BEIJING, 4 sep (Xinhua) -- Los cibernautas de China merecen el crédito por haber llevado a la agenda pública los temas alguna vez vetados para la gente común, lo que ha provocado fuertes críticas y ejercido presión sobre el gobernante Partido Comunista de China (PCCh), el cual se esfuerza por crear armonía y cimentar la gobernanza.
El ejemplo más reciente podría ser el del «Hermano Risueño». Sin embargo, no es cosa de risa para Yang Dacai, un funcionario de seguridad en el trabajo de la provincia noroccidental de Shaanxi.
Yang fue criticado inicialmente por sonreir en el lugar donde ocurrió un mortal accidente de tránsito, pero sus verdaderos problemas empezaron después de que las críticas en línea se centraron en su brillante muñeca que se podía observar en las fotografías publicadas en línea.
Los investigadores no oficiales descubrieron 11 costosos relojes de pulsera que Yang utilizó en diferentes cargos y cuestionaron si los hallazgos no constituían evidencia de posible corrupción.
Ahora la comedia se convirtió en un escándalo personal para el funcionario y el órgano de disciplina provincial prometió un castigo severo si se descubre alguna violación.
El cambio dramático en la historia de Yang constituyó una advertencia para otros funcionarios de que incluso las bromas de los internautas podrían ser letales para ellos si no son honestos.
Otro funcionario que ahora se encuentra bajo el escrutinio público es Fang Daguo del distrito de Yuexiu, en la ciudad de Guangzhou, sur de China, quien fue criticado fuertemente tras ser acusado por un usuario de microblog de haber golpeado a una azafata de una aerolínea china. Fang fue suspendido de su cargo oficial.
Los escándalos del «Hermano Risueño» y el malhumorado Fang subrayaron los fuertes desafíos que enfrena el PCCh para la construcción de confianza y para la consolidación de su gobernanza cuando la gente está buscando canales para expresar sus quejas y críticas en una era en la que ocurren con frecuencia conflictos sociales.
Funcionarios como Yang y Fang jamás habían sido desafiados por ciudadanos comunes como un internauta o una azafata, pero el desarrollo de internet y de los servicios de redes sociales como Weibo, el equivalente de Twitter en China, han hecho la diferencia.
En la actualidad, una publicación de un anónimo usuario de microblogs podría atraer gran atención y provocar su propagación a muchos otros siempre y cuando el tema toque un nervio sensible, normalmente los que incluyen la mala conduta de los funcionarios, la injusticia social o una crisis moral.
Quizás nadie esperaba la gran fuerza que un mensaje en microblog podría acumular, pero nadie se atrevería a hacer caso omiso de su posible impacto, como lo han demostrado las historias de Yang y Fang.
Con más de 500 millones de usuarios de Internet y más de 300 millones de usuarios de microblogs, las nuevas tecnologías de la información han dado a los chinos una mayor libertad de expresión.
Los internautas han demostrado pasión, valor y sabiduría al hablar y criticar asuntos de gobierno e injusticia social, formando una poderosa fuerza que emplea internet y los sitios de redes sociales. Esto reúne a las élites de intelectuales, abogados, empresarios, las bases de estudiantes universitarios y jóvenes empleados en compañías, el grupo más activo políticamente.
Las nuevas aplicaciones son convenientes y seguras para los usuarios y ofrecen a la gente común una importante plataforma de expresión, donde pueden hablar sobre y criticar casi todo lo que consideran adecuado, sin preocuparse por represalias siempre y cuando lo que digan no viole las leyes ni los reglamentos.
El reto, sin embargo, no necesariamente significa malas noticias para el mayor partido político del mundo con más de 80 millones miembros, ya que otorgar a la gente un mayor acceso a los derechos y libertados ha sido promesa del Partido. Esto fue subrayado una vez más en un importante discurso pronunciado por el presidente de China, Hu Jintao, en julio antes del congreso nacional clave del Partido Comunista de China (PCCh).
El primer ministro Wen Jiabao también prometió en otra ocasión que el gobierno crearía las condiciones para que la gente vigilara a los funcionarios.
Un ejército de internautas con libertad de expresión significa un desafío que el PCCh tiene que enfrentar, y tiene que buscar una manera de superarlo para mantener su imagen a través de una disciplina estricta y efectiva diseñada para vigilar y regular a sus cuadros y miembros. Y las críticas en línea seguramente serán útiles.
Al considerar a los internautas como vigilantes no oficiales, el Partido puede encontrar la opinión de líderes en línea que puede servir como complemento para sus comisiones de control de disciplina, un mecanismo que supervisa la integridad oficial.
Las autoridades deben aprender a utilizar la plataforma pública para «escuchar» y reunir las opiniones públicas y entonces buscar las formas de desactivar posibles elementos peligrosos que pudieran causar inestabilidad.