El encuentro que se desarrollará a partir del 11 de febrero entre Wang Yu-chi, ministro de asuntos de China continental, y su homólogo Zhang Zhijun, ha venido despertando tantas expectativas como temores.
El encuentro que se desarrollará a partir del 11 de febrero entre Wang Yu-chi, ministro de asuntos de China continental, y su homólogo Zhang Zhijun, ha venido despertando tantas expectativas como temores.
Wang visitará el Mausoleo de Sun Yat-sen y pronunciará un discurso en la Universidad de Nanjing. En Shanghai tiene previsto visitar una guardería de hijos de expatriados taiwaneses y participar en un seminario con académicos especializados en asuntos de Taiwan.
La visita es importante. Se trata del encuentro de más alto nivel entre funcionarios de ambas partes desde 1949 y marca el inicio de los encuentros regulares entre los jefes de asuntos a través del Estrecho de las dos partes. Ambos se reunieron brevemente en Bali, Indonesia, acompañando la reunión entre Xi Jinping y Vincent Siew. Entonces, Xi señaló que “estas cuestiones no deberían ir pasando de generación en generación”, mostrando un vivo interés por abordar, de una vez por todas, los asuntos cruciales de la relación bilateral. En las semanas previas, Zhang ha enfatizado que habrá más oportunidades para el desarrollo común con la profundización de las reformas en el continente.
Si bien en su breve encuentro en el marco de la APEC ambos se saludaron llamándose por sus títulos oficiales, se ignora por el momento si este protocolo se mantendrá, aunque es lo más probable, señalando un precedente que puede ser de gran valor para el tratamiento de cuestiones similares en el futuro y que a pesar de su condición formal constituyen obstáculos desmesurados en el contexto de su peculiar situación. Las especulaciones en torno a la existencia o no de instrucciones concretas para tratar cuestiones políticas sensibles han sido zanjadas por parte de Wang al señalar que el encuentro debe servir básicamente para regularizar la comunicación y las interacciones entre ambas partes. Dicha comunicación se verá complementada con la llevada a cabo por funcionarios veteranos encargados de los asuntos relacionados con los dos lados del Estrecho quienes también realizarán intercambios de visitas de manera regular.
Los temas sensibles no están en la agenda. Ni el principio de una sola China, ni el acuerdo de paz ni las medidas para el fomento de la confianza militar serán abordados. El PDP recordó que cualquiera de estos asuntos exigiría una consulta expresa a la ciudadanía y exigió a Wang que planteara el respeto a los derechos humanos y la renegociación del acuerdo de comercio de servicios a través del Estrecho. También que antes de emprender su viaje reafirmara la condición de Taiwan como un país independiente, exigiendo la máxima transparencia ante el Yuan legislativo.
En consecuencia, la agenda será modesta, aunque no por ello intrascendente. Se esperan avances sustanciales en la cuestión del intercambio de oficinas de representación, en el establecimiento de un mecanismo formal de comunicación entre ambas partes y un intercambio de impresiones a propósito de la integración económica regional y, quizás, sobre un probable encuentro Xi-Ma en otoño.
Una encuesta dada a conocer a finales de enero, revelaba que más del 60% de los taiwaneses apoyaban la realización de este diálogo.