Foxconn es una empresa vinculada al Grupo Hon Hai, un gigante de la electrónica con sede en Taiwán que fabrica ordenadores, consolas de videojuegos y teléfonos móviles para multinacionales como Hewlett-Packard, Sony, Nokia y también Apple. La empresa se encuentra en el centro de la atención mediática debido al número de muertes por suicidio que se han producido dentro de sus fábricas en Shenzhen en los últimos cinco meses.
Li Hai, un empleado de Foxconn ha sido la última víctima. Con éste ya son diez los suicidios producidos en lo que va de año entre la plantilla del gigante tecnológico. Según Chen Hongfang, subdirector de la Unión de Trabajadores de Foxconn, Li Hai, un joven de 19 años, tan sólo llevaba 42 días trabajando en el centro de capacitación de la fábrica de Guanlan, propiedad de la compañía. Con ésta suman ya diez muertes, mientras otros dos trabajadores permanecen seriamente heridos después de haberse intentado quitar la vida y, según la compañía, al menos otros 30 posibles intentos de suicidio han sido evitados desde abril.
Los bajos salarios y la abundante mano de obra son dos de los principales motivos por los que muchas compañías trasladan sus cadenas de producción a China. Sin embargo, las pésimas condiciones laborales en las que muchos trabajadores resisten lleva consigo un detrimento sustancial de la calidad de vida. Con el fin de mejorar las condiciones en las cadenas de producción de electrónica y ante la cada vez mayor presión internacional, las multinacionales de este sector han adoptado el Electronic Industry Code of Conduct (EICC). Además, algunas de ellas mencionan en sus códigos internos qué prácticas no están permitidas, tales como las deducciones salariales como medida disciplinaria, que los trabajadores menores de 18 años tengan turnos de noche o el uso de tests de embarazo o informes médicos con fines discriminatorios. Todo queda en papel mojado debido a la falta de auditorías y un mayor control en las fábricas.
Según un estudio realizado en 2008 en el complejo industrial de Shenzhen, en Foxconn, a los trabajadores se les demanda hacer una media de 3 horas extras diarias. Cuando esto incluye sábados y domingos, la semana laboral llega casi a las 70 horas semanales. Además, la empresa impone una disciplina muy estricta a los trabajadores, con reglas como prohibir la conversación o la recepción de llamadas telefónicas en horario laboral. Asimismo, está prohibido abandonar las líneas de producción a menos que un supervisor reemplace al trabajador de forma temporal. Todo ello suma una gran presión sobre los trabajadores que se ven a si mismos, según algunos han declarado, como máquinas.
El perfil de las víctimas es similar. Todos ellos tenían edades comprendidas entre los 18 y los 24 años. Seis hombres y cuatro mujeres. Y todos eran trabajadores inmigrantes que se habían desplazado hacia el sur de China donde el crecimiento económico es mucho mayor que en las provincias interiores del país. La sensación de desarraigo, la soledad, los bajos salarios y el sentimiento constante de frustración son una mala combinación. A la vista de las edades de las víctimas, algunos han atribuido al cambio generacional la incapacidad de los jóvenes de “aguantar” la presión. Según algunas fuentes cercanas a la empresa, las generaciones que han nacido en los años 80 y 90 responden de manera diferente a la carga laboral. La sensación de frustración e incumplimiento de sus sueños en jóvenes que han nacido en un país en continuo crecimiento y del que no se ven beneficiados, les lleva a una situación de desesperación. Razones que, en cualquier caso, no justifican la continuación de prácticas laborales que llevan a la alienación.
El pasado 26 de mayo, Terry Gou, director de la firma taiwanesa, en una conferencia de prensa ha mostrado sus disculpas y prometido tomar medidas para prevenir más muertes. Entre otras, ajustará el salario de los empleados en dos semanas y también financiará el establecimiento de un hospital para ofrecer terapias profesionales a los empleados. Ha defendido, sin embargo, las prácticas laborales de la empresa y especuló que algunas de las muertes pudieron haberse producido debido a problemas familiares o de pareja.
Según algunas fuentes, la empresa Foxconn planea contratar psiquiatras, consejeros y monjes al igual que abrir una línea telefónica de ayuda 24 horas e incluir instalaciones deportivas para mejorar la calidad de vida de sus trabajadores. Sin embargo, no poniendo en duda que dichos planes no supongan una mejora, están lejos de solucionar el problema.
La empresa urge a los trabajadores de la planta del sur de China a prometer por escrito no poner en peligro la vida de otros ni la propia. Este hecho da a entender la gravedad de la situación. A la empresa le espera un futuro de beneficios, a los trabajadores quizás la esperanza de lograr un trabajo digno.