En los últimos años, ha aumentado rápidamente el número de usuarios de Internet en China. Como parte de este proceso, se incrementa la percepción general de que Internet es una nueva herramienta que ayuda al público a defender sus intereses.
En los últimos años, ha aumentado rápidamente el número de usuarios de Internet en China, en la misma medida en que los ciudadanos chinos logran un acceso más amplio y profundo a los temas que interesan al grueso de la sociedad. Como parte de este proceso, se incrementa la percepción general de que Internet es una nueva herramienta que ayuda al público a defender sus intereses.
El pasado mes de febrero, la misteriosa muerte de un joven de 24 años bajo custodia policial en la provincia de Yunnan, suscitó una polémica que se extendió a la sociedad en pleno. Según explicaciones de fuentes oficiales, Li Qiaoming, el detenido, sufrió un trauma cerebral fatal mientras jugaba a las escondidas con sus compañeros de prisión. Los internautas y blogueros, preocupados por el rumbo de las investigaciones sobre una muerte a todas luces anormal, publicaron miles de notas y artículos en el ciberspacio, pidiendo una investigación integral con participación del público. Ante esta situación, las autoridades provinciales de Yunnan decidieron tratar el caso de forma pública y transparente, para lo cual invitaron a un «comité de búsqueda de la verdad» formado por 15 civiles, escogidos entre los usuarios del internet. El Señor Bian, miembro de esta comisión, nos dice: «Muchos nos ofrecimos. Y una vez publicada la lista final, nos trataron como héroes de la sociedad civil.»
Esto es muestra fehaciente de las ansias del público chino por participar en la vigilancia virtual, y, al mismo tiempo, es constancia de la elevación de la conciencia ciudadana. En nuestro país hay 360 millones de usuarios de Internet, la mayoría de los cuales son jóvenes menores de 30 años de edad. Se han habituado a buscar información y noticias en los sitios web, y a expresarse en ellos. Según una encuesta realizada por el Diario del Pueblo, 88% de los encuestados presta mucha atención al seguimiento de acontecimientos por Internet. Cerca de 82% de ellos creen que Internet constituye un nuevo camino para la construcción democrática.
Hay que aclarar que la esta vertiente de escrutinio público en Internet no implica interferencia en los procedimiento jurídicos. Se trata, eso sí, de una fuerza que compulsa a los departamentos concernientes a sacar a relucir la verdad. Debido a los pocos soportes legales en que se sustenta este tipo de actividades sin precedentes, la mencionada «comisión» a la que se integró el señor Bian, no logró obtener toda información que necesitaba, ni justificar el caso. Pero lo que sí quedó claro con esta participación fue el nivel de irresponsabilidad que exhibieron los policías con sus argumentos iniciales. Las investigaciones fiscales y policiales revelaron que Li Qiaoming murió a causa de los golpes que le propinaron otros presos. Los policías de guardia ese día y otros cargados han sido castigados de manera adecuada por cometer prevaricación.
El caso de Li Qiaoming es apenas uno entre los muchos asuntos ampliamente discutidos por los internautas chinos. La corrupción de los funcionarios y los privilegios de los ricos, entre otros, son algunos de los temas más candentes entre los comentarios de la ciudadanía responsable, que aspira a la justicia social.
Min Dahong, académico del Instituto de Periodismo y Comunicación de la Academia de Ciencias Sociales de China, cree que se trata de una extensión de los derechos legales de los ciudadanos, de la realidad al mundo digital. La garantía de los derechos a saber, a participar, a expresarse y a vigilar lo que ocurre por parte de los internautas, constituye una fuerza positiva para la sociedad: «Estamos en una etapa de transformación social, durante la cual muchos problemas sociales salen a la luz. La gente espera menos corrupción y delitos, y aspiran a poder vigilar lo que ocurre, o revelar las irregularidades por Internet.»
Por su parte, los distintos niveles de Gobierno están conscientes del crecimiento de la consciencia ciudadana. Reconocen que hacer oídos sordos a la opinión pública puede traducirse en una irremediable pérdida de confianza del pueblo en su Gobierno. Las autoridades, tanto centrales como locales, intentan conocer lo que piensa el público por Internet. A consecuencia, recogen críticas y sugerencias en las páginas web gubernamentales, y no vacilan en reconocer los errores de los funcionarios y castigarlos según la ley.
No obstante, según Wang Shihua, estudioso de la cultura virtual, en esta era de la información, hay que saber distinguir entre las responsabilidades gubernamentales y las civiles. «Tenemos que estar conscientes del notable poder que ejercen las fuerzas de vigilancia por Internet. Pero al mismo tiempo, esta fuerza no puede interferir con los poderes de la Asamblea Popular, de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y de los departamentos jurídicos. Su función es influir, no tomar decisiones ni diseñar políticas,» dice Wang.
El poder de vigilancia de Internet ya sobrepasa en cierto sentido los medios tradicionales. Pero hay que observar los mismos reglamentos que controlan éstos últimos. Las leyes y regulaciones que funcionan en la realidad, resultan también aplicables al mundo digital. Los internautas, al ejercer su poder de escrutinio público, deben asumir sus responsabilidades jurídicas y sociales. Por otra parte, Internet es un medio más rápido y barato. El abuso del mismo puede generar violaciones de la privacidad ajena.
Por su parte, los gobiernos deben establecer mecamismos para proteger el derecho de expresión y de escrutinio del público y, al mismo tiempo evitar los desórdenes y el deterioro sociales por falta de coordinación.