Nada que temer de los institutos Confucio

In Noticias, Sociedad by PSTBS12378sxedeOPCH

Es muy probable que a nadie se le ocurra clasificar a los institutos Goethe, de Alemania, a la Alianza Francesa, o a los institutos Cervantes, de España, como vehículos o instrumentos de penetración cultural. Entonces, ¿a qué tanta ojeriza contra los institutos Confucio de China, que son entidades gemelas de las ya mencionadas? (Por Liu Chang)


China no inventó ni monopoliza el establecimiento de dichos institutos para promover la comprensión cultural en el extranjero y facilitar el aprendizaje de idiomas.


La Alianza Francesa fue creada en 1883 y desde entonces ha promovido la lengua y cultura galas en el exterior — una tarea idéntica a la del Instituto Confucio. Actualmente, hay cerca de 1.100 centros de la lengua francesa en 133 países.





De modo similar, Alemania abrió su primer instituto Goethe en 1951, mientras que los institutos Cervantes comenzaron a reclutar estudiantes en 1991.





¿Si se toleran, e incluso se celebran, estas prácticas, por qué se duda entonces de los esfuerzos de China?





La invasión cultural, por definición, indica acciones intencionales y sistemáticas para substituir los hábitos culturales de un país por los de otro. Sin embargo, el cometido del Confucio es simplemente abrir una ventana a través de la cual los extranjeros puedan captar algo de la cultura china tradicional, si así lo desean.





Más importante aún, queda por parte de los visitantes de estos institutos decidir si aceptan o no estos valores extranjeros, pues los institutos Confucio no tienen ninguna jurisdicción para imponerse, por no hablar ya de tildarlos de ser invasores de una cultura extranjera.



Además, los que acusan a estos institutos de ser vehículos de propaganda no tienen ninguna evidencia que sustente sus argumentos.





Desde que China comenzó a colaborar con otros países para fundar los institutos Confucio en 2004, para bien del público, estas instalaciones han estado diseñadas para proporcionar programas no lucrativos de enseñanza de chino a los principiantes y para promover el conocimiento de esta antigua civilización oriental.





Hasta julio de 2010, se habían inaugurado 316 institutos Confucio en más de 90 países y regiones. Ninguno de ellos se estableció sin previa solicitud y consentimiento de las universidades anfitrionas.





Según una introducción colgada en el sitio Web de las oficinas centrales del Confucio en Beijing, para establecer un instituto es menester que un socio extranjero solicite el procedimiento primero. Una vez aprobada la solicitud, la entidad será administrada a tenor de cooperación bilateral equitativa. Así, no hay modo de que la parte china pueda “manipular” al instituto, de lo que falsamente se le acusa.





También, los cursos que se imparten en los institutos están sujetos sobre todo a tres categorías, a saber, aprendizaje del idioma, entrenamiento de profesores y cultura china tradicional. No hay lecciones de política gubernamental.





Por lo tanto, nadie puede esperar la presencia de una agencia de promoción del gobierno si no se promueven las políticas oficiales. Además, los Confucio familiarizan a los estudiantes con valores tradicionales, tales como la benevolencia, la rectitud y la armonía. Éstas están entre las virtudes tradicionales más ejemplares, presentes asimismo en otras culturas y religiones.





Actualmente, los Confucio están enseñando chino a más de 40 millones de personas alrededor del mundo, cifra que crece rápidamente a la par que la apertura de China, a lo cual se suma el incremento en la curiosidad del mundo por el país asiático.



Los institutos también benefician a sus educandos de muchas maneras prácticas, ayudándoles a acceder a mejores empleos y a hacer negocios con empresarios o firmas chinos.





En una era en la cual la globalización lleva la voz cantante, el mundo se reduce por días, propiciando el aumento de contactos entre diversas culturas y dando lugar a una mayor cota de comprensión y confianza mutuas. Los institutos Confucio, al exponer la cultura de China y explicar al resto del mundo los valores chinos, puede ayudar a alcanzar esa meta. (Pueblo en línea)




13/08/2010