¿Unas “dos sesiones” en decadencia? Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China

In Análisis, Sistema político by Xulio Ríos

Es ya una tradición significar la condición de las “dos sesiones” como un barómetro de la política china. Este año discurrieron entre el 4 y el 11 de marzo, con casi 3000 diputados de la Asamblea Popular Nacional (APN) y más de 2000 miembros de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) reunidos en Beijing para deliberar sobre asuntos de Estado. Entre ellos, cabe mencionar los objetivos y tareas económicas, transformación industrial, la visión de la diplomacia, etc.

Entre sus decisiones, se ha fijado como objetivo un crecimiento económico cercano al 5% este año por tercer ejercicio consecutivo, con indicaciones de un fuerte apoyo político a la demanda  interna y el fortalecimiento de la confianza. Los mensajes apuntan a la diversificación de las exportaciones, el fomento de los vehículos de nuevas energías, los teléfonos con inteligencia artificial, los ordenadores personales, los humanoides, la industria aeroespacial comercial y la economía de baja altitud, una mayor consolidación de la demanda y el consumo internos, la aplicación de una política fiscal más proactiva, etc. La segunda economía más grande del mundo se enfrenta a una demanda interna lenta, una crisis prolongada del sector inmobiliario, una población envejecida y un creciente desempleo juvenil.

La tecnología emergente también ha dominado los temas que han trascendido generando no poco entusiasmo por los avances acreditados en los últimos tiempos. Es la primera vez que el plan de trabajo del gobierno incluye los términos 6G e IA incorporada, que se refieren a robots humanoides, drones y vehículos autónomos. La recién lanzada iniciativa «AI Plus» busca integrar la inteligencia artificial en la manufactura, consolidando aún más la posición de China como líder mundial en desarrollo tecnológico. La ambiciosa estrategia de China también subraya su enfoque en la innovación, con importantes inversiones en sectores de vanguardia como la biofabricación o la tecnología cuántica. El creciente enfoque en sus sectores de economía privada y tecnología en 2025 forma parte de la respuesta de Beijing a la guerra comercial en curso.

China quiere destinar recursos a la transformación tecnológica de su economía e industrias. Este es un punto clave de la agenda gubernamental para 2025. En este sentido, se anunció un nuevo fondo estatal para apoyar la innovación tecnológica con mayores facilidades para la inversión  extranjera.

Significar la posición de China como actor líder en la construcción de robots humanoides es un eje que exalta esta dimensión del desarrollo económico. Se prevé que la industria china esté a punto de lograr la producción en masa y comercialización en 2025. Además, el gobierno promueve la automatización mediante iniciativas como el plan de acción Robótica+, cuyo objetivo es duplicar la densidad de robots de fabricación para 2025 con respecto a los niveles de 2020. Además, algunos gobiernos provinciales ofrecen subsidios para investigación y desarrollo que cubren hasta el 30 % de los costos del proyecto para fomentar la innovación en tecnologías de automatización. China se ha comprometido a convertirse en un líder mundial en robótica y automatización, tal como lo hizo con los vehículos eléctricos.

También ha habido menciones a la defensa (7,2% de incremento presupuestario) o a Taiwán, siguiendo el guión habitual de años pasados aunque quizá con un mayor endurecimiento discursivo.

En el frente exterior, constatando que la guerra comercial se está intensificando al duplicar  Estados Unidos los aranceles sobre los productos chinos al 20 por ciento, Beijing ha respondido con aranceles adicionales de hasta el 15 por ciento sobre los productos agrícolas y alimenticios estadounidenses. Wang Yi ha avanzado una estrategia de ‘ojo por ojo’, lo que significa que si Estados Unidos recurre al conflicto, China tomará represalias. Wang apeló a la concertación a quienes rechazan la alteración de las relaciones comerciales tradicionales apostando por crear oportunidades a través de la cooperación, en especial a la UE. También mencionó al Sur Global 22 veces en su conferencia de prensa, presentando a China como un actor global estable, en contraste con Estados Unidos y su política de «America Firs».

¿Decadencia?

En las sesiones de este año ha habido, por tanto, más economía que política propiamente dicha, lo cual refleja solo parcialmente la naturaleza principal de las preocupaciones que conforman la agenda del PCCh. Y todo parece haber llegado más trillado de lo habitual, sin apenas espacio para el ejercicio de una autonomía constructiva.

En la nueva era de Xi, el concepto de  «democracia de proceso integral» ha enfatizado la singularidad del proceso político chino que tiene en las “dos sesiones” uno de sus reflejos catalizadores más notorios. Sin embargo, a la par que la sacralización del concepto es constatable una clara disminución de la importancia de las “dos sesiones”.

Como evidencias de esta pérdida de significación cabría mencionar no solo la habitual legitimación de las decisiones del Partido ya sea en las reuniones plenarias del Comité Central o de las conferencias centrales sectoriales, más acentuada, sino la falta de anuncios políticos importantes, cada vez más desplazados hacia otros foros. De este modo, el espacio que resta para impulsar la consulta, la iniciativa, el debate sereno, etc., que se alardean como virtudes del proceso, es muy reducido. Esta tendencia contrasta con el ascendente papel atribuido a las lianghui durante el denguismo, muy especialmente durante la época de Hu Jintao.

Las sesiones de este año han durado solo seis días, solemnemente breves.  Antes de la pandemia de Covid-19, la duración rondaba los 10 días, llegando incluso a 15 en 2018. Por otra parte, la ausencia de la habitual conferencia de prensa del primer ministro, que se inició el año pasado, de nuevo se ha repetido este año. Es un hecho negativo que priva de explicaciones, de transparencia, de transmisión de confianza, ante la opinión pública nacional e internacional. Desmerece la importancia de las lianghui.

En suma, sus señorías pierden oportunidades para mostrar su aporte constructivo, más opaco a lo largo del año, poniéndose de manifiesto una escasa consideración sistémica de las “dos sesiones”. En este contexto, la predilección por un control más estricto sobre la conducta y el alcance de los diputados y asesores carece de un mecanismo compensatorio para que estos puedan impulsar una mayor supervisión de la acción de gobierno, lo que vendría a acentuar la partidirización institucional.

Las “dos sesiones” brindan una rara oportunidad de que los diputados y asesores brillen en la política china; también de que se le quite brillo a la singularidad del sistema político mostrando el recorrido que puedan tener las innovaciones  desarrolladas por el xiismo. Resulta, no obstante difícil que la democracia de proceso completo sea verdaderamente integral si en todo adopta un perfil políticamente bajo para que solo uno pueda brillar…..