China e India, dilemas de dos colosos

In Análisis, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

Los dos colosos asiáticos han publicado su último censo de población. En 2010, China alcanzó los 1.339 millones e India los 1.210 millones. Representan el 37% de la población mundial (6.900 millones). Pero dentro de diez años, India superará a China para convertirse en el país más poblado. La evolución demográfica de los continentes y países impactará en la geopolítica y la economía mundial.

 

 

Mao Zedong realizó el primer censo en 1953. Sumó 582 millones. El último censo muestra una sociedad china más urbana, educada, moderna, dinámica y competitiva. Se controló el aumento de la población: de 1.270 millones en 2000 a 1.339 millones en 2010. Pekín debe asegurar la alimentación del 20% de la humanidad. Y solo cuenta con el 8,5% de las tierras cultivables y el 6,5% de las reservas de agua mundiales.

 

 

 

La política del hijo único impulsada por Deng Xiaoping en 1979 ha evitado unos 400 millones de nacimientos. Aunque su aplicación es desigual. No afecta tanto al mundo rural y las minorías étnicas. Y las parejas urbanas pueden tener dos hijos si ambos progenitores son hijos únicos.  El 49,7% de los chinos (665 millones) viven en las ciudades cuando diez años antes solo lo hacían el 36%. Otro dato relevante: el 9% de los jóvenes se gradúan en las universidades. Solo queda el 4% de la población sin alfabetizar (54 millones). El desarrollo económico incrementa la calidad y la esperanza de vida de los chinos. Surgen unas clases altas y medias con creciente poder adquisitivo que pasarán de 150 a 400 millones en una década.

 

 

 

China crece económicamente, un 10,4% en 2010, pero envejece rápidamente. El índice de fertilidad por mujer es oficialmente de 1,8 hijos. Aunque la cifra real se acerca a 1,5. Y en Pekín y Shanghai a 0,7. Hoy, los mayores de 60 años suman en 13,26% de la población (el 10,3% en 2000), mientras el porcentaje de los menores de 14 años han bajado al 16,6% (el 23% en 2000). Una tendencia que ya afecta al mercado laboral que verá disminuir el número de trabajadores e incrementar el coste de la mano de obra. También dificultará la financiación del sistema de protección social chino. La competitividad del “precio chino” no podrá basarse en los bajos costes laborales sino en una mayor productividad y calidad de sus recursos humanos y en los productos de alto valor añadido.

 

 

 

La vigente política del hijo único es discutida por los demógrafos y economistas chinos. Proponen revisarla o al menos una aplicación más flexible. Esgrimen que para que la economía siga creciendo se precisa incorporar cada año nueva mano de obra joven. Esta descendió de 10,2 millones en 2005 a 8,6 millones en 2010. Su escasez ya afecta a las zonas costeras. Muchos obreros que viajaron a sus provincias de origen del interior del país para celebrar el Año Nuevo Chino no retornaron a las fábricas de Cantón, Fujian y Shanghai. El Gobierno central corrige los desequilibrios territoriales y sociales potenciando el desarrollo del centro y el oeste chino que ofrecen ventajas y alternativas empresariales y laborales. Los salarios suben en las provincias costeras a la par con el coste de la vida. La inflación interanual alcanzó el 5,3 % en abril.

 

 

 

El último censo en India indica que su población aumentó un 17,6% en la última década alcanzando los 1.210 millones. Sigue creciendo mucho aunque a un ritmo más moderado. También muestra una sociedad muy joven, cada vez más urbana y emprendedora. Pero persisten graves lagunas sociales que afectan a la competitividad de India frente a China.

 

 

 

La mayor democracia del mundo afronta un gran reto: generar puestos de trabajo para los 13 millones de jóvenes que cada año desean acceder al mercado laboral. Una gran oportunidad económica. Pero el Gobierno indio debe acelerar sin más dilaciones las reformas estructurales en la educación, las infraestructuras y el sistema financiero. La prioridad: mejorar el sistema educativo. El índice de alfabetización subió hasta el 74% (el 65% en 2000). Pero contar aún con un 26% de analfabetos conlleva pobreza y economía informal.

 

 

 

Ambos países comparten un serio problema social: la tradicional preferencia cultural  por el hijo varón provoca un grave desequilibrio de género. En China nacen unos 118 niños por 100 niñas. En algunas zonas, llega hasta 130 niños. También hay en India 914 niñas por 1000 niños menores de 6 años. Un porcentaje que va empeorando (945 en 1991, 927 en 2001). Los abortos selectivos de las niñas no son excepcionales. Millones de jóvenes chinos e indios difícilmente encontrarán pareja para formar una familia, un valor básico en las culturas orientales. Ni Pekín ni Nueva Delhi afrontan con decisión esta delicada cuestión.

 

 

 

Dos consideraciones finales: a) La pretensión china por crecer económicamente con un riguroso control demográfico es contraproducente. Podría darse el caso que China llegue a ser un país envejecido antes que la mayoría de su población pueda alcanzar unos buenos niveles de renta per capita. b) India puede perder las ventajas de su transición demográfica si no mejora el sistema educativo. Se malbaratan las grandes capacidades de un tercio de los indios.