La participación de Vincent Siew, presidente de la Fundación por el Mercado Común a través del Estrecho de Taiwán y futuro vicepresidente de la República de China, en la conferencia anual del Foro de Boao para Asia, celebrada el pasado fin de semana en la isla de Hainan, no es novedosa.
En realidad, ha participado en estos encuentros desde 2003 (se iniciaron en 2001). La relevancia de este año viene determinada por dos factores. En primer lugar, por el cambio político generado en Taiwán a raíz de las elecciones legislativas y presidenciales celebradas en enero y marzo últimos, en virtud de los cuales, a partir del próximo 20 de mayo, Siew se convertirá en vicepresidente. En segundo lugar, el encuentro personal con Hu Jintao, presidente de la República Popular China, que abre la posibilidad de una normalización de las relaciones institucionales que complete las partidarias, existentes desde 2005, entre el PCCh y el KMT.
La reunión entre Hu y Siew viene precedida de rumores acerca de la posibilidad de que China anuncie, antes del 20 de mayo, una disminución a la mitad del número de misiles que apuntan a la isla, un gesto que en Taipei se estima insuficiente, pero que sería un primer paso en la buena dirección, encarando un inevitable diálogo sobre las cuestiones de seguridad en las que radica buena parte de las mutuas reservas. No obstante, por el momento, los mayores avances podrían darse en los intercambios económicos y comerciales y en el fomento de la cooperación en general, que han sido los asuntos clave de la reunión (turismo, protección de los derechos e intereses de los taiwaneses implantados en el continente, reanudación de las negociaciones bilaterales).
En el encuentro, el de más alto nivel celebrado en los últimos 50 años, pudo abordarse también el impulso a un diálogo sustancial entre los dos gobiernos, abriendo un nuevo capitulo de dificil reversibilidad en las relaciones bilaterales. Un nuevo estilo parece tomar cuerpo en las relaciones bilaterales, dando a entender que muchas cosas han madurado en los últimos tres años, a despecho de la política del PDP, contando con un soporte importante de medios político-empresariales de ambos lados del Estrecho. Sus contenidos principales: mayor intercambio económico, liberalización de los intercambios y tratado de paz. Para el KMT ese es el mejor camino para lograr a medio plazo una transformación del régimen continental que haga posible la unificación sin necesidad de hablar de la pervivencia de dos sistemas.
Las expectativas exteriores también han aumentado. La Cámara de Comercio Europea en Taipei, por ejemplo, se ha mostrado dispuesta a reconsiderar el valor estratégico de Taiwán en los intercambios económicos regionales si el futuro presidente de la República, Ma Ying-jeou, liberaliza los intercambios, hoy sometidos a profundas restricciones, incluyendo los lazos directos.
Estados Unidos, por su parte, ha reaccionado positivamente al encuentro Hu-Siew, aunque el temor a que el actual entendimiento desemboque en una reducción sustancial de su capacidad de influencia en el contencioso, plantea algunas reservas estratégicas importantes. Es poco creíble que, de forma explícita o implícita, el vértice del triángulo no forme parte de las conversaciones bilaterales, aunque ambos serán especialmente cuidadosos a la hora de abordar dicho asunto dado su carácter vital para Taipei hoy día pero sin olvidar que también para Beijing constituye una relación de importancia capital.