«Brainstorming» a la china

In Análisis, Sistema político by PSTBS12378sxedeOPCH

Las sesiones parlamentarias que se celebran anualmente en estas fechas en la capital china se asemejan cada vez más a una tormenta de ideas de la que poco cabe esperar más que la mera enunciación de una amplia retaíla de problemas, a la espera de que los decisores reales, al tomar el pulso al estado de ánimo del país, puedan impulsar soluciones. En esta ocasión, visto desde arriba, la clave del encuentro es el modelo de desarrollo; visto desde abajo, las desigualdades. No obstante, uno y otro punto de vista se complmentan y son como las dos caras de una misma moneda. China tiene que apostar por un crecimiento económico de calidad dejando atrás el sistema aplicado, con tanta fortuna, en las tres últimas décadas. Ese tiempo, agotado, llegó a su fin. Por otra parte, la calidad reclamada no solo se traduce en una racionalización de la estructura industrial o la atención a los factores ambientales o tecnológicos, sino, en igual o superior plano, a la corrección de las inumerables desigualdades que habitan en su inmensa geografía. No se trata solo de salvar las diferencias en materia de ingresos (entre campesinos y trabajadores, entre trabajadores en activo y pensionistas, entre pensionistas de las instituciones públicas y de las empresas estatales, y así en una secuencia casuística casi interminable), sino de reformar a fondo los sistemas educativo y de salud, garantizando la igualdad de acceso a dichos servicios de todos los ciudadanos, o, en otro orden, el tratamiento igualitario de todas las nacionalidades minoritarias, muchas de ellas caídas en el mayor de los olvidos ante la primacía concedida por el gobierno central a tibetanos y uigures para acallar sus reivindicaciones.  

En los últimos años, estas sesiones, que nunca se han caracterizado por su especial vivacidad, han vista agravada su falta de frescura. Del orden del día y del vocabulario al uso han desaparecido expresiones como la separación de Estado y Partido, que reivindicaba una mayor autonomía respectiva, vaticinando cierto espacio para el juego parlamentario aun sin rebasar los límites del sistema. Muy lejos queda ya 1992, cuando un tercio de los presentes se abstuvo al votar el proyecto del embalse de las Tres Gargantas. Se ha impuesto de lleno la visión instrumental más tradicional, con lo que resulta dificil sorprender a ciudadanos y observadores, que acompañamos el evento con la misma inercia con la que se programa y culmina. Año tras año se repiten los mismos tópicos, vuelven una y otra vez los mismos temas, dirigiéndose ahora las miradas a cuanto bulle en el exterior para evitar el hastío. Como casi siempre, lo verdaderamente interesante ocurre afuera.