Trabajadores migrantes se enfrentan a elección entre hukou urbano y tierras rurales

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BEIJING, 10 mar (Xinhua) -- Hu Xiaoyan, una de las tres primeras personas que representan a los millones de trabajadores migrantes de China en la Asamblea Popular Nacional (APN, máxima legislatura), ha conseguido que transfieran su residencia oficial desde su pueblo natal en Sichuan a la ciudad de Guangdong en la que actualmente trabaja.


Sin embargo, para convertirse en una ciudadana urbana, Hu ha tenido que renunciar a las tierras de cutlivo que poseía en su pueblo natal.

Por esta misma razón, muchos trabajadores migrantes que han tenido la oportunidad de cambiar su certificado de residencia («hukou» en chino mandarín) para convertirse en ciudadanos urbanos se lo están pensando dos veces, porque no quieren renunciar a sus pequeñas extensiones de tierra.

Los diputados de la provincia meridional china de Guangdong a la APN afirmaron durante un panel de discusión celebrado en el marco de la sesión anual de la máxima legislatura que la política de las autoridades de ciudades como Zhongshan de animar a los trabajadores migrantes a asentarse ofreciéndoles certificados de residencia urbana permanente no siempre es acogida con agrado por todos los recién llegados.

Según Li Qihong, alcalde de Zhongshan y diputado de la APN, más de 30.000 trabajadores migrantes de la ciudad cumplen los requisitos para convertirse en ciudadanos urbanos, pero menos de 200 de ellos cambiaron su hukou en 2009.

Los residentes rurales de China han estado migrando a pueblos y ciudades desde finales de la década de 1970, cuando la política de reforma y apertura trajo consigo una reducción de la demanda de mano de obra en el campo.

En la actualidad, los 150 millones trabajadores migrantes que se han desplazado a las ciudades para trabajar como obreros de la construcción temporales y en el sector servicios no disfrutan de los beneficios vinculados al hukou urbano en términos de educación, vivienda y asistencia sanitaria, entre otros.

«Las tierras que llevan nuestro nombre en nuestros pueblos de origen son probablemente un obstáculo», indicó Hu.

«Muchos trabajadores migrantes no están dispuestos a renunciar a sus tierras. Aunque gobiernos locales está mejorando el sistema de seguridad social, muchos creen que si todo lo demás les falla, siempre pueden volver a sus pueblos natales y vivir del campo», explicó la diputada.

Sin embargo, si estos trabajadores migrantes no tienen un hukou urbano, deben pagar cantidades mucho más altas para que sus hijos reciban una educación adecuada y todos los miembros de la familia tengan acceso a las prestaciones sanitarias.

En un momento en el que el gobierno central se muestra decidido a estrechar la brecha de desarrollo entre la población rural y urbana de China, los trabajadores migrantes del país se están viendo forzados a tomar una difícil decisión.

El primer ministro chino, Wen Jiabao, prometió al presentar el informe sobre la labor del gobierno a la sesión anual de la APN que las autoridades centrales promoverán la urbanización y construcción de complejos residenciales rurales e impulsará la reforma del sistema de hukou relajando los requisitos que los trabajadores migrantes deben cumplir para obtener un certificado de residencia en pueblos y ciudades de pequeño y mediano tamaño.

La negativa de los trabajadores migrantes a renunciar a su estatus de residencia rural es comprensible, afirmó Zhai Weidong, secretario del Partido Comunista de China en Chengliu, un pueblo dependiente de la ciudad de Jiyuan (Henan, centro de China) que se ha convertido en una importante fuente de este tipo de mano de obra.

Zhai aseguró a Xinhua que los poseedores de un hukou rural tienen cada vez más beneficios, ya que el gobierno central y las autoridades locales les están concediendo más subsidios y prestaciones.

Jiao Tianyin, residente de la aldea de Huling de Chengliu, aseguró que un agricultor puede recibir un subsidio de 100 yuanes por cada mu de tierra cultivable (alrededor de 0,067 hectáreas) cada año, además de entre 30 y 50 yuanes anuales destinados a la adquisición de maquinaria agrícola. Jiao no sólo puede llegar a obtener hasta 4.000 yuanes en concepto de paga de final de año, sino que también recibe otras ayudas en forma de alimentos como arroz y aceite de cocina.

«Si me convierto en un ciudadano urbano y no encuentro trabajo, no tendré ingresos, pero si tengo tierras, al menos siempre me podré ganar la vida», afirmó el agricultor.

«Nos encontramos ante un dilema, porque los habitantes de las comunidades rurales quieren tener algún tipo de garantía si se quedan sin trabajo en las ciudades», señaló Zhai.

Hu Xingdou, un experto en el sistema de hukou del Instituto Tecnológico de Beijing, opinó que el gobierno debería proporcionar servicios de seguridad social completos a los trabajadores migrantes. Además, las autoridades deberían reforzar la oferta de educación y formación para que este colectivo pueda mejorar sus medios de subsistencia.

El profesor sugirió que los trabajadores migrantes no tendrían que verse forzados a renunciar inmediatamente a sus tierras tras obtener su hukou urbano, pero la diputada Hu Xiaoyan opinó que los trabajadores rurales que se han asentado ya en las ciudades deberían devolver las tierras para mantener la «justa circulación» de los terrenos.

El vicealcalde de Jiyuan, Kong Xiangzhi, dijo que las oportunidades laborales son uno de los asuntos más importantes que las autoridades deberían tener en cuenta si continúan promoviendo el proceso de urbanización.