La gira americana de Ma Ying-jeou

In Análisis, Taiwán by PSTBS12378sxedeOPCH

Ma Ying-jeou abordó su primera gira por tierras americanas (del 11 al 22 de agosto) como una reivindicación del alcance y valor de la flexibilidad de su diplomacia, en claro contraste con el convulso y decepcionante periodo de su antecesor, Chen Shuibian, aun en la cárcel y readmitido recientemente en las filas del Minjindang o PDP (Partido Democrático Progresista). Con escalas en New York y Los Ángeles, el presidente taiwanés asistió a la toma de posesión del nuevo presidente paraguayo (Horacio Cartes), visitando también otros cuatro países del Caribe (Haití, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y San Cristóbal y Nieves).

 

El natural desarrollo de este viaje contrasta con episodios similares del pasado cuando la relación con China continental estaba bien lejos de la actual “tregua diplomática”. Ni una sola línea ha dedicado Beijing a comentar la iniciativa, encarándola como expresión de la más absoluta normalidad. Esta pacificación, dice Ma, preserva el statu quo, facilita el reforzamiento de las relaciones con los aliados y permite avances sustanciales en las relaciones con terceros países como revela el alto volumen logrado de exención de visas (133 países a día de hoy) y la posibilidad de suscribir acuerdos económicos de mayor enjundia. Durante este periplo, Ma ha sumado declaraciones de apoyo a su estrategia de inserción internacional sin contrariar al continente.

 

Alejada ya de competiciones estériles (aunque con la espada de Damocles pendiente de las consecuencias de un empeoramiento de las relaciones a través del Estrecho), además de aprovechar para reforzar los vínculos bilaterales, Ma ha reivindicado igualmente el compromiso ético de Taiwán con la ayuda externa, especialmente en el ámbito humanitario y en las zonas particularmente expuestas a las catástrofes naturales, un ámbito en el que Taipei muestra una creciente especialización y que sugiere una importancia añadida a la “diplomacia de desastres” como eje clave de su proyección internacional.

 

Paraguay es el único aliado diplomático de Taiwán en América del Sur. La propuesta de creación de un comité de ayuda mutua tiene por objeto estimular la cooperación bilateral, especialmente en campos como las infraestructuras viarias o los recursos hidráulicos, dotándola de una mayor consistencia.

 

La breve visita a Haití, apenas seis horas, revistió un alto valor simbólico pues fue la primera visita de un presidente taiwanés en 57 años de relaciones diplomáticas. Taipei, cuyo contingente de búsqueda y rescate fue el primero en llegar a Puerto Príncipe tras el terremoto de 2010, está comprometido con la asistencia y el desarrollo turístico y de infraestructuras básicas.

 

En los demás países de la gira, el mensaje combinó la importancia de la ayuda al desarrollo (en otro tiempo exponente de la llamada diplomacia de chequera) que debe ser complementada con otras iniciativas que atraigan a los empresarios privados taiwaneses, incrementando y diversificando la cooperación económica. En San Cristóbal y Nieves (el cuarto país más endeudado del mundo con el 144% de su PIB tras Japón, Zimbabwe y Grecia)), firmó un primer tratado de extradición.

 

En EEUU, Ma revalidó el valor del compromiso bilateral y certificó el buen estado del lobby taiwanés, firme defensor de la vigencia de la alianza bilateral. El 1 de agosto, el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso aprobó el “Acta de Políticas hacia Taiwán 2013”, cuyo propósito consiste en reforzar los vínculos a todos los niveles, ya sean bilaterales o multilaterales. La relación entre EEUU y Taiwán ha mejorado tras la eliminación del veto a la importación de carne con ractopamina en marzo de 2012, motivo de gran controversia en la isla. Taipei, por otra parte, se ha apresurado a aclarar que Washington continuará con sus ventas de armamento tras la paralela visita a EEUU del ministro de defensa chino, Chang Wanquan. Pareciera que el propósito de una mayor cooperación militar entre China y EEUU tampoco supone ya una amenaza para Taiwán. Dicho sea, claro está, por el momento.