El epicentro del XVIII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) celebrado en Beijing entre los días 8 y 14 de noviembre, ha girado sobre dos cuestiones esenciales. En primer lugar, la gestión de la sucesión en el liderazgo. En segundo lugar, la reivindicación de una reforma y apertura que precisa definir los trazos y contornos de su diseño final.