El próximo día 11 de junio se reanuda en Beijing el diálogo bilateral entre China y Taiwán. El acuerdo para la reanudación de las conversaciones, suspendidas desde hace casi una década, fue logrado en el encuentro celebrado a finales de mayo entre el presidente del KMT (Kuomintang), Wu Poh-hsiung, y el secretario general del PCCh (Partido Comunista de China), Hu Jintao.
Ambas partes, que han establecido en 2005 las bases de la llamada “tercera cooperación”, se disponen a propiciar un salto cualitativo entre los dos lados del Estrecho, afrontando con renovado espíritu de cooperación los delicados asuntos que les han enfrentado desde 1949, cuando llegó a su fin la guerra civil con la proclamación de la República Popular China. El nuevo horizonte, que podríamos calificar justamente de paz civil, entre los contendientes de aquel dramático conflicto aparece ahora presidido por una compartida voluntad de estimular la cooperación económica y comercial como trampolín indispensable para lograr hipotéticos acuerdos de mayor alcance.
Conscientes de la oportunidad histórica que representa el hecho de que ambas formaciones políticas (KMT y PCCh) se encuentren en el poder en sus respectivos territorios, para mejorar las relaciones bilaterales, gestos de uno y de otro lado han procurado recrear una atmosfera de la que bien pueden desprenderse pronto anuncios importantes, tanto en lo que se refiere a la fluidez de las comunicaciones a través del Estrecho, en materia de turismo, de mayores garantías para los empresarios e inversores isleños, pero igualmente también en el ámbito de la seguridad y de habilitación de un espacio internacional para Taiwán que no sea desafiante para Beijing y que, al tiempo, le procure una cierta dignidad a Taipei.
Las buenas palabras y mejores deseos expresados requerirán de esfuerzos importantes de ambas partes para apaciguar las tensiones sin dar lugar a otras. En Taiwán, la oposición del PDP (Partido Democrático Progresista) se ha mostrado dispuesta a “vigilar” los pasos del KMT. Mientras, el ex presidente Lee Teng-hui, ha reclamado prudencia.
El alejamiento del espectro independentista y la afirmación del statu quo que reivindica el presidente Ma Ying-jeou como eje de su mandato, abre importantes oportunidades para los principales grupos empresariales de la isla, con posibilidad de establecer alianzas estratégicas de alcance global. Al dirigirse al Yuan legislativo el pasado 30 de mayo, el primer ministro Liu Chao-shiuan anunció flexibilidad para construir una relación “mutuamente benéfica” con el continente, aspecto que encabeza la agenda de su gobierno. Está por ver como se equilibra el tándem Lai Shin-yuan, presidenta del CACC (Consejo para los Asuntos de China continental) y Chiang Ping-kun, presidente de la SEF (Fundación para los Intercambios del Estrecho), la primera con antecedentes filoindependentistas, y el segundo más pro-continental, lo cual podría ser fuente de tensiones.
El nuevo clima bilateral, que hace suponer mayores entendimientos de los anunciados públicamente, implica también un aviso para navegantes. Ese acercamiento podría poner coto e iniciar incluso una orientación a la baja de la tensa pugna que ha enfrentado a ambos por ampliar la nómina de los respectivos aliados diplomáticos. Una opción que tanto interesa en Taipei como en Beijing.