Algunas organizaciones no gubernamentales podrían experimentar un nuevo amanecer en el futuro, a tenor de lo anunciado la semana pasada por el ministro de Asuntos Civiles, Li Liguo, quien afirmó que las entidades caritativas y ONGs de asistencia social podrán registrarse directamente ante las oficinas su cartera.
Las regulaciones actuales referentes al registro de las ONGs estipulan que los grupos sociales, las fundaciones y las organizaciones no lucrativas, deben recibir el permiso de los departamentos gubernamentales pertinentes, o de instituciones públicas, antes de registrarse ante las oficinas de asuntos civiles.
Los ONGs caritativas, sin embargo, encuentran dificultades para afiliarse a los supervisores apropiados, ya que algunas de sus operaciones se canalizan a través múltiples sectores.
En opinión de Li, el Gobierno de debe “cultivar con cuidado” las organizaciones filantrópicas excepcionales que le permitan aliviar la pobreza y ocuparse de otros temas sociales.
La mayor libertad de acción que el Gobierno parece presto a conceder a las ONGs significa mucho, en momentos en que la estatal Sociedad de la Cruz Roja de China (SCRCh) enfrenta la cólera y la desconfianza públicas.
La existencia de las ONGs está demostrando ser más una necesidad que un lujo en el mundo moderno. El siglo XX demostró fehacientemente la incapacidad del Estado de bienestar y de la libre empresa para crear sociedades justas y sostenibles. Tales carencias han inspirado a los ciudadanos del mundo a desarrollar las ONGs, como vehículo para abordar una amplia gama de necesidades sociales.
En la medida en que nuestra economía transita cada vez más hacia un mercado libre y de empresas privadas, el país experimenta un declive en la cohesión social y un aumento en las injusticias económicas y sociales.
El sector no gubernamental puede servir como fuerza de sano equilibrio esencial entre los excesos potenciales del mercado libre y los limitados recursos e ineficacia del Estado.
El papel del gobierno es irreemplazable, pero según se diversifica y moderniza el país, aquél por sí solo no puede manejar con eficacia la multiplicidad de problemas que encara la sociedad.
Por otra parte, el mercado resultará insuficiente para asumir la tarea de lidiar con estas tensiones derivadas de la modernización.
El progreso verdadero sólo se alcanzará con la participación sostenida de los ciudadanos chinos, con su acción a través de las instituciones de la sociedad civil.
Trabajando a tiempo completo o como voluntarios en las ONGs, los ciudadanos chinos pueden proporcionar servicios esenciales a sus comunidades. Pueden asimismo idear nuevos enfoques para solucionar problemas persistentes, a la vez que promueven la tolerancia y consolidan la responsabilidad del Gobierno.
Para que se comprenda a pleniitud el papel que les corresponde desempeñar, las ONGs deben esforzarse por cumplir con los más altos niveles de gobernanza, es decir, transparencia, responsabilidad, sana administración y comportamiento ético.
Las ONGs sólo podrán servir como defensores y observadores creíbles del Gobierno y el empresariado si cumplen con los mismos preceptos que ellas esperan de los sectores público y privado.(Pueblo en Línea)
18/07/2011