Entre los días 28 y 31 de Octubre discurrió en Beijing la cuarta sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh). En los prolegómenos de la sesión se ha especulado con varios debates. En primer lugar, la existencia de voces divergentes en el entorno de Xi Jinping en relación a las negociaciones comerciales con EEUU. En tal sentido, el viceprimer ministro Liu He, considerado liberal en el plano económico, se enfrentaría al ala más conservadora que rechaza el compromiso. Este sector estaría encabezado por Wang Huning (téngase en cuenta que los dos son aliados próximos de Xi). Wang está a la cabeza del grupo dirigente que reúne al departamento de propaganda, los medios de comunicación y los centros de investigación política y ostenta una gran influencia en los órganos centrales del Partido.
La coexistencia de partidarios y contrarios de pro-reformas y pro-mercado entre los hombres de Xi al frente de la gestión económica y aquellos ubicados en el aparato de propaganda insinúa un pulso entre ideólogos y reformadores que se aventura será largo.
Un segundo elemento a tener en cuenta en estos antecedentes es la cuestión del retraso en la celebración del cuarto pleno. Muchos observadores han advertido de que la demora es la más larga de la era posterior a Mao. ¿Se debió a luchas y diferencias internas o se trata de un simple ajuste de fechas? ¿Necesitaba Xi lograr algunas “victorias previas” como los “principios de acuerdo” con Washington para enfrentarse en mejores condiciones a una hipotética oposición dentro del liderazgo del Partido? Entre pleno y pleno, transcurren habitualmente unos 300-400 días. En este caso, se han rondado los 600 días… En un contexto de opacidad como el característico de la política china es inevitable el rumor de luchas intestinas que evidenciarían inquietudes y disensos. Esto no se puede descartar pero tampoco existe certeza, aunque algunos signos o interpretaciones podrían dar pie a ello.
Un tercer elemento, el discurso pronunciado por Xi a principios de septiembre, pocos días después de la convocatoria oficial del pleno, en la Escuela Central del PCCh. En él, Xi invocó los importantes “desafíos y riesgos” y llamó a los militantes del Partido a prepararse en el “arte de la lucha”. “No nos faltarán grandes luchas… cada vez más complicadas”, dijo, enfatizando que “la lucha es un tipo de arte” y esa capacidad es especialmente aconsejable cuando se debe hacer frente a “acontecimientos inesperados”. El uso de la palabra “lucha” en este contexto fue interpretado como la disposición del liderazgo chino a no rehuir la confrontación con todos aquellos que “intentan impedir la emergencia de China” en el panorama internacional. Es una constante de Xi en sus últimos discursos la alusión a la voluntad inquebrantable de encarar con determinación el “antagonismo” creciente con el mundo occidental. No obstante, podría también interpretarse también como un llamado a manejar con cintura las cuestiones delicadas y complejas.
Un cuarto elemento es el documento político dado a conocer el 27 de octubre que lleva por título “Las grandes líneas de la puesta en marcha de la construcción moral cívica en la nueva era”. Se trata de un plan de acción ideológico y socio político que abunda en una reivindicación de los antiguos valores morales de la cohesión social y de la armonía, próximos al ideario confuciano. Ese retorno a la vieja moral se expresa cada vez con más fuerza como instrumento de cohesión que, de una parte, asienta el papel jerárquico incontestable del Partido y, de otra, combina dicha prevalencia con la defensa de la singularidad china.
Un quinto elemento, otra vuelta de tuerca a la lucha contra la corrupción (aviso a navegantes). En este caso, las víctimas se centraron en el sector eléctrico estatal (Yun Gongmin o Li Qingkui, del grupo Huadian) y también el castrense (Rao Kaixun o Xu Xianghua). También ha habido cambios de puesto importantes, como el desplazamiento de Li Jiheng, que deja Mongolia Interior o Shi Taifeng, que asume esta región autónoma. Chen Run´er asume Ningxia.
El anuncio
La convocatoria del cuarto pleno el 30 de agosto incluyó el anuncio de su eje temático, esto es, la gobernanza interna del PCCh. Ello a pesar de que el segundo pleno y tercer pleno ya se centraron en estas cuestiones. Recuérdese que en el segundo abordó, entre otros, la abolición de los límites de mandato, y el tercero, con solo un mes de distancia entre uno y otro, abundó en asuntos de la misma naturaleza. Todo esto indica que para Xi las principales preocupaciones políticas están vinculadas con la introducción de garantías de diverso tipo que aseguren la fortaleza y preeminencia del PCCh, esto es, la consolidación aún más de su poder personal y orgánico.
En la información distribuida por la agencia oficial Xinhua se alude a la “agitación significativa” o al “período crítico” que vive el país, lo cual, sin duda, infiere asuntos de la agenda como las relaciones con EEUU y sus impactos internos, especialmente en la economía, Hong Kong o las próximas elecciones presidenciales y legislativas de Taiwán (11/01/2020).
En suma, para Xi, la protección y salvaguarda del PCCh es el asunto de mayor alcance político en su agenda, en virtud de lo cual, sigue apostando por atar en corto todas las cuestiones relevantes, asegurando la recentralización absoluta de las decisiones y subalternizando el Consejo de Estado y otras instancias administrativas. El Partido se impone a todo. Y él se impone a todos en el Partido.
Las cuestiones de carácter económico estricto sensu no fueron abordadas en este pleno –tampoco lo fueron en los tres plenos precedentes-, algo totalmente inusual y que podría revelar las importantes dificultades registradas en este aspecto. Sin duda, se obvia porque quizá fragmentaría aun más el consenso en el Partido mientras que la defensa de este sí puede contribuir a reafirmar dicho consenso. Dichas diferencias intentan mitigarse a través de la estrategia nacionalista de alto perfil de Wang Huning y también los cantos a la defensa intransigente de la hegemonía del Partido. Xi confía en que las aguas se calmen poco a poco, pero la persistencia de las tendencias adversas puede hacer inevitable a corto plazo que todo ello emerja a la superficie.
Comunicado oficial
Al concluir la sesión plenaria, el comunicado oficial semeja más críptico de lo habitual, aludiendo a la defensa del “carácter científico” del modelo chino y del sistema de gobernanza característico del socialismo con peculiaridades chinas.
El comunicado reconoce el “complejo escenario marcado por crecientes riesgos y desafíos dentro y fuera del país”, asegurando la “gran vitalidad y enorme fuerza” del sistema para hacerles frente. Al hacer un inventario de las “fortalezas” del modelo chino, destaca aspectos como la dirección centralizada y unificada del PCCh, la gobernanza basada en la ley en todas las áreas, crear un fuerte sentido de comunidad, persistir en el papel dominante del sector público y el desarrollo común de las entidades económicas bajo diversas formas de propiedad, promover la hermosa cultura tradicional, persistir en el principio de «un país con dos sistemas»… «Todas estas fortalezas destacadas son la base fundamental para promover una confianza más fuerte en el camino, la teoría, el sistema y la cultura del socialismo con peculiaridades chinas», señala el comunicado
A la espera de conocer con detalle las hipotéticas políticas adicionales que a menudo se divulgan más tarde, lo que el pleno hizo fue pues, cerrar filas, instituir el PCCh como garante de la estabilidad y del éxito nacional, la mejora de la toma de decisiones que apunta a una mayor centralización (esto puedo afectar al devenir de las regiones administrativas especiales como Hong Kong con un mayor nivel de implicación central) y la extensión aún más de la autoridad del PCCh.
En principio, ni una alusión a la mejora de la transparencia en el ejercicio del gobierno, al fortalecimiento de la colegialidad en la toma de decisiones, a la importancia del diálogo social, de la democratización, a los límites del culto a la personalidad…..
La “sucesión”
Los plenos siguientes del Comité Central, en teoría, deben preparar el cambio en el equipo dirigente. Ello vuelve a poner sobre la mesa el asunto del “sucesor” de Xi, especialmente teniendo en cuenta que él mismo se encargó de desmantelar el binomio del relevo previsto inicialmente: Sun Zhengcai y Hu Chunhua. Se especula abiertamente con la temprana incorporación de Hu y de Chen Min´er, pasando de 7 a 9 el número de miembros del Comité Permanente del Buró Político.