La actual visita del secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, a Beijing es ampliamente vista como una clara señal del mejoramiento experimentado por los lazos militares sino-estadounidenses, los cuales, como barómetro de las relaciones bilaterales, deberán aportar nuevas aproximaciones entre ambos países.
Gates sostuvo negociaciones este lunes con el ministro de Defensa de China, Liang Guanglie, en lo que constituyó la segunda reunión de ambos funcionarios en cerca de dos meses. Se espera que las discusiones y consultas a profundidad entre ambos lados conduzcan a nuevos avances en la comprensión mutua y ayuden a disipar la desconfianza, e incluso la suspicacia entre los dos aparatos militares.
La visita de Gates, que comenzó el domingo, se produce apenas unos días antes de que el presidente chino, Hu Jintao, viaje a EEUU. Los intercambios de alto nivel antes del viaje de Hu crearán las condiciones necesarias para el éxito de su visita.
Los intercambios militares entre Beijing y Washington se vieron dismimuidos el año pasado, luego de que el segundo aprobara un multimillonario paquete de armas para Taiwán, parte inalienable de China, en enero de 2010. En protesta por tan imprudente decisión, Beijing suspendió temporalmente los programas de intercambio castrense.
En comparación con los lazos comerciales, en constante aumento, y los vínculos políticos, generalmente estables, los intercambios militares entre ambos países suelen estar sujetos a continuos altibajos. En tanto que dos actores importantes en el mundo y en respectivas regiones, China y EEUU deben normalizar a la brevedad sus intercambios militares.
Pero incluso cuando la presencia del jefe de Defensa de EEUU en Beijing constituya un hecho positivo para la normalización de contactos militares bilaterales, sería demasiado optimista concluir que todo irá viento en popa después de una sola visita.
Cabe esperar todavía más obstáculos, algunos de ellos enormes, antes de una normalización. Las ventas de armas de EEUU a Taiwán, que se han mantenido por más de 30 años, son el mayor impedimiento, pero no es menor la influencia negativa se ha derivado de las intensas labores de reconocimiento y vigilancia de EEUU sobre la parte continental de China, desde el mar de la China Meridional o el mar Oriental, así como su presencia militar cada vez más conspicua en el Pacífico Asiático.
Si el Pentágono realmente desea erigir lazos más fuertes entre las dos entidades militares, debe demostrar su sinceridad removiendo estos obstáculos.(Pueblo en Línea)
11/01/2011