Pepe Castedo, un pionero de las clases de español en China Feng Junwei

In Noticias, Sociedad by Xulio Ríos

MADRID, 26 nov (Xinhua) — El genio de la ciencia Albert Einstein decía: «Es el supremo arte del maestro despertar la curiosidad en la expresión creativa y conocimiento». En China, vivió un maestro español así entre 1964 y 1980. Se llamaba Pepe Castedo Carracedo y sus alumnos y amigos recuerdan todavía sus anécdotas como si fueran un gran tesoro familiar.

Pepe, como todos sus alumnos lo llamaban, utilizaba una forma mímica de enseñanza. Para explicar el significado del verbo «gustar», por ejemplo, se metía una tiza en la boca, y para definir «acostarse» se tendía en el suelo, explica a Xinhua la profesora Cen Chulan, inspectora de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing.

La enseñanza de español, dice, empezó en China en la década de 1950 y, durante muchos años, el material fue insuficiente, por lo que circulaba un dicho entre los colegas: «un libro, dos profesores y tres alumnos».

Nacido en 1914, Pepe decía que la ciudad gallega de Ferrol era su madre, porque allí había nacido, y que España era su abuela. Transmitió su acento gallego a sus estudiantes y, en una ocasión, una delegación española de visita en China mostró su sorpresa al percibirlo en el intérprete, que había sido alumno de Pepe.

CULTO, INTELIGENTE Y CON MAL GENIO

El peruano Juan Morillo, profesor de español durante muchos años en China y autor de «Memorias de un naufragio», entre otras novelas, explicaba que Pepe «era un español culto, inteligente y malgeniado».

Pepe impartía clases de español en la Escuela Anexa al Instituto de Lenguas Extranjeras de Beijing. También ayudaba a los profesores chinos a resolver sus dudas gramaticales o a leer periódicos y libros.

Según recuerda Cen, iban a su casa en el Hotel de la Amistad, el lugar donde se alojaban por aquel entonces los expertos extranjeros, dos o tres veces a la semana. En la mañana daban clases y, en la tarde, iban a consultarle.

En aquellos tiempos en que casi no había material, Pepe escribió manuales que comprendían del tercer año de la primaria al tercer año del bachillerato. Algunos se los daba a los alumnos y otros los utilizaba en clase. Todos sus estudiantes obtenían por lo general buenas notas y destacaban en traducción.

MAESTRO DE VOCACIÓN

Pepe aprovechaba sus vacaciones en su país natal para comprar de su propio bolsillo material como «Vida y diálogos de España», que reúne más de un millar de diapositivas y grabaciones sobre los hábitos y la cultura del país ibérico.

En 1972, se lo regaló al Instituto de Lenguas Extranjeras de Beijing (ahora la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing) y en 1974, se convirtió en material didáctico oficial. Siguió utilizándose hasta la década de 1990 en la capital china y también en universidades e institutos de otras ciudades como Shanghai.

Otro de sus alumnos, el actual director del Instituto Confucio de Barcelona y profesor de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, Chang Shiru, dice que estará siempre agradecido a Pepe porque le dio esperanza en una época dura y difícil.

Después de graduarse de la escuela secundaria, relata, fue al campo a trabajar con los campesinos en la provincia noroccidental de Shaanxi, a más de 1.000 kilómetros de Beijing. No obstante, siguió estudiando español y le enviaba los ejercicios por correo a Pepe, que los corregía y devolvía por la misma vía.

CRUZ ALFONSO X EL SABIO

Pepe quería tanto a sus alumnos que manifestó su deseo de ser enterrado en el recinto del Instituto de Lenguas Extranjeras de Beijing para estar siempre cerca de ellos.

Su riqueza espiritual, su dedicación y su pasión han quedado grabadas en sus alumnos, que están ahora dispersos por el mundo, explica Cen. Muchos han tenido una carrera profesional exitosa, dedicados, entre otras profesiones, a la diplomacia o a los negocios.

«Según me contó, a fines de los años 30 del siglo pasado, tras la guerra civil en España, se marchó a Francia y después, ante la Segunda Guerra Mundial, viajó a Moscú, creyendo que allí encontraría la paz. No fue así, por lo que huyó de la URSS y llegó a China», detalla a Xinhua Felipe de La Morena, embajador de España en China entre 1978 y 1982.

Varias generaciones de chinos aprendieron español gracias a él y «por eso propuse al Gobierno español que le concediera la ‘Cruz de Alfonso X el Sabio’, condecoración que se concede a quienes han prestado servicios relevantes en el terreno de la cultura española», resalta el diplomático.

En el marco del 45º aniversario de las relaciones diplomáticas entre España y China, estudiantes, colegas y amigos de Pepe lo recuerdan de distintas formas. El director del Observatorio Económico de China, Xulio Ríos, publicará un libro sobre su vida y Jin Guoping, uno de los alumnos de Pepe, lo traducirá al chino.