El cambiante panorama en la correlación estratégica del Oceáno Pacífico occidental determina que el más mínimo cambio en el mismo genere preocupaciones de las partes involucradas.
En consecuencia, Japón puso el grito en el cielo a principios de este mes, cuando la Marina de Guerra china efectuó un ejercicio rutinario en aguas internacionales.
La prensa japonesa descargó buena dosis de ira a raíz del incidente, intentando culpar a China de adoptar una actitud en apariencia agresiva. Si bien admitieron que los ejercicios se llevaron a cabo en aguas internacionales, los medios informativos nipones insistieron en que los mismos causaron inquietud en Japón “pues nunca antes se habían efectuado”.
Una Marina de Guerra más fuerte es resultado de un creciente poderío económico y del actual proceso de modernización del aparto castrense en China. Se trata de un requisito estratégico para toda gran potencia, que debe defender sus intereses según se lo permitan sus capacidades.
En la medida en que China asuma un mayor cúmulo de responsabilidades en Asia oriental, serán más frecuentes sus maniobras militares en aguas internacionales. El reforzamiento de las fuerzas navales de China es también necesario ante el considerable desplazamiento de la fuerza defensiva estratégica estadounidense hacia el Pacífico oriental.
Como es de esperar, la transformación de la Armada china traerá aparejados cambios en el modelo estratégico que ha predominado en las pasadas cinco décadas en el Este de Asia y el occidente del Océano Pacífico. Pero la transformación es positiva. China no tiene intención alguna de desafiar a EEUU en el Pacífico central, o de enfrentarse militarmente a Japón en aguas cercanas, aunque sí está dispuesta a proteger sus intereses al precio que sea necesario.
La región occidental del Pacífico es esencial a la paz y estabilidad mundiales, para lo cual es preciso contar con la colaboración de los principales países del área. Ninguna de las partes tiene el monopolio sobre el futuro del Pacífico occidental.
Tanto EEUU como Japón, junto a muchas otras potencias mundiales, han ampliado agresivamente sus capacidades marítimas, pero necesitan ajustar sus puntos de vista al considerar los maniobras de China. La época en que las potencias dominantes disfrutaban de “esferas de influencia exclusivas” en todo el mundo es cosa del pasado.
El propósito de incrementar el poderío de la Marina de Guerra de China es proporcionar defensa a las costas del país y proteger las rutas comerciales y a los ciudadanos chinos alrededor del globo. Es difícil imaginar que China confíe en un sistema estratégico marítimo diseñado por EEUU después de la Segunda Guerra Mundial para proteger sus intereses globales hoy.
Una Armada poderosa es símbolo del despegue pacífico de China.
Muchos países han reconocido que una China en desarrollo no plantea amenaza alguna al mundo.
Si ése es un reconocimiento sincero, entonces esos mismos países deben comprender la necesidad que tiene la Marina de Guerra china de desarrollarse también. (Pueblo en Línea)
28/04/2010