(SPANISH.CHINA.ORG.CN) - La tasa de suicidio entre los mayores en zonas urbanas de China ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años, a medida que este país asiático se ha visto expuesta al envejecimiento de la población, afirmó un experto durante un seminario celebrado en Beijing.
La tasa de suicidio de personas mayores de edades comprendidas entre los 70 y 74 años residentes en zonas urbanas del país llegó a una media anual de 33,76/100.000 entre 2002 y 2008, un aumento considerable con respecto a la media de 13,39/100.000 registrada en los años 90 del siglo pasado, notificó Jing Jun, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Tsinghua.
Entre otros factores, el incremento de gastos médicos y las dificultades que supone una mudanza constituyen las principales causas de desesperación y estrés para los ancianos, explicó Jing.
La mayor parte de los residentes de edad avanzada que viven en zonas urbanas de China vivieron con anterioridad en los barrios antiguos de ciudad, donde la vida era más tranquila y tenían unos lazos interpersonales más desarrollados. Pero esos barrios fueron derribados cuando China inició su rápida modernización urbana y muchos de sus residentes fueron trasladados a apartamentos en bloques.
«La mudanza puede suponer un suplicio para ellos en muchos sentidos: se trata del traslado a un barrio nuevo, alejado de sus familiares, y que da pie incluso a disputas sobre derechos de propiedad», señaló Jing.
Para más inri, China se enfrenta a la paradoja de la obligación tradicional de los hijos con respecto a los padres y al rápido ritmo de la vida moderna.
«Muchos de los hijos están muy ocupados con sus trabajos y los mayores más tradicionales pueden sentirse particularmente afligidos si sus hijos no les ofrecen el cuidado que necesitan», dijo Tu Keguo, director de la Institución de Estudios Confucianos de la Academia de Ciencias Sociales de Shandong, provincia del este del país.
A pesar de esta terrible realidad, el descenso significativo de la tasa de suicideo de las mujeres en zonas rurales durante los últimos 20 años ha hecho que la tasa de suicidio nacional del país caiga desde los 17,65/100.000 en 1987 a 6,6/100.000 en 2008, cifra inferior al nivel mundial de los 14,5/100.000 en el mismo año, según una investigación realizada por Jing.
La caída de la tasa de suicidio de las mujeres residentes en zonas rurales puede ser atribuida a la emigración masiva de la mujer hacia zonas urbanas, que a su vez las ha desvinculado del rol tradicional de dependencia en el hogar, añadió Jing.
Se estima que tan sólo en 2009, un total de 44 millones de mujeres se desplazaron por motivos de trabajo a las zonas urbanas costeras del país.
Sin embargo, la salud mental de los jóvenes trabajadores también ha sido objeto de debate público este año, tras la alarmante ola de suicidios de empleados emigrantes nacidos después de 1985 en las fábricas del gigante tecnológico taiwanés Foxconn, que fabrica, entre otras cosas, el iPad y el iPhone para Apple, ubicadas en la ciudad cantonesa de Shenzhen.
«Todavía faltan pruebas para afirmar que estos jóvenes sean más propensos al suicidio, pero es cierto que pertenecen a la generación posteror a los años 80, caracterizada por ser más dependiente, vulnerable y poco realista», expresó Yu Xin, profesor del Hospital No.6 de la Universidad de Pekín, tras llevar a cabo un estudio en el que participaron los trabajadores de Foxconn.
Por otro lado, algunos expertos admitieron que el paso en China de una sociedad eminentemente agrícola a una sociedad urbana puede dar origen a ciertos traumas, tanto individuales como sociales, por lo que afirman que tanto los jóvenes emigrantes como el país en general deben estar mentalmente preparados.
«Al contrario que en el caso de accidentes y desastres naturales, China tiene menos experiencia en lo que se refiere a afrontar crisis sociales, como suicidios masivos», destacó Wang Lei, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Pekín.
China todavía necesita una política de prevención de suicidios, manifestó Jing.