China no puede permitirse un incremento de población

In Noticias, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

Los casos de abortos forzados han distorsionado las intenciones originales de la política del hijo único. Pero tales incidentes sólo muestran el mal comportamiento de algunos funcionarios y no son el resultado inevitable de la política. Su aplicación ha sido contradictoria, pero es difícil concebir las presiones sobre recursos que China sufriría de no contar con la política del hijo único. (Por Eric Yu)


China se ha visto recorrida recientemente por una oleada de repulsa hacia la cruel aplicación de la política de planificación familiar (ley del hijo único) por parte de algunos organismos de base. Las autoridades locales obligaron a mujeres a abortar cuando éstas ya se encontraban en un estado avanzado de gestación y las imágenes gráficas sobre el caso han conmocionado a la ciudadanía y avergonzado a los funcionarios locales.

El último caso controvertido ocurrió en Yuxi, provincia de Yunnan, donde una mujer llamada Tang Leqiong publicó en internet la semana pasada que había sido obligada a abortar en 2005 cuando estaba embarazada de ocho meses. Sin embargo, las autoridades locales respondieron posteriormente que el aborto era legal bajo las políticas gubernamentales.

¿Está desfasada la política de planificación familiar? ¿Cómo puede aplicarse de una forma humana?

Los abortos forzados, de hecho, han distorsionado las intenciones originales de la política del hijo único. Los funcionarios locales que obligaron a mujeres embarazadas a abortar no lo hicieron según la ley.

La planificación familiar es fundamental en la política estatal. Pero la Ley de Población y Planificación Familiar también dice que los ciudadanos que tengan hijos y no estén en consonancia con las previsiones de la ley, deberían pagar una tasa de mantenimiento social; quienes no lo hagan, deberían ser criticados.

Esos son los únicos poderes que los responsables de aplicar de la ley deberían poseer, no forzar abortos.

Los abortos forzados aplican la ley desviándose de las normas. Sus acciones fueron totalmente erróneas. En muchos casos, una política correcta se vuelve controvertida por las torpezas en su implementación. La gente debería reconocer que la política del hijo único no incentiva a los responsables de aplicarla a utilizar medios violentos como el aborto forzado.

Tales incidentes, que muestran el mal comportamiento de unos pocos funcionarios en la implementación de las políticas de control demográfico, no son el resultado inevitable de la política del hijo único.

La política del hijo único de China ha sido contradictoria y ha mostrado dos caras. Pero sus contribuciones no deberían ser negadas simplemente.

China es un país muy poblado y con una relativa escasez de recursos. Por ejemplo, el carbón o los recursos hidroeléctricos per cápita son sólo el 50 por ciento de la media global y el petróleo y el gas natural per cápita suponen entorno al 67 por ciento del promedio mundial. Además, la tierra cultivable per cápita es apenas un 30 por ciento de la media global.

Es difícil concebir las presiones sobre recursos que China sufriría de no contar con la política del hijo único.

Hay otras vías hacia el control demográfico. Por ejemplo, un nivel educativo más elevado está relacionado con tasas de fertilidad más reducidas.

La encuesta nacional sobre perspectivas de fertilidad entre residentes urbanos y rurales de 2002, realizada por la Comisión Nacional de Planificación Familiar, mostraba que, de no haber política del hijo único, los ciudadanos sin educación elemental buscarían tener una media de 2,7 niños, mientras que aquellos con educación universitaria buscarían tener sólo 1,72 niños.

Todas las cifras arriba mencionadas son mucho menores a los promedios en la China premoderna.

Los conceptos tradicionales de “más hijos, más felicidad” se han visto gradualmente desplazados por “menos nacimientos y más sanos” en las regiones económicamente más avanzadas. Sin embargo, en algunas áreas atrasadas, la gente aún busca tener más hijos. Por ello, el tamaño de la población se resentiría aún sin la política del hijo único.

Zhang Weiqing, exministro de la Población Nacional y de la Comisión de Planificación Familiar, estimó que la actual población de China se habría incrementado en 400 millones de no ser por la política del hijo único.

Si eso hubiera ocurrido, nuestro proceso de reforma y apertura se habría visto afectado por las presiones demográficas y el crecimiento de la economía nacional se habría ralentizado gravemente.

La libertad de procreación sigue siendo el ideal. No obstante, en la actual coyuntura de China, la cancelación de la política del hijo único acarrearía ciertamente enorme presión sobre los recursos financieros y sociales nacionales.

La cuestión ahora es: ¿estamos dispuestos a afrontar estas consecuencias?

*Eric Yu es profesor en la Facultad de Medicina China de la Universidad Baptista de Hong Kong.