Como parte del ciclo que conlleva el inicio de un nuevo año lunar y sus festividades, marzo se convierte en el banderazo de la vida política en China a través de las “Dos Sesiones” (Liang Hui). Este evento marca directrices clave en la vida política, económica, social y cultural dentro y fuera de China. En este año, este conjunto de reuniones revisa los logros del 2024 y tendrá como resultado los ajustes necesarios ante los desafíos que Beijing tiene.
No obstante, para esta convocatoria es importante señalar algunos antecedentes vinculados con la toma de decisiones y la directriz impulsada por el gobierno chino. Uno de estos, tal vez el más significativo, es la Tercera Sesión Plenaria. Esta sesión de julio pasado estuvo orientada a la institucionalización del nuevo modelo productivo chino, basado en la alta calidad.
El último semestre de 2024 parecía benévolo con la dinámica internacional. No obstante, el triunfo y la toma de posesión de Donald Trump en su segundo mandato se ha vuelto un catalizador para reafirmar la necesidad de un modelo de alta calidad.
¿Por qué es importante un modelo de alta calidad?
La pandemia fue un parteaguas para la economía china, pues además de paralizar su actividad productiva con la política Cero COVID; la crisis de suministro conllevó a la búsqueda del desacoplamiento de economías avanzadas como Estados Unidos y la Unión Europea de China.
Si bien durante la pandemia la experiencia de la sociedad modestamente acomodada de Xi Jinping llevó a estimular el mercado interno chino a través del consumo y la maduración del e-commerce y el e-business; esto no fue suficiente para mantener el crecimiento anual mínimo del 5% del PIB, necesario para un modelo de desarrollo que se mantuviera a largo plazo.
Es por esto que, con el cese de la política Cero COVID, China retomó su modelo de exportación como eje de la economía. No obstante, con la relocalización de cadenas globales de valor y redes globales de producción este modelo de exportación tuvo que reorientarse hacia industrias emergentes.
Aunado, es importante señalar que la transición China hacia estas nuevas industrias no es algo casual; pues en la evolución de los últimos dos planes quinquenales existe una directriz que ha fomentado un conjunto de industrias estratégicas. Esto evoca al Plan China 2025. Dentro de este proyecto se encuentra un listado de 10 industrias a partir de la ciencia de frontera, como lo son: nuevos materiales, aeroespacial, biomedicina, equipo eléctrico avanzado, vehículos eléctricos, entre otros. Si bien a nivel discursivo el Plan China 2025 ha perdido protagonismo, las estrategias desarrolladas durante la década pasada propició un escenario idóneo para relanzar el modelo económico, como un modelo de alta calidad.
El resultado ha sido que durante 2024 China logró el ansiado 5% de crecimiento de PIB. Esto gracias a la reactivación de su modelo de exportación ahora orientado a la manufactura de estos bienes intensivos de capital basados en la alta tecnología como elemento de competitividad. Es decir, también China ha reorganizado su manufactura a partir de la relocalización de aquellos productos que son intensivos en trabajo y que hoy es mejor manufacturar en vecinos estratégicos como lo son Vietnam, Laos, Camboya, Pakistán, Nepal y Myanmar. Por lo tanto, las nuevas fuerzas productivas de calidad se ubicaron como la principal oferta exportable de China al mundo en 2024. Las exportaciones de productos electrónicos y vehículos registraron un fuerte aumento desde el primer trimestre del año con un 5.7%.
De igual forma, este modelo está orientado a la transversalidad industrial, en dónde el gobierno juega un punto muy importante como directriz y organizador de todos los actores involucrados. En este sentido, incentivar desde la investigación hasta la internacionalización de nuevos campeones tecnológicos ha sido uno de los objetivos clave. Resultado de esto es la búsqueda de incrementar la participación gubernamental en el sector empresarial a través de empresas paraestatales en un 35% para 2025.
Otro de los puntos más importantes del modelo de alta calidad, refiere a la autosuficiencia respecto a las potencias occidentales. Esto ha ganado eco a partir del retorno de Donald Trump y la evolución de la guerra comercial reorientada a un mayor proteccionismo a través de la imposición de aranceles y la competencia tecnológica entre el tecno feudalismo estadounidense y los nuevos campeones tecnológicos chinos.
¿Qué esperar de las Dos Sesiones?
Este complejo escenario pone al nuevo modelo de alta calidad como un elemento estratégico que no se limita solo a lo económico, sino que también a la seguridad nacional de China. Señalando que, si bien existe una fuerte desconfianza desde Washington sobre la aplicación de estas industrias emergentes chinas con fines militares, la conjugación de lo económico y lo militar conllevan a una lucha por un mayor status quo a nivel sistémico.
Por lo tanto, el resultado de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, como preámbulo de las Dos Sesiones, ha sido reafirmar a la tecnología como eje de orientación estratégica para el nuevo modelo de desarrollo chino, basado en nuevas fuerzas productivas.
Para lograr esto se requiere dar continuidad a una serie de mecanismos que se han promovido a lo largo del mandato de Xi Jinping. A modo de análisis, son principalmente los siguientes elementos los que se buscará optimizar durante las Dos Sesiones:
1. Intensificar la investigación y el desarrollo de ciencia de frontera. En este rubro, uno de los factores que ha jugado a favor de China es la repatriación de la comunidad científica de origen chino que residía en Estados Unidos. Esto como consecuencia del discurso y las prácticas migratorias de la actual administración de Washington. Si bien la búsqueda de innovación ha sido una constante durante los últimos 5 años, existen carreras en industrias estratégicas en donde China todavía no logra un liderazgo global, siendo tal vez el caso de los semiconductores una de las que más apremia bajo el contexto del tema Taiwán. También es importante señalar que la balanza de resultados del Plan China 2025 no es del todo favorable en las metas establecidas hace 10 años, pues espera cumplir con casi el 70% de estas.
2. Lograr la integración y la armonización de la infraestructura suave y dura generada dentro y fuera de China. En este punto, China ha apostado a la infraestructura orientada a la facilitación del comercio y la conectividad como un punto estratégico para el desarrollo de nuevas fuerzas productivas. Es aquí donde la evolución de proyectos como la Franja y la Ruta son vitales para el aseguramiento del suministro, el desarrollo de proyectos al exterior, la asistencia y los canales de distribución que permitan posicionar a esta nueva oferta exportable basada en bienes tecnológicos. En la búsqueda de una armonización la promoción de la Comunidad de Destino Compartido y sus iniciativas son vitales, así como otros mecanismos que permitan un mayor protagonismo en el nuevo multilateralismo promovido por China. Un ejemplo de esto es la implementación de inteligencia artificial en la operatividad del comercio a través de aduanas inteligentes. Este caso en específico es algo que ya se ha experimentado en algunos puertos chinos y que a través de la BRI se busca replicar en el sureste asiático, así como en América Latina.
3. Desarrollar y proponer nuevos modelos de producción. Este aspecto es el que no se encuentra tan avanzado como los mencionados anteriormente. Si bien no se ha lanzado un modelo chino de producción, las empresas chinas que hoy lideran la tecnología muestran el retorno a modelos verticales de producción con algunos ajustes que han dado como resultado éxitos como BYD y la aparición de nuevos competidores en inteligencia artificial como Deepseek. La verticalidad es hoy el mayor factor de competitividad de las empresas chinas frente al resto del mundo, pues competidores directos carecen de un control de la cadena de suministro de inicio a fin. Situación que en un escenario tan complejo a las puertas de una mayor confrontación arancelaria deja en mayor desventaja a las empresas de estructura horizontal como lo son en su mayoría las empresas tecnológicas estadounidenses. Al mismo tiempo, dentro de estos nuevos modelos de producción la transición energética es vital hacia una mayor competitividad. En este rubro, durante 2024 China se posicionó como el principal generador de energías limpias en el mundo. Cabe señalar que en este punto una de las grandes críticas hacia Beijing continúa siendo sus altas emisiones de carbono.
4. Fortalecer a la clase empresarial. En este punto, la reciente reunión de Xi Jinping con la clase empresarial china es un momento sin precedentes. Si bien a lo largo de la historia de la política China se ha buscado integrar a la clase empresarial como un actor clave dentro del Partido Comunista Chino, ejemplo la triple representatividad; este acercamiento de Xi con la nueva generación de empresarios chinos a días después de la toma de posesión de Trump indica la necesidad de relanzar una alianza entre partido y empresarios. Esto no es algo necesariamente nuevo en la vida política de Xi, pues en su paso por Fujian y Zhejiang como gobernador provincial implementó estrategias experimentales que incentivaron el desarrollo empresarial y tecnológico de esta zona de la costa este de China. En pocas palabras, Shenzhen es a Deng Xiaoping, lo que para Xi son Fujian y Zhejiang.
Lo enlistado anteriormente responde a una serie de elementos a potenciar a partir de ajustes en leyes y políticas a debatir durante este momento. No obstante, es importante señalar el tipo de adaptación que China ha tenido desde su apertura, que es generar condiciones a través de ejes como: la experimentación, la visión economicista, la implementación de abajo hacia arriba y el gradualismo.