Harris o Trump: ¿cuál es la preferencia de Taiwán? Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China

In Análisis, Taiwán by Xulio Ríos

Es pública y notoria la importancia que tienen las elecciones estadounidenses en la política taiwanesa y ello justifica que se realice un estrecho seguimiento en la isla para calibrar el desarrollo de los acontecimientos y sus implicaciones.

Entre las principales fuerzas políticas, en el PDP predomina la idea de que cualquiera que sea el resultado de noviembre, la política de EEUU hacia Taiwán no sufrirá cambios significativos debido al apoyo bipartidista y a la posición estratégica de la isla en la región. Para el KMT, lo más importante es que permitan una rebaja de la tensión en el Estrecho y que no deteriore la comunicación Washington-Beijing que tanto ha costado reconstruir. Este enfoque enfatiza la estabilidad, un punto de vista que también comparte el PPT. Y los tres partidos taiwaneses estarán atentos a cómo los temas de defensa y comercio se desarrollan en la campaña electoral.

Complementariamente, tal como recordó en Taipéi la ex embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley,  si hay algo en lo que están de acuerdo tanto el Partido Republicano como el Demócrata es en el diagnóstico de China. La enviada principal de Estados Unidos ante la ONU desde enero de 2017 a diciembre de 2018 bajo el mandato del ex presidente Donald Trump, apuntó que existe un fuerte consenso en Washington de que China representa tanto un desafío económico como una amenaza para la seguridad. Esta percepción revierte directamente en el apoyo a Taiwán.

Kamala Harris y los demócratas

En la reciente Convención Nacional del Partido Demócrata se aprobó una plataforma política que por primera vez menciona un «compromiso firme para mantener la paz y estabilidad en el estrecho de Taiwán» y las «Seis Garantías» propuestas por el ex presidente Ronald Reagan en 1982, que incluyen certezas como la continuidad en la venta de armas a Taiwán sin consultar a China continental y la negativa a mediar entre Taipéi y Beijing.

La plataforma del Partido Demócrata reafirma su política basada en el Acta de Relaciones con Taiwán (1979), subrayando el compromiso de mantener la paz en el estrecho de Taiwán sobre la base de que ninguna parte altere unilateralmente el statu quo. Las autoridades taiwanesas resaltaron este gesto sin precedentes de apoyo firme. Cabe apuntar, no obstante, que el Partido Demócrata también reafirmó su política de “Una sola China”.

Pese a esta novedad, es  poco probable que Kamala Harris se desvíe de la política sobre Taiwán del presidente estadounidense Joe Biden, dando importancia a ajustar los lazos con los aliados y a la creación de potentes redes regionales al tiempo que postula el mantenimiento de las líneas de comunicación abiertas con el continente para gestionar de manera responsable la competencia entre ambos países.

Aunque Harris aún no ha visitado China como vicepresidenta, se ha reunido con el presidente Xi y el primer ministro Li Qiang varias veces en entornos multilaterales. En noviembre de 2022, mantuvo una breve conversación con Xi en la cumbre de la APEC en Tailandia. En septiembre de 2023, mantuvo una breve reunión con el primer ministro chino Li al margen de la cumbre de la ASEAN en Yakarta, Indonesia. Después de la reunión, Harris dijo a los medios estadounidenses que la gestión de las relaciones entre Estados Unidos y China no se trata de desvincularse, sino de «reducir los riesgos».

La política de Kamala Harris hacia China dependerá en gran medida de nombramientos clave como el de secretario de Estado, secretario de Defensa y asesor de seguridad nacional. El actual asesor de seguridad nacional de Harris es Phil Gordon, quien se espera que sea un asesor clave si ella se convierte en presidenta. Gordon se desempeñó anteriormente como asesor para Oriente Medio del expresidente demócrata Barack Obama y es un firme partidario de la OTAN. Se espera que Harris fortalezca las relaciones con la OTAN y los aliados y socios estadounidenses del Indopacífico.

Donald Trump y los republicanos

La visión de Trump es algo diferente. En dos sentidos principales. Primero, el enfoque transaccional, que apunta a la consecución de resultados plausibles, especialmente en el área comercial y militar donde pretendería sacar ventaja de su apoyo a Taiwán. Cabe dentro de lo posible que presione a Taiwán para que aumente significativamente su gasto de defensa pero también que exija contrapartidas comerciales y económicas.

Trump, que en su mandato elevó el nivel de apoyo a Taiwán rompiendo con lustros de inercia, ha hecho recientemente comentarios negativos sobre la isla, como que debería pagar su defensa o que Taipéi ha” robado” el negocio de semiconductores de EEUU. Por eso han aumentado las especulaciones a propósito de una menor simpatía en la actualidad, que contrastaría con otros comentarios sobre China bastante conciliadores. El 12 de agosto, al ser entrevistado por Elon Musk en su red X, mencionó a China varias veces, pero no la criticó  e incluso dijo que quería ser amistoso con el presidente Xi Jinping. Tampoco mencionó a Taiwán, un silencio probablemente deliberado.

En una entrevista con Bloomberg Businessweek en julio, a Trump le preguntaron si defendería a Taiwán si China lo invadiera, y su comentario fue que “ellos se llevaron aproximadamente el 100% de nuestro negocio de chips” y “Taiwán no nos da nada”. Agregó: “Taiwán está a 9.500 millas de distancia [de los EEUU]. Está a 68 millas de China”. Esto contrasta marcadamente con la postura del actual presidente Joe Biden, quien declaró seis veces durante su mandato que Estados Unidos intervendría si el Ejército Popular de Libreación atacaba a Taiwán.

Por último, es importante la diferente visión de la relación con los aliados quienes, en la perspectiva  de Trump, se aprovecharían del poder de EEUU en lugar de sumar para reforzarlo. Este enfoque primaría el papel de Taiwán en su relación de competencia entre EEUU y China y unas hipotéticas concesiones de esta podrían afectar negativamente a Taiwán.

Conclusión

Independientemente de qué partido gane, en Estados Unidos está claro que se debe apoyar a Taiwán para alejar la isla del continente y evitar la reunificación.

Este posicionamiento es inseparable del reforzamiento de la presión sobre China. Gane Trump o Harris, aunque haya matices, no cambiará en modo alguno el fondo del asunto: frenar a China es un imperativo insoslayable para mantener la hegemonía estadounidense, que es el principal objetivo de su interés nacional.