El pasado mes de agosto, las autoridades de todas las provincias, municipios y regiones autónomas del país fueron convocadas por la Oficina General del Consejo de Estado para abordar la cuestión y a finales de este año aprobar o rechazar la propuesta.
Sin embargo, hasta el momento no han sido revelados aún los planes detallados de las tres mayores ciudades del país, Beijing, Shanghai y Guangzohu, y los partidarios y detractores de la medida continúan enfrentados en Internet y a pie de calle.
Las autoridades de la provincia de Guangdong dijeron el jueves que han completado el plan que podría permitir a los hijos de los inmigrantes que han cursado el bachillerato en el territorio presentarse al examen de ingreso a la universidad.
Más allá de las campañas y foros en Internet, reuniones cara a cara celebradas en meses recientes han terminado en peleas verbales y al menos un incidente de empujones.
“A mi hija de 15 años le dijeron que era una langosta”, afirmó Zhan Quanxi, un trabajador inmigrante que ha vivido en Shanghai durante 11 años, al recordar una reunión de la comisión de educación de la ciudad celebrada en octubre pasado. “Los residentes nativos nos dijeron que nos largáramos”.
Según la regulación vigente, los estudiantes deben hacer el bachillerato y presentarse al gaokao en el lugar donde residen, donde legalmente está registrada su residencia. Esto significa que los hijos de los trabajadores inmigrantes se ven a menudo forzados a retornar a su hogar durante al menos tres años de sus estudios, incluso si, como la hija de Zhan, han estudiado en la ciudad que la ha adoptado desde el preescolar.
“Mi hija ha vivido en Shanghai desde los cuatro años, pero ahora ni siquiera es capaz de ir al bachillerato de la ciudad”, comentó Zhan. “Nosotros pagamos los impuestos aquí, entonces, ¿por qué ella no puede tener los mismos derechos que sus compañeros de clase en Shanghai? Nos sentimos totalmente indefensos”.
Los partidarios del cambio han dado la bienvenida a las conversaciones para corregir la política actual y aseguran que será un hito en el camino hacia la igualdad.
Sin embargo, funcionarios de las municipalidades de Beijing y Shanghai, así como los de la provincia de Guangdong, han rehusado hasta ahora revelar cualquier detalle de lo que realmente decidirán, solo dicen que los planes son inminentes.
La comisión de educación de la capital indicó que su proyecto está pendiente de revisión y que podría entrar en vigor antes del próximo año lunar. No obstante, en una discusión en línea con los padres de los estudiantes, el 28 de noviembre reciente, las autoridades recomendaron a los hijos de los trabajadores inmigrantes que se prepararan para retornar a su hogar para el gaokao de 2013.
Un comunicado publicado en la página web de la Comisión Municipal de Educación de Shanghai contiene una declaración similar.
¿Una educación igualitaria?
Sin definir aún la futura política del gaokao, los padres que tienen residencia en las principales ciudades están luchando por mantener su status quo. Muchos argumentan que cambiar las reglas podría conducir a un mayor congestionamiento del sistema de educación metropolitana y podría abrir la puerta al abuso.
“Ciudadanos naturales de Beijing, Shanghai y Guangdong, por nuestros hijos, unámonos en la lucha contra esta política”, escribió un internauta que participó en una discusión en Sina Weibo, un popular sitio de microblogs.
Du, una madre de Beijing contraria a la modificación de la política actual, declaró a China Daily que los recursos educativos de la capital podrían tener problemas al enfrentar a un mayor número de estudiantes.
“La ciudad no es tan ingeniosa como la gente piensa”, dijo una joven de 29 años que creció en la provincia de Hebei pero obtuvo la residencia en Beijing cuando asistió a una universidad de la capital y no quiso revelar su identidad por temor a represalias.
“Existen muchos problemas con la apertura del gaokao a los hijos de los inmigrantes. Por ejemplo, familias poderosas pueden aprovechar esta ventaja y trasladarse a Beijing o Shanghai justo antes del examen para que su hijo pueda hacer la prueba en esas ciudades. ¿Si ellos han recibido toda su educación en otra provincia donde simplemente se concentran en prepararlos para el examen, cómo los estudiantes beijineses podrán competir con ellos?”.
Du se refirió al hecho de que los estudiantes que hacen el examen en Beijing y Shanghai pueden calificar para las universidades de ciudades con puntuaciones más bajas si ellos se presentan a la prueba en otra provincia. Por ejemplo, este año la Universidad de Pekín fijó un tope mínimo de 654 puntos para los estudiantes de ciencia de la capital. En la provincia de Shangdong fue de 698.
El problema de la residencia
Hasta octubre de 2010, la población migrante de China ascendía a 221 millones, según la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar, el equivalente a dos tercios de la población total de Estados Unidos.
El sexto censo nacional reveló que aproximadamente 7 millones de ellos viven en Beijing, lo que representa más del 35 por ciento de todos los residentes de la capital, mientras los estimados de la Televisión Central de China en 2011 fijaron en 478.000 los niños sin residencia legal en la capital matriculados entonces en los centros de enseñanza primaria y secundaria de la ciudad.
Chu Zhaohui, investigador principal del Instituto Nacional de Ciencias de la Educación, subrayó que el debate sobre la política vigente del gaokao es resultado del sistema discriminatorio de residencia que existe en China. Sin embargo, recomendó que se dé más poder a las universidades como una forma rápida de conseguir la igualdad en la educación.
“Si las universidades tuvieran el derecho de admitir a los estudiantes más capaces, podrían acoger a los alumnos sin importar de dónde provienen”, expresó, aunque reconoció que podría tomar de tres a cinco años construir un sistema así.