. El desarrollo de este avión puede haber superado las expectativas del resto del mundo. Pero ésta no es la mayor sorpresa en el afán de China por reducir la brecha que aún le separa de las potencias occidentales.
Esperamos que surjan más sorpresas, de modo que todos estos avances ayuden a conformar una base sólida para el sistema de defensa moderno de China.
Los informes sobre el jet invisible y el misil “destructor de portaaviones” están cambiando el equilibrio estratégico en el Pacífico Occidental. Los observadores occidentales creen que la capacidad de defensa en el mar de China ha estado creciendo cada vez más, y que ya ha llegado la hora de que los portaaviones de EEUU dejen de campear por sus respetos en esta región. EEUU se está adaptando a este cambio.
Las nuevas armas de China están generando cierta ansiedad en EEUU, pero no hay pánico. En Washington saben que un par de armas no cambiarán el mundo.
EEUU se arroga el derecho incuestinable a ejercer control absoluto sobre los cielos y los océanos del mundo. Sin embargo, el mundo en que vivimos no sólo es extenso, sino que también está transformándose a pasos acelerados. EEUU, por muy poderoso que sea, no podrá gobernar el mundo por sí solo.
El J-20 se podría definir como un arma defensiva, pues la estrategia general del Ejército Popular de Liberación (EPL) enfila hacia la defensa activa. Por pura necesidad, China está empujando gradualmente su línea estratégica defensiva mar afuera.
EEUU no debe ver en ello una amenaza a la libertad de su flota para navegar por el Pacífico Occidental. El poderío de los militares chinos en el aire y en los océanos no desafía la seguridad nacional de EEUU, si la competencia entre ambas partes ocurre a las puertas de China.
China no tiene ninguna intención de competir con EEUU por la hegemonía en el Pacífico. Lo que China necesita son más empleos y viviendas más baratas, y la trascendencia del J-20 estriba en su capacidad de crear un ambiente seguro para el país, de modo que el mismo pueda dedicar su sabiduría y energía a solucionar los problemas domésticos.
Es importante, sin embargo, que los chinos no pierdan de vista que un avión de combate por sí solo no puede garantizar sus intereses de seguridad. China debe aprender a ganarse la buena voluntad de sus vecinos y a ser amiga de todas las naciones, enarbolando como arma más efectiva y avanzada la confianza en sí misma.(Pueblo en Línea)
12/01/2011