El gigante chino seguirá creciendo este año

In Análisis, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

China ha transformado las relaciones económicas internacionales. Desde su entrada en la OMC en 2001, cuadriplicó el PIB, creciendo un promedio del 10,5% anual. Es la segunda economía mundial, tras EEUU. En 2001 era la 6ª. También quintuplicó su cuota en el comercio mundial, el 4,3% al 10,4%. En 2001, China era el 7º exportador y el 8º importador mundial de mercancías así como el 10º exportador y el 12º importador de servicios. En 2011, es el 1º exportador y el 2º importador de mercancías así como el 4º exportador y el 3º importador de servicios. Finalmente, es el 2º receptor de las inversiones extranjeras directas, tras EEUU. A su vez, es el 5º país inversor en el exterior, superando a Japón y Gran Bretaña. La lista Fortune Global incluye 61 empresas chinas entre las 500 mayores del mundo. En 2001, eran solo 16.

 

En 2012, China seguirá siendo el principal motor económico mundial. Impulsará aún más sus transacciones comerciales con Occidente. También el comercio Sur-Sur, entre países en vías de desarrollo, que ya supera el 20% del global. Pekín juega un creciente rol en las Organizaciones financieras internacionales como el FMI y el BM como líder de los países emergentes. Es el principal acreedor de EEUU y la UE.

 

Desde una óptica china, la irrupción china en la economía global ha sido muy positiva. El Gobierno chino asegura  que las importaciones chinas crearon 14 millones de empleos en el mundo. Hu Jintao afirma que, conforme al 12º Plan quinquenal chino (2011.2015), China proseguirá en los próximos años el proceso de liberalización comercial para corregir progresivamente los desequilibrios de las balanzas comerciales y favorecer el crecimiento económico mundial. Aunque reclamó, una vez más, a EEUU y la UE, que se reconozca a China el status de economía de mercado, que la OMC prevé para 2016, y que se le faciliten las importaciones de alta tecnología,

 

Desde una óptica occidental, la valoración es positiva. Pekín reformó gradualmente el marco legal para adecuarlo al acervo jurídico internacional de la OMC. Redujo los aranceles que bajaron hasta el 9,8% en 2010. También las barreras no arancelarias. Y fomentó las inversiones extranjeras en China, El Gobierno chino ha cuantificado en 261.700 millones $ los beneficios obtenidos por las empresas establecidas en el país desde 2001. Además, los consumidores de EEUU y la UE compraron productos baratos “made in China” que ayudaron a controlar la inflación en las economías avanzadas.

 

Pero el balance global presenta claroscuros. En marzo 2000, Bill Clinton defendió la entrada china en la OMC con un doble argumento, político i comercial: iba a favorecer las reformas políticas chinas, el reequilibrio de la balanza comercial y la creación de empleo en EEUU. Occidente imaginó un gran mercado de 1.350 millones de potenciales consumidores abierto a los productos de los países avanzados. Ha ocurrido lo contrario. El régimen político sigue monopolizado por el PCCh. Y China disfruta de un gran superávit comercial y con una gran bolsa de divisas, 3,2 billones de $, va penetrando en los mercados de Occidente.

 

Las empresas occidentales desembarcaron atraídas por las ventajas fiscales y laborales, empezaron a  invertir y deslocalizar una parte de la producción hacia China. Aunque muchos productos “made in China” cabría más bien calificarlos como fabricados por las empresas extranjeras allí establecidas. El proceso se aceleró desde 2001. Según el Economic Policy Institute, el déficit comercial con China provocó la perdida de 2,4 millones de empleos en EEUU. Hoy, China es mucho más que la fábrica del mundo. Ha subido en la escala tecnológica, fabrica productos de alto valor añadido y crea o adquiere marcas de reconocido prestigio internacional.

 

Barack Obama se queja que China juega con las reglas del comercio internacional. Insiste en la baja cotización del yuan y la escasa protección de los DPI. También en las subvenciones directas o indirectas a las grandes empresas públicas chinas que acceden a una financiación a bajo coste. Ello les permite tanto afrontar con éxito su salto al exterior como asegurarse el control hegemónico del mercado interior.

 

Las empresas extranjeras arguyen que compiten de forma desigual contra más de cien mil empresas públicas que son protegidas por los Gobiernos central y local. Incluso el sector privado chino compete con limitaciones con el sector público. Hu Jintao se manifiesta contrario al proteccionismo. Pero tres días después de celebrarse el décimo aniversario de la entrada en la OMC, Pekín anuncio medidas antidumping contra las importaciones de coches estadounidenses de alta cilindrada. En realidad, tanto China como EEUU mantienen varios contenciosos en las instancias de la OMC. En el sector automóvil, las empresas extranjeras aún deben contar con un socio local, una estrategia china para atrapar el know-how de aquellas. Por otro lado, una parte importante del sector servicios (financieros, médico, educación, etc.) siguen, por razones políticas o estratégicas, difícilmente accesibles a los inversores extranjeros y privados. Pero a pesar de los recelos mutuos e incertidumbres económicas, las empresas extranjeras seguirán invirtiendo en China. Hace una década, priorizaban la producción para la reexportación. Hoy quieren situarse y competir en el mercado interior. Confían en que el Gobierno chino acabará abriendo el sector servicios, sobretodo los ligados a la industria.

 

También Pekín se muestra muy inquieto ante la prolongada crisis económica de EEUU y la UE. Las inversiones y el comercio exterior con Occidente se frenaron a finales del 2011. Para afrontar la desaceleración de la demanda de los países desarrollados, China intensificará en 2012 los nexos económicos y comerciales con los países emergentes del resto de Asia, América Latina y África. Aunque menos, China seguirá creciendo en 2012. Impulsará la demanda interna china y proseguirá su penetración en los mercados del mundo