El director de la Oficina de Asuntos de Taiwan del Consejo de Estado, Zhang Zhijun, realizó una visita histórica a la isla entre los días 25 y 28 de junio. En la víspera de su llegada, el PDP instaba al gobierno a “deportarlo” si en sus intervenciones aludía al marco de “una sola China” o a que el futuro de Taiwan debía ser decidido por “todo el pueblo chino”. Además, el PDP nuevamente advertía al ministro del Consejo para los Asuntos de China continental, Wang Yu-chi, que no participara en conversaciones políticas, reiterara que el futuro de Taiwan debía ser decidido por los habitantes de la isla y que informara en detalle al Yuan legislativo de todos los aspectos relacionados con la visita.
El director de la Oficina de Asuntos de Taiwan del Consejo de Estado, Zhang Zhijun, realizó una visita histórica a la isla entre los días 25 y 28 de junio. En la víspera de su llegada, el PDP instaba al gobierno a “deportarlo” si en sus intervenciones aludía al marco de “una sola China” o a que el futuro de Taiwan debía ser decidido por “todo el pueblo chino”. Además, el PDP nuevamente advertía al ministro del Consejo para los Asuntos de China continental, Wang Yu-chi, que no participara en conversaciones políticas, reiterara que el futuro de Taiwan debía ser decidido por los habitantes de la isla y que informara en detalle al Yuan legislativo de todos los aspectos relacionados con la visita.
Tras el encuentro celebrado en Nanjing en febrero último, este es el segundo entre ambas partes, los máximos responsables directos de las relaciones a través del Estrecho, y el primero que se celebra en Taiwan.
Calificado por la oposición de “viaje de inspección”, el periplo de Zhang Zhijun en la isla contempló visitas a la Nueva Ciudad de Taipei, Gran Kaohsiung y Taichung y los dos condados de Taoyuan y Changhua. En su agenda temática se incluyeron asuntos como el intercambio de oficinas de representación, el desarrollo integral de las relaciones y en especial los lazos económicos y comerciales o la participación de Taiwan en las organizaciones internacionales o regionales, incluyendo la posibilidad de una cumbre Xi-Ma en la reunión de la APEC en otoño. En su agenda de contactos se incluyeron autoridades locales, académicos, estudiantes, responsables de asociaciones, grupos religiosos, cónyuges de la parte continental, representantes de pymes, etc. La omisión de la capital de la isla se interpretó como un intento de evitar la controversia política, aunque ello no fue obstáculo para que los detractores se manifestaran en varias ocasiones contra la visita. Algunas fuentes indicaron que su viaje fue realizado con cierto retraso con respecto a la fecha inicialmente prevista dado el temor del KMT a incidentes graves en el apogeo del Movimiento Girasol.
El objetivo principal del viaje de Zhang Zhijun tras el giro experimentado en el clima bilateral desde su encuentro de febrero (con la irrupción del citado movimiento y la práctica paralización de las negociaciones entre ambas partes en dosieres significativos) consiste en tomar el pulso a la sociedad taiwanesa, es decir, entender la brusca eclosión del descontento que se visibilizó en marzo con la toma del Yuan legislativo por parte de los estudiantes. Para quitar hierro a las diferencias, sus primeras palabras en la isla fueron pronunciadas en hokkien, el dialecto de Fujian y la lengua más hablada en Taiwan. A Beijing le preocupa ajustar su enfoque para disipar la incertidumbre que ahora planea sobre la trayectoria de las relaciones a través del Estrecho.
Zhou Zhihuai, director del Instituto de Estudios de Taiwan de la Academia China de Ciencias Sociales, señaló en un discurso en Beijing que China está adoptando una nueva estrategia en las relaciones a través del Estrecho, que busca ser «más cercana ala gente«. En otras palabras, China está reforzando su enfoque de arriba hacia abajo en un intento de construir relaciones a través del Estrecho a nivel de base.
Entre los acuerdos que han transcendido cabe citar que se permitirá a funcionarios de ambos lados realizar visitas humanitarias a los detenidos de un lado por el otro. Sin embargo, aún no se ha fijado un calendario concreto para el establecimiento de las oficinas representativas. También se debe destacar la posibilidad de que los pasajeros continentales puedan utilizar Taipei como lugar de tránsito en sus viajes a/de países terceros, medida que reforzaría el desarrollo del proyecto Aerotropolis en el aeropuerto internacional de Taoyuan.
Zhang fue recibido con algunas protestas limitadas en Taipei, pero cuando llegó al sur de Taiwan, casi la totalidad de su viaje se vio afectado por los manifestantes. Cientos de críticos le esperaban a su llegada a la estación de tren en la ciudad de Kaohsiung. Algunos de los manifestantes incluso arrojaron pintura y objetos en el auto de Zhang, según el Taipei Times. También hubo contra-protestas por un grupo de partidarios pro-China. La decisión de Zhang de incluir un bastión pro-PDP en su itinerario evidenció el interés continental en abrir paso a la gestión de una cartera de relaciones con los dos principales partidos políticos taiwaneses y no solo limitarse en exclusiva a las formaciones del bando azul.
Zhang reclamó alentar la confianza, los intercambios y la base política entre ambas partes, asegurando que Beijing respeta el «sistema social y estilo de vida» que Taiwan ha «elegido», así como «los valores y las ideas» que los taiwaneses han abrazado, pero no llegó a decir si también respeta el derecho de los taiwaneses para tomar sus decisiones sobre el futuro.
En suma, el diálogo directo asienta los mecanismos de comunicación regulares entre ambas partes, pero sin duda debe complementarse con la maximización del apoyo de la sociedad taiwanesa. Ese fue el anhelo que dejó translucir Zhang Zhijun en esta visita.
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