Diversos encuentros celebrados en el continente en las últimas semanas ofrecen pistas sobre lo que podríamos calificar de “ajustes” en la política continental hacia Taiwan.  A la conocida y abierta condena del gobierno de Tsai Ing-wen se suma ahora la reactivación del Consejo Chino para la Promoción de la Reunificación Nacional Pacífica, que multiplica sus reuniones con líderes y colectivos de la isla para encarar la contingencia que supone el acceso al poder en Taipei del PDP. Por otra parte,  multiplica las iniciativas en relación al KMT, a quien parece atribuir un papel de mayor relevancia si cabe en la gestión de los intercambios, retrotrayéndonos a un escenario similar al del período 2005-2008. Tanto en Yunnan como en Xiamen pareció plasmarse la idea de que será el Departamento de Asuntos de China Continental del propio KMT quien protagonizará esta nueva etapa, en detrimento de la SEF y otras instancias de mayor rango oficial de Taiwan. Este nuevo planteamiento podría suscribirse en el encuentro que PCCh y KMT celebrarían pasado el verano. Entonces, Hung Hsiu-chu podría reunirse con Xi Jinping. La plataforma PCCh-KMT se afianzaría como una vía alternativa para gestionar los intercambios a través del Estrecho.

Este planteamiento se reforzaría por el disgusto chino con iniciativas recientes de algunos partidos que apuestan por enmiendas constitucionales que desafiarían el principio de Una sola China o por limitar las inversiones en empresas estratégicas de la isla.

Por el momento,  no se ha establecido contacto alguno entre el taiwanés Consejo para los Asuntos de China continental y la Oficina de Asuntos de Taiwan del Consejo de Estado. Y algunos datos como la cancelación de la actuación de un coro infantil en el continente (supuestamente por haber participado en la ceremonia de toma de posesión de Tsai Ing-wen) y decisiones de similar signo abundarían en el inicio de represalias poco contemporizadoras con la calma que pretende transmitir la presidencia taiwanesa.

 Mientras, en el PDP se abre camino una propuesta que será discutida el próximo mes en un congreso nacional para enmendar el programa del partido con la sustitución de la invocación de la independencia por el compromiso con el mantenimiento del statu quo. La propuesta, que  sigue la estela de las ya planteadas en 1999 y 2007, mantiene que cualquier cambio de estado debe ser decidido por el pueblo taiwanés, pero reclama la convergencia del discurso del partido y el de la Oficina Presidencial.

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