Limitaciones del individualismo en la sociedad estadounidense
Al explorar cuestiones de civilización, debemos comprender en primer lugar las características principales de la civilización estadounidense contemporánea. Por lo general, se puede describir la civilización de una nación mediante los valores enseñados en las instituciones de educación, pero esto no es efectivo en EE.UU., ya que el país afirma que su educación no cuenta con ningún valor específico (lo cual, por supuesto, es imposible). Desde mi punto de vista, los estadounidenses no planifican las diversas etapas de su educación en función de un conjunto concreto de valores, sino que aprecian más la información factual y buscan cómo generar ingresos. Así pues, la civilización estadounidense contemporánea se centra en acumular cada vez más riqueza y dinero.
Sin embargo, algunas creencias únicas en Estados Unidos han provocado significativos cambios civilizatorios. La civilización estadounidense quizás es la más “individualista” del mundo. En este país se cree comúnmente que la naturaleza humana está conformada por las personas que componen este mundo, y también existe la idea de que, en un ambiente ideal, todos deberían tener igualdad de oportunidades. Es decir, todas las personas deberían tener acceso igualitario a la educación y que se debe garantizar en lo más posible la igualdad de oportunidades para todos.
En las últimas décadas, los estadounidenses han empezado a notar que el individualismo tiene dos limitaciones sistemáticas. Una de ellas es el racismo, especialmente en el sur del país, donde aún vemos segregación entre estudiantes afroamericanos y blancos. Las escuelas para los primeros reciben mucho menos financiación y no tienen el mismo respaldo social que los blancos. La idea civilizatoria debería superar el racismo y garantizar que los afroamericanos tengan igualdad de oportunidades, pero, esto no sucede en la práctica. Las normas civilizatorias del individualismo y la igualdad de oportunidades para todos no están garantizadas, lo que refleja las injusticias que persisten en la legislación estadounidense.
Otro desafío importante es la igualdad de género. Todas las civilizaciones necesitan estructurar una sociedad en que se considere equitativamente los derechos e intereses de hombres y mujeres. Sin embargo, incluso al diferenciar roles de género, existe el riesgo de violar el principio de igualdad de oportunidades para todos. Es sorprendente que este principio se ha llevado a cabo a tal extremo en el que las personas no están dispuestas a aceptar ninguna regla basada en el género, por ejemplo, ninguna escuela puede excluir a las mujeres. Sin embargo, esto también implica una igualdad sin principios entre diferentes géneros.
Es fundamental reconocer que la mayor limitación proviene en realidad del sistema capitalista, que restringe enormemente la libertad de las personas de bajos recursos. Estas restricciones ya no se basan en la raza o el género, sino que permiten que aquellos con abundantes recursos financieros priven a los más pobres de numerosas oportunidades. Este hecho es innegable, pero el sistema capitalista se resiste a abordar sus consecuencias, ya que el cambio de la distribución de riqueza implica costos significativos.
Construcción de una comunidad internacional libre de hostilidad
En la actualidad, muchos estadounidenses se han dado cuenta de que es una idea engañosa considerarse a sí mismos como individuos autosuficientes. Las personas pertenecen a familias y comunidades, y sus estados actuales se deben en gran medida a que pertenecen a una comunidad. Es inapropiado el individualismo extremo que menospreciar e ignorar las funciones de la familia y la comunidad; esta razón se entiende mejor en China que en Estados Unidos.
Actualmente, muchos académicos estadounidenses están explorando los beneficios de construir comunidades para su propio país, argumentando que las comunidades pueden servir y afectar positivamente a sus miembros. También están analizando en profundidad qué tipo de diversidad puede gestionar y apoyar las comunidades, cómo mantener la paz y si las comunidades pueden coexistir en armonía entre sí para formar una más amplia, entre otros temas.
En el siglo XX, propuse un posible modelo de comunidad basado en sociedades y naciones en el continente de América. Hoy en día, Europa ha logrado crear una comunidad de naciones, la Unión Europea. Otras regiones están siguiendo el ejemplo de Europa: los países de América Latina podrían formar una comunidad latinoamericana, y los países de África y Asia Oriental, comunidades africanas y de Asia Oriental, respectivamente. Estas comunidades de naciones podrían unirse con China, India, Estados Unidos y otros países para formar una comunidad internacional, lo que serían unas verdaderas “Naciones Unidas”, donde los miembros dejaran atrás la competencia y la hostilidad. Si llegamos a crear tal comunidad, los recursos aprovechados por Estados Unidos actualmente para asegurar su posición dominante a largo plazo podrían ser redirigidos a ayudar a todo el planeta.
Autor: John B. Cobb, Jr., fundador y presidente del Instituto para el Desarrollo Posmoderno de China y EE.UU., miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. Este artículo proviene de su discurso temático en la Conferencia Internacional de Diálogo entre Civilizaciones “Hablemos de China”, celebrado por DeepChina el 17 de enero de 2024.
Redactora: Geng Zhen, doctora y profesora de español en la Universidad Normal de Jiangsu.
Revisor: Zhu Lun, profesor distinguido de la Universidad Normal de Jiangsu, investigador del Instituto de Etnología y Antropología de la Academia China de las Ciencias Sociales.
Procedencia del artículo: DeepChina