El reto de China como súper potencia tecnológica y científica

In Noticias, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

(SPANISH.CHINA.ORG.CN)- La relación de ciencia y tecnología entre Estados Unidos y China está conformada por una paradoja. Reducir el cambio climático, prevenir pandemias y desarollar nuevas fuentes energéticas son retos que requieren de soluciones a nivel mundial. Además ,existe cada vez más cooperación en la ciencia que será la base para cualquier arreglo tecnológico, la cual se extiende a diferentes disciplinas, instituciones y puntos geográficos. Al mismo tiempo, la ciencia y la tecnología son un componente esencial de la competitividad económica y el poderío militar.


(SPANISH.CHINA.ORG.CN)- La relación de ciencia y tecnología entre Estados Unidos y China está conformada por una paradoja. Reducir el cambio climático, prevenir pandemias y desarollar nuevas fuentes energéticas son retos que requieren de soluciones a nivel mundial. Además ,existe cada vez más cooperación en la ciencia que será la base para cualquier arreglo tecnológico, la cual se extiende a diferentes disciplinas, instituciones y puntos geográficos. Al mismo tiempo, la ciencia y la tecnología son un componente esencial de la competitividad económica y el poderío militar.

Como resultado, China y los Estados Unidos son colaboradores, además de competidores, por el talento, nuevas ideas, mercado y prestigio. Manejar esta paradoja requiere que Estados Unidos mantenga su fuerza científica nacional y profundice los vínculos con los poderes científicos emergentes, al mismo tiempo que presiona a China con sus políticas tecnológicas mercantilistas y espionaje cibernético.

Estados Unidos aún es el líder mundial en ciencia y tecnología, pero tal como señala un informe de Nesta, las capacidades chinas se están desarrollando rápidamente. China va en camino de sobrepasar a Estados Unidos en cuestión de gastos para la investigación y el desarrollo en diez años, y la cantidad de artículos científicos publicados por los científicos chinos en revistas, incluida la prestigiosa Sciencie Citation Index, aumentó en 9.5% en 2011. China ahora cuenta con un programa espacial y la súper computadora más rápida del mundo, la Tian-he 2.

El Boston Consulting grupo ha nombrado a las empresas de comercio electrónico Alibaba y Xiaomi Technology, un productor de tecnología celular, entre las más innovadoras, prometedoras y capaces.

La opinión ampliamente mantenida de que Beijing está inclinando el campo de juego en ventaja de las compañías chinas está agravando enormemente el malestar en Estados Unidos acerca del rápido crecimiento de China como poderío científico. Los políticos chinos están poco contentos con que el país sea la fábrica mundial y quieren pasar de “hecho en China” a “Innovación de China”.

En los últimos cinco años, China ha adoptado un número de políticas diseñadas para crear “innovación indígena”y reducir la dependencia de tecnologías avanzadas de occidente y de Estados Unidos en particular. Estas políticas incluyen adquisición gubernamental, estándares tecnológicos competentes y solicitar la transferencia tecnológica de corporaciones multilaterales a cambio del acceso al mercado.

En un sondeo de 2013 de empresas estadounidenses que operan en China, hecha por AmCham China, el 37% de los encuestados consideró que los requisitos de facto para la transferencia tecnológica están aumentando, incrementando del 27% de 2012. Además, la incapacidad de China para proteger los derechos de propiedad intelectual permiten el robo y piratería masiva, que a cambio mejoran la competitividad a corto tiempo de las empresas chinas.

Si se añaden el espionaje cibernético y el industrial, las ambiciones chinas en la ciencia y tecnología se vuelven incluso más amenazadoras. Desde que Google anunció que fue atacado por hackers ubicados en China en enero de 2010, ha habido una constante corriente de revelaciones de ataques a otras empresas tecnológicas estadounidenses, contratistas de defensas, instituciones financieras, despachos jurídicos, compañías de los medios de comunicación, think tanks y universidades.

En apenas uno de los tantos casos recientes de espionaje industrial, los fiscales estadounidenses acusaron a tres científicos chinos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York de compartir ilegalmente los hallazgos de investigaciones con un instituto de Shenzhen y una compañía de tecnología médica de Shanghái.

Hablando de esfuerzos para recolectar la tecnología, William C. Hannas, James Mulvenon y Anna B. Puglisi, los autores de China’s Industrial Espionage (El espionaje industrial de China) afirman que China “se encuentra en una liga completamente diferente, excediendo la norma internacional, no solamente en tamaño, el número y variedad de sus lugares de transferencias, el agnosticismo moral de sus practicantes y el grado de apoyo gubernamental”.

Estados Unidos debe presionar a Beijing, pero también necesita poner su propio hogar en orden. Como resultado del secuestro- los recortes automáticos puestos en práctica por el Acta de Control de Presupuesto de 2011- los fondos federales para la investigación y desarrollo cayeron hasta el 0.8% del PIB, el más bajo en 40 años. El papel del gobierno en financiar las investigaciones básicas se ha vuelto aún más importante, ya que los negocios se han alejado de financiar proyectos de “cielo azul” con usos comerciales inmediatos inciertos, pero con la promesa de grandes descubrimientos. La innovación ha sido tradicionalmente un asunto de dos partidos políticos, pero la batalla entre la Casa Blanca y los republicanos acerca del cierre del gobierno y la crisis fiscal da muy pocas esperanzas de que las inversiones para la investigación y desarrollo incrementen pronto.

Estados Unidos deben continuar presionando a China respecto a su innovación doméstica y otras políticas depredadoras. Elevarlo hasta el punto más alto de la agenda durante la cumbre bilateral es importante. La presión multilateral es especialmente importante y Estados Unidos debería trabajar muy de cerca con el Reino Unido ,así como con Japón y la Unión Europea. En el pasado, Beijing ha estado dispuesto a retroceder cuando varios gobiernos – y gobiernos y el sector privado- se unen en una sola voz. Un frente unido similar debería ser construido para el espionaje cibernético, a pesar de que esto será mucho más difícil a raíz de las revelaciones de Edward Snowden de que la Agencia de Seguridad Nacional hackeó las redes chinas.

Estados Unidos no debe permitir que las preocupaciones legítimas acerca de las políticas y prácticas chinas lo ofusquen ante las oportunidades presentes en el surgimiento de nuevos poderíos científicos- China, y también la India y Brasil. En los últimos 50 años, Washington ha asumido el dominio científico de Estados Unidos. Esta suposición ahora se encuentra en duda, pues las capacidades científicas se han distribuido más ampliamente. La sociedad estadounidense, con su vibrante sector tecnológico, universidades dinámicas de investigación, y grandes cantidades de científicos y emprendedores inmigrantes, se encuentra bien colocado para aprovechar estas nuevas fuentes de descubrimientos.