BEIJING, 28 abr (Xinhua) -- Las acciones provocadoras recientes de Filipinas contra la Isla Huangyan de China y sus caprichos irrazonables e irrealistas son esfuerzos aparentes por provocar problemas innecesarios.
Acciones como hacer que el Tribunal Internacional y la Asamblea General de la ONU intervengan en la disputa por la isla tienen por objetivo aparente convertir la situación en un asunto internacional complicado. Estos intentos son delirantes y deben detenerse.
Los expertos creen que las acciones de Manila en el área de la Isla Huangyan y las conversaciones y discursos de algunos altos funcionarios del gobierno sobre la isla tienen una historia enraizada y compleja.
Un anuncio reciente de Estados Unidos de regresar a la región de Asia-Pacífico aparentemente estimuló las mentes y actitudes de algunos países en la región.
En lugar de abordar sus propios problemas económicos y sociales domésticos, estos países tienden a codiciar los territorios de otros países y crecen rápido sus intentos delirantes por ocuparlos abruptamente.
La forma más horrible, entre otras, es recurrir a las fuerzas extranjeras para hacer provocaciones y cumplir las llamadas amenazas.
Luego de la Guerra Fría, la región Asia-Pacífico se ha deshecho de la amenaza de la guerra y su vigor y vitalidad ha aumentado. Eso ha sido especialmente cierto en los años recientes en que el mundo ha estado enfrentando una desaceleración económica y la región ha ofrecido la promesa como motor global de crecimiento.
Sin embargo, debe estar claro que las naciones de Asia-Pacífico siguen siendo países en desarrollo. Eliminar la pobreza, acelerar el desarrollo y mejorar el bienestar de sus ciudadanos son su tarea prioritaria.
Las circunstancias políticas y de seguridad en Asia-Pacífico son complicadas. Colaborar para crear y mantener la amistad de vecindad y esforzarse por el desarrollo social y económico cumplen con el interés común de los países de Asia-Pacífico y es la responsabilidad común de la gran familia de Asia-Pacífico.
Al enfrentar varios desafíos en las aguas maritimas de la periferia, China salvaguarda con firmeza su soberanía territorial y mantiene el máximo de moderación, sosteniendo que todas las partes relacionadas deben adoptar medidas concretas para calmar la tensión y solucionar adecuadamente sus disputas mediante negociaciones.
Por otra parte, China espera que los países correspondientes se den cuenta de la verdad y de la situación, se abstengan de sus intentos caprichosos y delirantes de ocupar el territorio de otros países y, aún más, no permitan que la situación escale permitiendo que fuerzas externas «pesquen en aguas turbulentas».