Prohibido a mediados de la década de los 80 por ser demasiado burgués, el golf tiene una historia relativamente corta en China, donde durante décadas este deporte experimentó una serie de altibajos, hasta alcanzar su reciente predominio en el país.
El mundialmente famoso golfista estadounidense Tiger Woods dijo una vez que el golf es realmente un asunto internacional. Y ahora que el Comité Olímpico Internacional ha aprobado definitivamente su inclusión en los Juegos Olímpicos de 2016, en Río de Janeiro, se espera un incremento en el número de jugadores, de acuerdo con la Asociación China de Golf.
Sin embargo, el golf es a menudo molesto, por las connotaciones negativas que porta en países en desarrollo como China y Vietnam, donde a menudo se le vincula estrechamente a la corrupción y el despilfarro de recursos.
Deporte para ricos
En la actualidad el golf es una de las industrias de mayor crecimiento en China, donde el número de campos para esta actividad se ha más que triplicado desde 2004, según el periódico China Daily. La mayoría de estos campos se concentran en las provincias ricas o templadas del este y del sur, tales como Beijing, Jiangsu, Guangdong y Hainan.
Desaparecen las tierras y las aguas
Aunque el Gobierno ha prohibido oficialmente la construcción de nuevos campos de golf, los promotores inmobiliarios inteligentes han encontrado lagunas en la ley que les permiten crear «clubes de campo» en lugar de campos de golf, aunque en realidad son la misma cosa. En 2004, antes de que el Consejo de Estado emitiera la prohibición, sólo había alrededor de 170 campos de golf en China. Este año, el número ha aumentado a más de 600, sin incluir los que hoy están en construcción. El «boom del golf» está en marcha en buena medida, y como parte del mismo ya se planea abrir cientos de campos más en los próximos años.
En la insular provincia tropical china de Hainan, cuyas autoridades la conciben como «un destino principal para el turismo internacional» para el año 2020, el golf se convertirá en una atracción importante. Se espera que se inauguren allí de 100 a 300 campos de golf. Hasta ahora, el proyecto más audaz ha sido la más reciente oferta del Grupo Misión de Colinas Hong Kong, que planea construir la mayor instalación mundial de golf en Hainan, con cerca de 22 campos.
En Beijing, en la actualidad hay por lo menos 75 campos de golf, con una superficie total de 132,257.75 de mu (8.817 hectáreas), casi 12 por ciento del terreno en el centro urbano de Beijing. Según un informe citado por el Dairio de la Juventud de China, un campo de golf estándar de 18 hoyos utiliza alrededor de 2.000 a 2.500 metros cúbicos de agua al día, lo que significa que los campos de golf de Beijing consumen hasta 60 millones de metros cúbicos de agua cada año.
En el oeste de China, la construcción de campos de golf también ha atestiguado un resurgimiento. En la ciudad de Yulin, provincia de Shaanxi, un abarcador proyecto de campo de golf sacrificará 4.000 mu (267 hectáreas) de tierra para este deporte, tras ser adquiridos sin pago alguno, informó Xinhua.
La «pequeña bola blanca» rueda feliz por la tierra china, pero también se traduce en una pérdida masiva de caros recursos para el país, comentó un residente en Guangdong.
Minoría o mayoría?
Muchos dicen que el golf es un deporte noble, pero en China las tarifas promedio de pertenencia a estos clubes roza las decenas de miles de yuanes – a veces millones – aproximadamente de cuatro a cinco veces más que en Occidente. En contraste, se calcula que en el país hay menos de 3 millones de personas que juegan al golf. A pesar de que más chinos seguramente se sumarán a la práctica a medida que aumenten los ingresos, la tasa sigue siendo relativamente baja.
La falta de apoyo político es también un obstáculo para el desarrollo. Si 3 millones de chinos juegan al golf, ello significa que otros 1.297 millones no lo hacen, y lo cierto es que sólo un puñado de jugadores de golf profesionales chinos se ganan la vida jugando.
Este es un problema actualmente. El Gobierno debería repensar en cambiar su actitud hacia el golf y otorgar la prioridad a un deporte de mayorías, lo que también podría conducir a que los jugadores profesionales se ubiquen a la vanguardia del mundo del golf internacional.